La célula jihadista detrás del doble atentado que causó 15 muertos y 120 heridos en Cataluña preparaba un ataque de mayor envergadura con bombas contra monumentos, declaró ayer uno de sus presuntos integrantes ante un juez antiterrorista.
Mohammed Houli Chemlal, de 22 años, no implicó a más personas como integrantes o colaboradoras del grupo involucrado en la preparación o comisión del ataque, aparte de los cuatro supuestos jihadistas ya arrestados, incluido él, y los otros ocho que resultaron muertos. El sospechoso, Mohamed Houli Chemlal, y tres de sus compañeros fueron imputados de “integración en organización terrorista, delito de asesinato terrorista, estragos y tenencia de explosivos”, indicó una fuente judicial.
Los cuatro son los únicos sobrevivientes de la célula que la policía señala como responsable de los atropellos masivos en Barcelona y Cambrils, otra turística localidad catalana, el jueves y viernes.
Durante poco más de una hora, Chemlal, aportó numerosos detalles al juez de la Audiencia Nacional en Madrid, la jurisdicción a cargo de los casos de terrorismo. Nacido en el enclave español de Melilla hace 21 años, Chemlal resultó herido en una explosión accidental la noche del miércoles en una vivienda en Alcanar (200 kilómetros al sur de Barcelona). Chemlal confirmó ante el juez lo que ya había dicho a la policía, que la célula preparaba en esa vivienda un atentado más importante, mediante la fabricación de bombas para poner en monumentos, explicó la fuente judicial.
El sospechoso se salvó la vida en la explosión, que mató a otros dos miembros del grupo, porque había cenado y estaba en el porche, señaló. La deflagración fortuita precipitó según la policía los ataques, ya que al verse sin sus explosivos, el grupo optó por atentados más rudimentarios. En esa vivienda la policía encontró 120 bombonas de gas y restos de un potente explosivo casero favorecido por el Estado Islámico, grupo jihadista que reivindicó el doble atentado en Cataluña.
Chemlal buscó cargar la responsabilidad sobre el imán marroquí Abdelbaki Es Satty, considerado el principal adoctrinador del grupo y que murió en la deflagración en Alcanar. Luego de Chemlal, el juez escuchó a los otros tres sospechosos, Driss Oukabir, Mohammed Aallaa y Salh El Karib, todos marroquíes. Oukabir admitió haber alquilado la camioneta usada en el atropello masivo en las turísticas Ramblas de Barcelona el jueves pasado, que dejó 13 muertos y más de 100 heridos. Pero aseguró que lo había hecho para una mudanza.
Aallaa, de 27 años, propietario del Audi A3 utilizado en el ataque en Cambrils, explicó que el vehículo estaba a su nombre por temas de seguros, pero que realmente lo usaba su hermano Said, de 19 años, abatido por la policía en ese atentado junto a otros cuatro miembros de la célula. La policía dio por desarticulada la célula el lunes en la tarde, luego de que fuera abatido cerca de Barcelona tras una intensa búsqueda el marroquí de 22 años Younes Abouyaaqoub, el autor material del atropello masivo en Barcelona. En su huida, apuñaló mortalmente a una persona para robarle su vehículo.
El juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu, dictó ayer prisión preventiva para dos de los detenidos, luego de tomar declaración todo el día a los sospechosos, en el que fue su primer interrogatorio en sede judicial desde los ataques. En su dictamen, el juez mandó a prisión a Chemlal y a Driss Oukabir. En el caso de Salah El Karib, de 34 años y que maneja un locutorio, decidió prorrogar su detención durante 72 horas más hasta que se aclare su participación en los hechos con la práctica de más diligencias, mientras que Mohamed Aallaa, de 27, quedó en libertad provisional.
La policía investiga ahora las posibles ramificaciones internacionales de la célula, varios de cuyos miembros viajaron al extranjero. Al menos uno de los sospechosos, cuyo nombre no trascendió, viajó a Zurich en diciembre, según la policía federal suiza. El imán Abdelbaki Es Satty estuvo en Bélgica entre enero y marzo del 2016. Y además el Audi A3 del ataque en Cambrils fue detectado por radar cerca de París el 12 de agosto con cuatro personas a bordo. La policía también continuaba las pesquisas en España, anunciando ayer registros en Vilafranca del Penedés, cerca de donde fue abatido Younes Abouyaaqoub, y en Ripoll, una pequeña localidad de los Pirineos catalanes donde crecieron casi todos los sospechosos.
En Barcelona, la más turística ciudad de España, los homenajes a las víctimas se multiplicaron, con altares con flores y velas de colores en las Ramblas. España no vivía un hecho similar desde el 11 de marzo del 2004, cuando una serie de bombas estallaron en trenes suburbanos en Madrid, causando 191 muertos, un ataque reivindicado por Al Qaeda.
El jefe del gobierno español, el conservador Mariano Rajoy, insistió en la unidad política en España mientras el gobierno independentista catalán quiere organizar un referéndum de secesión el 1 de octubre. “Felicidades una vez más a los Mossos (policía catalana) y al resto de los Cuerpos de Seguridad por su magnífica labor. Juntos venceremos al terrorismo”, escribió Rajoy en su cuenta de la red social Twitter.
Las 15 víctimas mortales de los ataques ya fueron plenamente identificadas: son cinco españoles, entre ellos un niño de tres años, una hispano-argentina, tres italianos, dos portuguesas, una belga, un estadounidense, un canadiense y un niño australiano-británico de siete años. Siguen hospitalizadas 46 personas, de ellas siete en situación crítica.