Charlie Day está en el limbo. Han pasado algunas pocas semanas desde el estreno estadounidense de Fool's Paradise, el debut como director del protagonista de It’s Always Sunny in Philadelphia, y el artista de 47 años tiene el vago aspecto de alguien que sigue impactado. Las reseñas fueron malas, algunas muy mordaces. En una charla que tiene lugar días antes del comienzo de la huelga de actores, Day no está seguro de si su excéntrica sátira de Hollywood es una perla incomprendida o un abyecto error. "Cada vez que pienso en la película, lo que me sucede a diario, incluso cada hora, tengo una diferente relación con ella", comienza sobriamente. "Es una absoluta locura. Alzas y bajas... en un momento es disfrute y orgullo, pensando que idealmente puede convertirse en un clásico de culto. Al siguiente es 'nunca quiero volver a pensar en esto'".
Pero ahora, de todos modos, parece que es todo en lo que puede pensar. Da la sensación de que la película, junto a la paliza crítica que recibió, cuelga sobre nuestra conversación como una nube negra. Por supuesto, Fool's Paradise siempre iba a ser algo difícil de vender. Es un retroceso inesperado, un film que sigue a un hombre que es accidentalmente impulsado al estrellato de Hollywood de la noche a la mañana. Day, el principal protagonista, se mantiene en silencio todo el tiempo: una apuesta fuerte para un performer cuya voz de tono elevado y textura de lija es su cualidad más distintiva. En Sunny explota regularmente en una exclamacion o un grito a todo pulmón. Hoy, esa energía de cable pelado ha sido reducida algunos voltios.
Fue el trabajo de Day en Sunny -una de las grandes sitcoms de la era moderna, actualmente en su temporada 16- lo que le dio un nombre, como guionista y como actor, interpretando al conserje Charlie Kelly, iletrado, bañador de ratas, inhalador de pegamento, afecto a la comida de gatos. En Hollywood fue elegido a menudo para papeles de tipos raros o neuróticos. En la épica de ciencia ficción Titanes del Pacífico fue el disfrutable alivio cómico; los protagónicos en las comedias Quiero matar a mi jefe y Pelea de maestros y la comedia romántica I Want You Back fueron bien recibidos, pero no llegaron a capturar lo que lo hace una fuerza tan idiosincrática en televisión (tanto en Sunny como el co-creador de la superlativa serie de Apple TV+ Mythic Quest). Mientras tanto, cultivó una robusta reputación en la animación: esa voz picante puede ser escuchada en Monsters University, en La gran película Lego y, más recientemente, como Luigi en Super Mario Bros (los pedidos de un spin off centrado en Luigi son un testamento tanto de su ajustada performance como de la alergia pública a Chris Pratt).
No es exactamente tristeza lo que ensombrece la cara de Day hoy, sino una especie de calma desinflada. La entrevista se está convirtiendo rápidamente en una autopsia. El no tenía intenciones de leer las reseñas de Fool's Paradise, pero terminó echándole un largo vistazo a todo. "Es como disminuir la velocidad para ver un choque de autos al costado del camino", dice. "Cuando alguien tiene una hermosa reseña, y la ve como vos querías que se viera, de pronto te sentís en grande. Decís 'Oh, claro, esta persona lo entendió'. Y entonces, dos segundos después leés a alguien que actúa como si hubieras entrado a su living y asesinado a su abuela. Te tira abajo, es eso. Pero es algo en lo que te metés solo, ¿verdad?"
Para ser honesto, estoy aliviado de que él haya mencionado tan rápidamente las reseñas. El elefante en el salón ha sido rápidamente percibido; ahora podemos atarlo y revisarle los colmillos. La película de Day es difícil de evaluar. En un primer vistazo es una sátira demasiado amplia, una que elige bien sus objetivos pero falla en conseguir las mejores alturas cómicas de Day. Lo que complica esa crítica -algo que muchos periodistas no llegaron a señalar- es que se trata de una estratagema deliberada a favor de Day. Es ambiciosa, pero de un modo que ofusca sus propias, elevadas intenciones.
