"No se va a ir a su casa. Eso es seguro". Quien habla es uno de los consiglieri más cercanos de Horacio Rodríguez Larreta y contesta una pregunta sobre su futuro político. Todavía no está definido cómo ni desde qué lugar, pero Larreta no tiene pensado retirarse. Lo que está claro es que en 2024 será mucho más dificil su objetivo de llegar a la presidencia: no tendrá el Gobierno de la Ciudad a su disposición (Jorge Macri no es larretista), ni ningún cargo público por primera vez en décadas. Imaginan que probablemente se refugie en un cargo partidario (¿una derrota de Patricia Bullrich lo llevaría a la presidencia del PRO?) o en una fundación, como fue en su momento el Grupo Sophia. Por ahora, Larreta está concentrado en ayudar a la campaña de Bullrich, aunque --según dicen en su entorno-- no está encontrando mucha apertura a sumarlo.
Está claro que ni en el peor escenario Larreta se imaginó la cantidad de derrotas consecutivas que sufrió en las PASO: perdió la interna con Bullrich por la presidencia, perdió su candidato a gobernador Diego Santilli contra Néstor Grindetti, y para colmo de males Larreta perdió en CABA, distrito que gobierna. Para él fue un desastre por donde se lo mire. Aquél domingo subió a cumplir con lo que había prometido y apoyó a Bullrich. Luego vio como Mauricio Macri subía a levantarle la mano a su campeona y lo tapaba con su cuerpo: lo dejaba literalmente fuera de escena.
Afuera de la campaña
Algo parecido están observando los larretistas sobre cómo se conduce la campaña de Bullrich: les da la impresión de que lo van a dejar fuera de escena. Larreta participó de una foto con la candidata a presidenta y se prestó para otra imagen con gobernadores en funciones y gobernadores electos, diputados y senadores y hasta le manifestó su apoyo frente a los empresarios en el Consejo de las Américas.
No obstante, la semana terminó y sigue sin haber ninguna definición del comando de Bullrich sobre cuál será el rol que tendrá Larreta en la campaña. "No se quieren dejar ayudar", señalan quienes conocen el estado de las negociaciones entre los dos sectores. Por lógica, se supondría que Bullrich estaría interesada en retener el 11 por ciento que sacó Larreta en las PASO. Pero no está claro que esa estrategia incluya la presencia física de Larreta.
Por ahora, Bullrich está más concentrada en apelar a aquellos votantes que perdió Juntos por el Cambio de elecciones pasadas a esta y en buscar a los que no fueron a votar. En su equipo de campaña hicieron un estudio cuali-cuantitativo del voto e identificaron distritos que serán su principal objetivo: figuran a la cabeza de la lista Córdoba, Santa Fe, Mendoza y el interior de la provincia de Buenos Aires, donde el voto radical solía ser fuerte.
El futuro
Después de que termine el año, el futuro para Larreta no luce hoy muy promisorio. "Como un túnel: negro, negro, negro", podría decirle su ex adversaria, Gabriela Michetti. Lo cierto es que ya no será jefe de Gobierno, ni tendrá ningún otro rol institucional de importancia. De hecho, será la primera vez desde 2007 que no tendrá ninguna función pública. Como bajó a sus candidatos antes de la interna porteña (Fernán Quirós, Soledad Acuña, etc), y Martín Lousteau -con quien tenía sintonía- perdió, en el mejor de los casos gobernará un dirigente del PRO que no le responde: Jorge Macri.
La llegada de Macri no permite pensar ni siquiera en la continuidad de sus ministros. De hecho, en la semana que pasó comenzó una transición de facto, que se inició con la salida de la ministra de Desarrollo Humano, María Migliore. Y el titular del IVC, Christian Werle. Y es posible que le sigan más.
Desde el larretismo no saben cómo ni desde dónde, pero están seguros que Larreta no se va a retirar. "No va a tirar todo el esfuerzo que hizo estos últimos 20 años por la borda", remarcan. Quizás una derrota de Bullrich le permita disputarle la presidencia del PRO. O quizás no quiera un cargo partidario y busque volver a las fuentes y armar una fundación como base de operaciones. No podrá ser el Grupo Sophia porque la Inspección General de Justicia se la cerró por inactividad hace algunos años. Más malas noticias para el jefe de Gobierno.
La esperanza que tienen desde el larretismo es que luego de este año de extremismos se venga un tiempo de moderados y llegue el momento de Larreta. "La gente, tarde o temprano, va a descubrir el error que implicó votar a Milei o a Bullrich", interpreta o sueña uno de sus dirigentes más cercanos.
"Este año no era el año para nuestro discurso. Si bien es cierto que hoy parece que la Argentina transita por los extremos y no por la moderación, algún día volverá a la moderación. De hecho, si gana Milei, entramos en la dimensión desconocida. Y el día que busquen moderación, van a necesitar dirigentes que expresen esa forma de hacer política. Y ahí va a seguir estando Horacio", imaginan en su sector.
Plantean que, pase lo que pase, se le va a dar una continuidad a "una forma de hacer las cosas en el PRO que tiene equipos, dirigentes y que va a seguir estando". El larretismo plantea que aquí no se retira nadie. Tienen a Mauricio Macri como ejemplo de un dirigente que no se retiró por más veces que lo quisieron jubilar.