"La enfermedad del Chagas está silenciada, desatendida y negligenciada. Se cree, erróneamente, que la gente que tiene Chagas es gente pobre, porque es asociada al norte del país, y a los ranchos de paja y adobe. Eso resulta estigmatizante, porque si sos del interior los médicos te testean de Chagas, pero si sos una persona más 'blanquita' no lo hacen, y no tienen en cuenta que tu mamá o tu abuela pudo tener esa enfermedad. Y encima está negligenciada, porque la industria farmacéutica nunca invirtió en el desarrollo de nuevas drogas".
La que habla es Rocío Rivero, licenciada en Biodiversidad, doctora en Biología Molecular y Biotecnología, investigadora del Instituto Nacional de Parasitología Dr. Mario Fatala Chaben, docente del Departamento de salud y deporte e investigadora del Instituto de Estudios para el Desarrollo Productivo y la Innovación -IDEPI-, de la Universidad Nacional de José C Paz.
"Hay gente del AMBA que es segunda generación de mujeres infectadas y no lo saben porque sus abuelas tuvieron la enfermedad y lo desconocían", explica la profesional en diálogo con BuenosAires/12. Ejemplifica señalando aquellas personas que no nacieron en las zonas de alto riesgo pero sí tienen abuelos y abuelas que vivieron Tucumán, Santiago del Estero, o Chaco. Si se analiza la conformación de la población, describe, hay muchos migrantes del norte, tanto del interior como del exterior, pero hay un desconocimiento que se explica por la tardía Ley de Pesquisa de Chagas, que rige recién desde 2007.
La enfermedad de Chagas fue descubierta hace más de un siglo y estuvo históricamente asociada con áreas rurales del norte del país. Aquellos que desempeñaban sus vidas en el campo convivían con el parásito Trypanosoma Cruzi y su vector, la vinchuca, pero la migración hacia el territorio conurbano hizo que trajeran consigo esta infección, que en muchas ocasiones produce una muerte por afectar el corazón. Quienes coparon el conurbano bonaerense años atrás en busca de una oportunidad laboral, desconocían esta enfermedad que está catalogada como "silenciosa", ya que solo tres de diez infectados sufren sus consecuencias.
El Chagas puede transmitirse de varias formas. De manera vectorial, cuando la vinchuca infectada pica a una persona, o de manera vertical, cuando una madre embarazada le transmite la enfermedad a su hijo. Pese a que no hay datos certeros, en la provincia de Buenos Aires la gran mayoría de los casos se dan de manera vertical. De hecho, Rivero asegura que "en la provincia de Buenos Aires no hay vinchucas". A raíz de ello, el equipo del Instituto de Estudios para el Desarrollo Productivo y la Innovación de la UNPAZ desarrollaron una tarea de campo en el Hospital Mercante de José C. Paz, donde llevaron adelante diversas jornadas de muestreos.
Cuenta Rivero: "Cuando empezamos a trabajar en el hospital nos enteramos que, de los tres mil partos que tienen por año, 1.500 llegaban a parir sin ningún control. Pero no sólo de Chagas, sin control de nada. Son mamás que no se hicieron ni un test de Chagas, ni de sífilis, de hepatitis, ni un ginecológico, ni una ecografía. Entonces nos propusimos trabajar con esa población, y nos dimos cuenta que la falta de controles es tremenda".
"En general, las cepas de parásitos que aparecen en Argentina hacen nidos en el corazón y generan cardiopatías, pese a ello, la mayoría de las personas no tiene síntomas, al principio tiene un momento agudo pero se hace crónico", explica la especialista que avanza advirtiendo que "la gente dice 'no, estoy bien' y sigue trabajando, pero cuando son grandes tienen complicaciones cardíacas".
Redescubrir el problema
Cuando el equipo de ANLIS comenzó con los testeos en territorio bonaerense, se destapó una olla de casos positivos, sobre todo en la población de la agricultura familiar, que alertó a las autoridades del gobierno provincial, generando que relancen el programa provincial que abarca esta problemática. Rivero destaca que "a nivel gestión se encendió la alarma y se actuó con la mayor velocidad posible; está el programa, se recorren los espacios y los responsables mantienen reuniones periódicas con nosotros", pero señala que "a nivel micro, para los médicos siempre hay otra urgencia".
Una vez que la enfermedad es detectada, existe una sola droga capaz de matar el parásito. El benznidazol es 100 por ciento efectivo si se aplica en bebés contagiados antes que cumplan un año. También se puede prevenir en futuros ciclos de transmisión si trata a las mujeres que están en edad fértil. Las chicas contagiadas que son tratadas desde los 10 hasta los 15 años, no transmiten el Chagas si quedan embarazadas. Pese a ello, Rivero señala que "si el paciente tiene una cardiopatía, no la revierte", ya que, en las formas crónicas, "el parásito se mete dentro de las células y allí la droga no lo alcanza".
Analizando la situación, Rivero asegura que "en cincuenta años no se buscó otra droga", ya que "las farmacéuticas no han prestado atención por ser una enfermedad de pobres que no vende". "Si vas a la farmacia a buscar ibuprofeno tenes uno fuerte y otro liviano; uno para dolores menstruales, otro para la panza; cápsulas blandas, pastillas, parece la góndola de un kiosko", describe, y compara: "En el Chagas eso no pasa porque la gente que se enferma es gente que a veces se muere sin saber que tenía la enfermedad, porque son familias laburantes que vinieron del interior a ganarse un mango. En Buenos Aires pasa mucho dentro de la agricultura familiar, que no tienen un oportuno acceso al sistema de salud, y es gente que no mueve el mercado, entonces no interesa".
Detectar para prevenir
Junto a sus colegas investigadores del CONICET, becarios de la UNPAZ y profesionales de la salud, Rivero participó este viernes del conversatorio "Salud Comunitaria en el Conurbano: detectar Chagas para tratar y prevenir", en el marco del Día Nacional de la Lucha contra el Chagas, que se celebra el último viernes de agosto.
En busca de cambiar el paradigma en cuanto a cómo se aborda la enfermedad, el equipo de IDEPI genera diversas acciones de sensibilización en la misma universidad, para que los estudiantes entiendan la importancia del Chagas. Rivero explica: "Buscamos darle visibilidad a la problemática y ponerle luz a los puntos claves de una enfermedad históricamente desatendidas, para tener una agenda común. A través de IDEPI venimos trabajando todos los años, haciendo jornadas con estudiantes que se están formando en carreras de la salud. El rol de ellos como profesionales de la salud, y más en sus primeros años de formación, es que vayan interpretando y aprendiendo al Chagas desde todas sus variables sociales, económicas y de derechos".