En Fool's Paradise, Day interpreta a un mudo recientemente liberado de un hospital psiquiátrico que empieza a ser conocido, tras un malentendido en un set de filmación, como "Latte Pronto". Entonces se encuentra bajo los focos públicos por casualidad, cuando su comportamiento inconsciente en el set es tomado errónameante como una decidida estilización teatral. Así es conducido a triple velocidad por la maquinaria de Hollywood, y atraviesa toda una galería de farsantes de la industria cinematográfica: actores, directores, productores, agentes y representantes de relaciones públicas, interpretados por una serie de personalidades que van de Kate Beckinsale y Jason Sudeikis a John Malkovich y Ray Liotta, fallecido poco después de terminar la película.
"No quise hacer una película que explorara cómo un tipo tan gracioso como Mr. Bean o Charlie Chaplin se convierte en una estrella de cine", explica Day. "Con ellos lo entendés, tienen mucho carisma en cada gesto que hacen. Quería hacer una película en la que un hombre que en realidad no tiene nada para ofrecer se vuelve una estrella, solo en virtud de una cuestión de tiempo y lugar, y en su aspecto."
Por otro lado, Day arribó a ese lugar en el que puede exhibir cierta mezcla de encanto y astucia. Hijo de un profesor de Historia de la Música y una maestra de escuela (se ha permitido hacer gala de su herencia musical incontables veces en Sunny, y como presentador del legendario Saturday Night Live), el actor empezó como un outsider de la industria del entretenimiento. A los veintipocos era un graduado en Historia del Arte, buscando trabajos de actor mientras vivía en New York; así se hizo amigo de un buen número de otros aspirantes, como Rob McElhenney y Glenn Howerton. Juntos hicieron sus propias películas caseras sin presupuesto, a menudo filmando en un departamento sin licencia arriba de un restaurant de panchos. Tras mudarse a Los Angeles, Day tuvo un golpe de suerte: uno de los cortometrajes que habían hecho con Howerton y McElhenney logró llegar a convertirse en un piloto televisivo, que eventualmente llegaría a ser It’s Always Sunny in Philadelphia.
La primera temporada de Sunny, con solo siete episodios, tiene una especie de sensación underground, algo sucia. "Cuando sacamos Sunny tuvimos reseñas horribles", recuerda. "Simplemente malinterpretaron toda la intención de esa clase de comedia. Fue por la gracia de nuestros socios en (la cadena estadounidense) FX, que entendieron el show y les gustó, que pudimos seguir vivos." Para su segunda temporada, Sunny se aferró con uñas y dientes a su abrasiva sensibilidad, pero además atrajo al equipo a un jugador fuera de serie en la forma de Danny DeVito, quien milagrosamente accedió a zambullirse en el personaje del depravado y adinerado patriarca Frank Reynolds. La premisa original de la serie -cuatro personas detestables que poseen un falso pub irlandés en Philadephia- creció hasta casi dos décadas de brillantez guiada por una galería de personajes anárquicos. Day describe la serie como "un patio de juegos creativo" y "la más satisfactoria, maravillosa experiencia creativa de toda mi vida." La última serie de episodios puede ser la más potente en años.
En la ola del éxito de Sunny, todos los integrantes de su elenco buscaron ampliar sus horizontes. Kaitlin Olson, quien interpreta a la desesperada, siempre dispuesta a ayudar "Dee" Reynolds, ha encabezado su propia sitcom, The Mick. Howerton, el frívolo y psicopático Dennis, obtuvo hace poco excelentes comentarios por su rol dramático en Blackberry. McElhenney, quien encarna al engreído simplón "Mac", es ahora también conocido como el copropietario del club de fútbol galés Wrexham AFC, junto a Ryan Reynolds. Y DeVito es, bueno, Danny DeVito.
