Marisa Herrera es doctora en Derecho, Investigadora Independiente del CONICET y una reconocida especialista en Derecho de Familia. Hace un año estuvo en La Rioja presentando su libro Reforma Judicial Feminista, las Bases para Repensar un Diseño de la Justicia en Clave de Género, y este año tuvo a su cargo la primera jornada de un ciclo de capacitación sobre derecho en familia, organizado por la Escuela Judicial Joaquín Víctor González de la Función Judicial de La Rioja.
En diálogo con La Rioja/12 Marisa contó sobre el encuentro: “Arrancamos con temas que tienen que ver con la base constitucional convencional, como el corazón de la mirada, que en definitiva era del Código Civil y Comercial en el que hay como un diálogo y un linkeo de lo procesal con el derecho de fondo. Yo siempre digo que fondo y forma van de la mano, yo puedo tener un derecho de fondo como el derecho alimentario, pero si tardo cuatro años en un proceso de alimentos claramente te termina violando el fondo, entonces hay una sinergia y un diálogo. Así como hay un derecho constitucional con el Código Civil, bueno, también lo hay con el Código Procesal”.
Explicó que “tenemos ocho años de vigencia, por lo cual es un tiempo más que prudencial también para poder hacer una análisis más crítico de la jurisprudencia. Como la misma jurisprudencia también fue cambiando. Y en este primer hecho lo que yo quise hacer es recuperar los principios y también hice crítica a algunos principios que tiene el Código Procesal de La Rioja, como por ejemplo hablar de la autoridad del juez, cuando en realidad es la responsabilidad. De hecho, cuando nosotros cambiamos esto de que el lenguaje es neutro, cuando en el Código Civil sacamos patria potestad de responsabilidad parental, que eso mismo que uno habla en la jerga también está en los códigos y en definitiva seguir hablando de la autoridad de los jueces, siguen colocándose los jueces en un lugar superior al resto y yo creo que ahí hay una construcción para mí errada del Código Procesal en los principios”. Para la especialista “la tutela judicial efectiva debería estar antes que la autoridad judicial”.
Por otro lado hizo énfasis en que “dimensionar que las cuestiones de género, la perspectiva de género no es una moda, si no tiene que ver con un compromiso de responsabilidad internacional. Si vos no cumplís con una mirada igualitaria en clave de género podés llevar a tu propio país a ser responsable internacionalmente por no tener esa mirada constitucionalizada. Hoy traje el caso Olga Díaz del Comité de la CEDAW, traje el caso Manuela de la Corte Interamericana en materia de violencia obstétrica, justamente donde dicen que no tener perspectiva de género es una violación a la garantía de imparcialidad”.
La especialista recalcó la importancia de “asimilar eso como algo estructural, es una plataforma jurídica obligada. Como en el Código de Derechos Humanos, no se negocia, está en el Código y está. Hay que desterrar la idea de que es una perspectiva que juega con otras, si vos ratificás como Estado un instrumento internacional es para cumplirlo, punto. Y se cumple el instrumento con la interpretación dinámica que van haciendo los comités o los organismos de interpretación. Por lo cual vos hoy, para ser una buena operadora del derecho, en el campo nuestro, en el campo del derecho civil, de derechos de familia, de infancia, de género, tenés que tener esta mirada renovada constantemente”.
En este sentido, recordó: “La Rioja es de las últimas provincias que no tenía fueros de familia y en contra de un código civil que te habla de la especialidad”, señaló y agregó que “no tener un código procesal acorde con los principios de Derechos Humanos ya era una deuda de la democracia que cada vez era mucho más urgente. Entonces yo creo que tener un código de familia era para La Rioja fundamental. Ahora, un paso, el tema es con quiénes y cómo. Para eso el recurso humano es tan importante. La selección de magistrados y magistradas es central. Y más en sistemas cuasi vitalicios donde no rinden cuentas. Es más todavía la exigencia de quienes van a seleccionar a magistrados y magistradas”.
Herrera destacó la evolución en la materia del derecho de familia, “nuestra capacitación era basada en una familia en singular, era protegiendo una forma determinada de familia, la heterosexual, la que tiene una mirada donde el divorcio era visto como algo negativo, toda esa réplica de conceptos cerrados de familia, gracias a un montón de leyes pudimos evolucionar a un código pionero. ¿Pero por qué? Porque ya hay un montón de otras luchas que se fueron dando. La ley de violencia de género, la ley de trata, incorporar una figura del femicidio en el código penal, la ley de aborto, incluso la ley de protección integral de los derechos de las niñas, niños y adolescentes. ¿Quién defiende los derechos de los chicos? Los adultos en general ven desde su mirada. Ahí está el tema de la figura del abogado del niño, pero ahora, si vos me ponés como abogado del niño al abogado del padre, estoy desfigurando esa figura, la idea es que sean figuras que democraticen en serio, porque si no te vas a apagar un incendio con dinamita. Esto a veces nos pasaba, ¿no? vos veías que el abogado del niño era el abogado que había sido el abogado del padre o era pagado por el padre. No, no, no, no. Que realmente es una figura que puede responder, que escucha a los pibes, que pueda realmente dimensionar lo que ellos sienten, lo que ellos piensan y eso acompañar y que eso sea también traducido en el proceso”, observó.
“En esta primera charla traté de dar un pantallazo general, pero con cimientos que interpelan para adentro y para afuera, con cimientos que a lo mejor no todos están preparados para poder leerlo, pero bueno, bienvenida sea también la incomodidad”, concluyó Herrera sobre su jornada presencial en la apertura de este curso que pretende actualizar los conocimientos que los operadores judiciales tienen en materia de derecho de familia en la provincia.
Sobre el sistema judicial
Para Marisa Herrera “de los tres poderes del Estado, lejos, el Poder Judicial de su estructura es el más rígido, el más arcaico, el menos dinámico porque su estructura es una que no se somete a la votación del pueblo, a la interpelación del pueblo, siempre ha sido absolutamente verticalista, absolutamente patriarcal y absolutamente endogámico”. Herrea hace foco en la necesidad de buscar métodos para democratizarlo y sostiene que “esta cosa de no creer que vayas al Poder Judicial y te puedan realmente resguardar es para preocuparse, hay una interpelación fuerte hacia el poder judicial y me parece que los códigos procesales, como en este caso el de familia de acá, es una buena oportunidad para animarse a mirarse en un espejo, que seguramente no les va a gustar mirarse, pero no hay peor cosa que no vernos, no?”
La especialista remarcó la importancia de la interseccionalidad para comprender las particularidades que atraviesan las vidas de las personas sobre las cuales el sistema judicial debe decidir: “si no lo podés ver, estás resolviendo de manera sesgada porque no llegas a dimensionar toda la complejidad de las vulnerabilidades que hay en la situación a resolver”.
Por otro lado adhirió a los planteos realizados sobre reducir los mandatos de los jueces en la reforma parcial de la constitución que hoy atraviesa la provincia: “Los límites de los tiempos es más proclive a una democracia, no a una monarquía, no renovar los mandatos le hace mal a la propia institución”.
Herrera explicó que el propio cargo de los jueces tal cual existe en la actualidad los aleja de la realidad de la gente: “Hay mucho escritorio, mucho doctoreo, mucho vuestra excelencia, y me parece que la gente necesita una justicia que se anime a mirarlos a la cara”.