“Tenemos un romanticismo galáctico”, grafica José María Martínez, guitarrista y cantante de Los Tabaleros, para sintetizar el espíritu musical del grupo. El combo porteño de folklore con corazón punk acaba de publicar su quinto disco de estudio, Caramelos de felicidad (2023), un trabajo que conjuga “dulzura, picardía y pasión”. “Nosotros pensamos que es nuestro mejor disco, fue concebido con esa búsqueda y estamos muy contentos. Lo es por el contenido, por las canciones y porque también hay una evolución creativa y musical en nuestros integrantes”, sostiene Martínez sobre el disco, que contó con la co-producción de Álvaro Villagra. La presentación será el sábado 26 de agosto a las 19 en Complejo Art Media (Corrientes 6271).
Si bien el disco está integrado en su mayoría por canciones propias, Los Tabaleros incluyeron dos versiones: una de "Eterno amor", de Los Manseros Santiagueños; y otra de “Porque yo te amo”, de Sandro. Pero la canción del Gitano merece un párrafo aparte. “La canción está hecha con el track original de la voz de Sandro. Después de unas idas y vueltas, y gracias a la buena onda de Olga (Garaventa, viuda del músico) y la aprobación de Sony, pudimos conseguir el track de la canción”, cuenta el músico sobre la versión en clave cumbiera que realizaron a partir de la voz del mismísimo Sandro. “Sandro es esa clase de personajes que si sos argentino no puede no llegarte, por una cuestión o por la otra. Fue nuestro Elvis y un revolucionario en el escenario también. Y lo admiramos por haber entregado canciones súper poderosas y cantadas de manera muy visceral, con toda esa argentinidad y esa mística de gitano”, resalta.
-¿Y a ustedes les interesa captar esa cuestión pasional y visceral argentina?
-Tratamos de dar shows cada vez más enérgicos y transpirados. Nos gusta la intensidad en todos los aspectos. Nos seduce la explosión en vivo, el entretenimiento y la diversión. Y nos defendemos con nuestras canciones: creemos en ellas como si fuesen dioses.
-En "La manzana del amor" invitan a participar a los músicos de 2 Minutos, ¿Ese gesto confirma el diálogo directo que tienen con el punk y con el rock?
-Nosotros tenemos un diálogo mucho más fluido con el rock que con el folklore, porque es un mundo muchísimo más amable y solidario. Y con muchísimas menos barreras. El rock es un poco más cariñoso con nosotros o quizás caímos mejor. De alguna manera nosotros venimos de ahí, sobre todo del punk. Yo del punk me fui al folklore, porque el folklore durante los noventa nos parecía mucho más punk. A la música folklórica no la escuchaba nadie. El folklore tenía esa cuestión visceral y te permitía escribir canciones fácilmente, como pasa con el punk. Si ves recitales de Horacio Guarany o del Chaqueño Palavecino te das cuenta de que son rockeros. El punk nos abrió la cabeza en el sentido de que era importante encontrar un canal de expresión y que no era necesario que fueras un músico de estudio para salir adelante.
-Decías que el rock era más amable y solidario con una propuesta como la de ustedes, ¿Por qué sentís que eso no les pasa con el mundo del folklore?
-Me lo pregunto todos los días. Yo sigo siendo un oyente fiel de radios folklóricas y festivales, pese a que ahora nos empezaron a invitar mucho más. Pero siempre nos costó un poco ingresar. Todos los conjuntos que hoy pueden llegar a ser vistos como los más clásicos o tradicionales tienen batería, distorsión y arrancan con una intro como si fuesen Pink Floyd o Deep Purple. Y nosotros vamos con tres guitarras y un bombo al frente. Siempre tuvimos el mismo estigma: "Esto no es ni muy folklórico ni muy rockero". No sabían ni siquiera a dónde meternos, tuvimos que inventar hasta nuestro propio público.
-¿Pero ustedes se consideran un grupo de folklore?
-Totalmente. Los ritmos de las canciones son folklóricos. En el maquillaje se pueden perder las arrugas pero es folklore. La formación que va al frente es la tradicional de los años '50: tres guitarras y un bombo.
-En "Arderemos", por ejemplo, hay un aire flamenco o de música española. Les interesa abrir el abanico.
-Y hay canciones también en las que dejamos relucir el gusto por esas baladas norteamericanas de las década del '50 de Los Plateros, Beach Boys y Los Beatles. Hay un par de canciones que tienen esa referencia, que es algo que también nos gusta un montón, como ocurre en "Muere y llueve", la que hicimos con Soledad.
-¿Y cómo se da esa colaboración? Soledad es una representante muy importante del folklore argentino, o sea que tan mal no les fue con el folklore…
-Soledad hizo algo que no lo hizo nadie y menos en estos últimos años. Ella abrió un portal en los noventa donde entraron un montón de artistas nuevos y los grupos viejos empezaron a tener más laburo, pese a que los festivales siempre estuvieron. Juan Carlos Saravia, de Los Chalchaleros, decía que Soledad había abierto el abanico para todos. Me acuerdo que en ésa época estaba en un boliche de Flores, en la década del noventa, y en un momento sonó "A Don Ata" y todo el mundo empezó a revolear lo que tenía en la mano. Era impensado escuchar folklore en un boliche. Entonces, tenemos una gran felicidad de que participe en el disco. Es una gran persona y muy desprendida. Ella canta mucho chamamé en su repertorio y también tiene mucha música romántica. El aporte de sensualidad que le da a la canción es espectacular.
-La canción "Arderemos" arranca diciendo: "Hoy que el odio está de moda/ te pido que me quieras un poco, un poquitito más". ¿Hay alguna similitud con la realidad o es pura coincidencia?
-Ahí me acarició un poquito la realidad. El odio está de moda, lamentablemente. Es una moda que no afloja. Todos tenemos que empezar a trabajar la autocrítica. Y pensar desde cuando nos colamos en la fila del supermercado o cuando no le damos el asiento a una chica embarazada. Tenemos que empezar a depurar nosotros, porque creo que ya no hay tiempo. No por nada terminan pasando estas cosas misteriosas (en relación a las últimas elecciones).
-¿La pasión y el amor son los motores del disco nuevo?
-Siempre lo fueron, pero esta vez lo llevamos más al extremo. También la diversión y lo picaresco, porque nosotros venimos de ahí. Pero esta vez llevamos el romanticismo un poco más al frente. A nuestra manera, claro. Tenemos un romanticismo galáctico. Hay que pechar con el amor.