De acuerdo al Staff Report del Fondo Monetario Internacional (FMI), la economía argentina cerraría este año con una caída del PBI del orden del 2,5 por ciento del PBI. La proyección del primer trimestre del mismo organismo le apuntaba a una mejora del 2 por ciento.

El drástico giro de los pronósticos da cuenta de la inédita sequía que atravesó el país este año, junto a la propia volatilidad y debilidad de la economía argentina, lo cual modificó completamente el panorama de las principales variables macroeconómicas a lo largo del año.

Por el lado de la inflación, el avance interanual para finales de año sería del 120 por ciento, de acuerdo al FMI, el doble de la proyectada hace tan solo unos meses atrás. Este número marcaría el récord de inflación desde los últimos coletazos de la hiperinflación a comienzos de los '90. En tanto, las exportaciones cerrarían el año con una merma del 11 por ciento y las importaciones mostrarían una caída del 3,4 por ciento.

Para 2024, las proyecciones del FMI lucen bastante optimistas. Le apunta a un crecimiento del PBI del 2,75 por ciento, que estaría impulsado en primer lugar por un avance de las exportaciones del 23,8 por ciento, gracias a la recomposición del agro tras la sequía. En cambio, la demanda interna caería un 0,9 por ciento, lo cual da cuenta del escenario de ajuste fiscal que deberá seguir aplicando el país, de acuerdo al FMI.

En cuanto a la inflación, el Fondo espera que el año que viene se ubique en un 60 por ciento, lo cual implicaría una enorme mejora de la situación, teniendo en cuenta el arrastre que se heredará de 2023.