Pero el objeto de pasión de Day era Fool's Paradise. Sigue sin decidirse sobre si valió la pena. Piensa en un corte inicial de la película, y en cuán determinado estaba en "no darle nada a la audiencia", insistiendo en que su personaje fuera no verbal. "Hubo momentos en la sala de edición en los que dije 'escuchame, man, ¿por qué le estás haciendo esto al público?'", recuerda, con el aire de una duda forense. "'¿Y por qué te estás haciendo esto a vos mismo? ¿Qué es este instinto de ser tan desafiante? Al menos dale tu voz. Al menos sé un tipo que dice cosas graciosas en cada escena'. Pero está esa otra parte de vos que dice 'No, exactamente el punto central de la sátira es no ser el personaje carismático y entretenido que necesitan y quieren. Hiciste esta elección, tomaste el gran riesgo y tenés que vivir con eso'". Es raro ver a un creador luchando con sus instintos tan abiertamente; queda claro que lo vive en un sentido muy literal.
Todo eso, las malas reseñas, el análisis de pros y contras que toma lugar en la mente de Day, tiene mucho más sentido cuando se escuchan cosas sobre la problemática historia de producción de Fool's Paradise. Day escribió el primer guión en 2014; en ese momento el proyecto se llamaba El Tonto (en castellano en el original) y era, según explica, "mucho más relacionada con la raza". En esa versión, el personaje de Day era tomado por un vendedor callejero de naranjas latino y su familia, mientras que su éxito en Hollywood llegaba cuando lo elegían para una película en la que actores blancos interpretaban a nativos americanos. "Se centraba más en el hecho de que yo era blanco, y seguía fallando", dice Day. "Y no estaba tanto la idea del dinero y el poder en Hollywood, y todas las comunidades que son ignoradas. Era una película muy diferente."
Ese fue el guión que Day filmó en 2018. Para 2020 había terminado el montaje y estaba buscando distribuidor. "No podía encontrar un estudio que se sintiera cómodo lidiando con una sátira que tenía tanto que ver con la raza, y viniendo de mí", continúa Dat. "Y quizá tenían razón. Quizá yo no tenía suficiente autoridad para contar esa historia de una familia. Quién sabe."
En ese punto Guillermo del Toro, uno de los "directores favoritos y más cercanos amigos" de Day, quien lo había seleccionado para Titanes del Pacífico, le echó un vistazo a la película. Más allá de las cuestiones raciales, el director de La forma del agua consideró que "el corazón y el alma de la película" no residía en el personaje de Day sino en el que interpreta Ken Jeong (Que pasó ayer?), quien ahora sirve como una especie de protagonista en Fool's Paradise. Con lo que Day pasó la pandemia "reescribiendo y rearmando" la película; en 2021 hizo una larga serie de nuevas filmaciones. El Tonto había muerto; era Fool's Paradise lo que se paraba en su lugar.
Aún hoy Day se siente claramente ambivalente con respecto a los cambios. "Cuando leo una reseña sobre alguien que realmente ama la performance de Ken se siente bárbaro. Porque me gusta esta versión y de verdad creo que finalmente se impondrá de otro modo. Pero si leo una reseña que dice que a la sátira de algún modo le faltan dientes, eso duele. Porque yo siento que tuve que sacarle todos los dientes."
Juega con la idea de lanzar la versión original "en algún momento del futuro". Pero quizás no. Hay un lado de él que simplemente quiere seguir adelante. Es más que probable que Fool's Paradise nunca conecte con una audiencia tan amplia a la que pudo llegar Sunny, por descontado. Pero la historia quizá sea más benigna de lo que fueron los críticos. Y a pesar de sus equivocaciones, Day no piensa disculparse por su película en ningún momento cercano.
"Podría simplemente ir a través de la vida haciendo películas de terror y películas de deportes, cosas que son comercialmente seguras y narrativamente consistentes", dice. "No sé si quiero ponerle el tiempo y el esfuerzo a hacer algo de lo que la gente no tenga una opinión fuerte, para bien o para mal", señala. "Lo que no quiere decir que en la próxima vuelta no desafíe aún más a la audiencia", agrega rápidamente. "Probablemente vuelva atrás un poquito y diga 'OK, OK, OK. Esta vez les voy a dar una trama."
La comunicación por Zoom se está terminando, y no puedo evitar la sensación que nada quedó resuelto. Day está volando a Irlanda en unas horas con su esposa, la actriz de Sunny Mary Elizabeth Ellis, y su hijo de once años. Puede ser la oportunidad perfecta para huir de Fool's Paradise. Pero no hay seguridad de que él quiera huir.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.