Hizo inferiores en All Boys (novena y octava), jugó contra los famosos Cebollitas de Argentinos Juniors y aquel día, enfrentó a un jovencísimo Diego Maradona que ya brillaba. Ese fue su máximo momento en el fútbol. A los 15 años se dio cuenta que, a pesar de su buen desempeño con la pelota, su lugar no estaba en ese deporte y se fue a practicar vóley al club de barrio que había fundado su abuelo polaco -quien se pudo venir a Argentina antes de la segunda guerra mundial- y ahí se quedó.

“Estábamos en el túnel por salir a la cancha y Diego ya salía en el entretiempo a hacer jueguitos con 13 años, entonces el técnico me dice, ese que está ahí es Maradona, lo vas a tener enfrente tuyo. Menos mal que me lo mostró porque después no lo pude parar”, dice Waldo Kantor a Página/12 y se sonríe al recordar la anécdota de ese partido con Pelusa.

Kantor tiene 63 años y rulos encanados. Si se lo mira rápido, tiene un leve parecido con Juan Forn. Pero lo suyo no son los escritores rusos ni japoneses, lo que lo referencia es el voley. Hugo Conte lo bautizó como “el de las manos mágicas”. Está considerado entre los 25 mejores de la historia a nivel mundial y en su vasto curriculum se inscriben la obtención de la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Seúl 1988, el tercer lugar en el Mundial de Argentina de 1982 y el diploma olímpico en Los Ángeles 1984, después de conseguir el sexto puesto con la camiseta de la selección.

Además, fue elegido Mejor Levantador de la Copa de Francia (1990), Mejor Defensor en la Copa de Campeones de Europa (1991) y Mejor Defensor de la Copa de Campeones de Europa (1992) y a principios del año 2000, fue designado director de Deportes de la Ciudad de Buenos Aires. “La propuesta vino de Aníbal Ibarra y la acepté pese a no tener nada de militante ni de políticas deportivas. Sí tengo una sensibilidad social con la historia de la gente y demás”, dice sobre aquella experiencia que duró tres años. Y agrega: “Me di cuenta lo que es la política y lo que se puede hacer con la política bien manejada. Llegás de verdad a poder modificarle la vida a la gente, en este caso en cuestiones de deportes. Me abrió el campo de un espectro enorme de lo que la política puede desarrollar”.

En la actualidad reside en Italia y dirige al Catania, equipo en el que supo jugar con Hugo Conte. Antes trabajó durante bastante tiempo en la Liga Argentina de Voley. Fue entrenador del club Swiss Medical Monteros, estuvo un año en GEBA y fue asistente de dirección de la Selección Argentina. En su estadía en el país, antes de volverse a Europa, visitó algunos entrenamientos del conjunto nacional que actualmente dirige Marcelo Méndez, que acaba de debutar con triunfo en el campeonato Sudamericano de Vóley. “Lo hice más que nada para seguir estudiando formas de trabajo”, dice.

- ¿Tiene poca atención el vóley en nuestro país?

- Comparando con nuestra época, diría que tiene muchísima más, pero a la vez digo que poco y nada. En nuestra época directamente era nada. El vóley ha dado resultados importantísimos a través de la historia: desde el tercer puesto del mundial 82, hasta Tokio 2021. No quiero comparar, pero por ejemplo el Rugby tuvo buenos resultados mucho después de los que tuvimos nosotros y siempre estuvo en agenda y el vóley no, nos costó siempre. La medalla de 2021 tampoco fue valorada y expuesta y considerada como debería.

- ¿Cómo analizás la Liga Argentina?

- Celebro que se siga haciendo. Me saco el sombrero con los dirigentes que logran que se haga una liga nacional de la manera que la hacen: un fin de semana todos los equipos en Gualeguaychú, dos fines de semana más tarde en otro lado. Y así se juega y los estadios están llenos, la gente va. Pero no puede competir con una España que le ofrece cero, nada, 800 euros a un pibe. Allá es nada, pero anda a decirle a un argentino que se quede. Hoy mínimo, hay 50 jugadores argentinos dando vuelta por el mundo. Si los metes a todos en la liga argentina, se potenciaría mucho más.

- ¿Dónde posicionarías esta liga hoy?

- Me resulta difícil pensarlo con la realidad económica de los clubes hoy por hoy. Los clubes no tienen plata para agarrar un micro e irse a otro lugar. Entonces agarran un micro y están tres días y juegan contra todos en el mismo lugar. Así como están las cosas a nivel económico la verdad es muy difícil, yo creo que esta es la solución que hay hoy. Inventarse esta Liga con los no recursos que hay y tener 12 equipos que tengan interés de participar y mantenerlos, me parece loable. Eso genera un montón de otras cosas adyacentes, como la participación de los pibes porque los más grandecitos emigran a los 20, 21. De estos 50 que están afuera, muchos no llegan a los 25. Acá hay buen material humano de jugadores y en la selección actual hay buen nivel.