El empresario debe mantener el contacto con el trabajo si no quiere convertirse en especulador o rentista, afirmó el papa Francisco en una carta leída este lunes en París ante emprendedores asociados al principal sindicato patronal francés.
"Una de las crisis más graves de nuestro tiempo es la pérdida de contacto del empresario con el trabajo de su empresa y, por tanto, con sus trabajadores, que se vuelven invisibles", escribió en la carta fechada el 13 de julio.
"El empresario también es un trabajador" y "sigue siendo empresario mientras trabaje", señaló el pontífice en la carta, leída ante una reunión del sindicato patronal Medef por el obispo de Nanterre, Monseñor Matthieu Rougé.
Pero "cuando el empresario ya no trabaja, se transforma en especulador o en rentista (...)", continuó Francisco.
Para el sumo pontífice, "los capitales humanos, éticos y espirituales valen más que los capitales económicos y financieros".
"Sin nuevos empresarios, nuestra tierra no resistirá al impacto del capitalismo. Hasta ahora, hicieron cosas, algunos hicieron mucho, pero no es suficiente", porque "estamos en un periodo urgente, muy urgente", advirtió.
"Hoy, una forma cada vez más importante de participar en el bien común es crear empleo, empleo para todos, especialmente para los jóvenes", añadió Francisco en la carta.
Una visita muy deseada a Mongolia
El papa Francisco afirmó sentirse "feliz" de visitar el jueves Mongolia, un país de mayoría budista, donde se reunirá con "un pueblo noble y sabio" dotado de una Iglesia "pequeña en tamaño pero dinámica en su fe y caridad".
"Se trata de una visita muy deseada", subrayó el pontífice tras el rezo dominical del Ángelus en el Vaticano.
Este viaje "al corazón de Asia", que concluirá el 4 de septiembre, será una buena ocasión "para conocer de cerca a un pueblo noble, sabio, con una gran tradición religiosa", afirmó.
País exsatélite de la Unión Soviética convertido en democracia en 1992, Mongolia tiene una de las comunidades católicas más pequeñas del mundo, estimada en unos 1.450 miembros, de un total de tres millones de habitantes.
El trayecto, de nueve horas entre Roma y la capital de Mongolia, Ulán Bator, será asimismo una prueba para la salud del pontífice argentino, de 86 años, que en junio se sometió a una importante operación de abdomen y tiene problemas de movilidad dentro de un cuadro de salud delicado.