El abogado Milton Kees, que representa a alrededor de 50 damnificados de la quiebra de Wenance, presentó a la Justicia un pedido de liquidación de dos de sus fideicomisos, Finup y Fintop. Por esa razón, los inversores comenzaron a reunirse alrededor de páginas de redes sociales para intercambiar información y experiencias y coordinar acciones.

Wenance es una empresa fintech que prestaba dinero a través de la web a sectores no bancarizados. Hace dos meses dejó de pagar a los inversores  y luego despidió a más de 200 empleados.  La empresa enfrenta varios procesos judiciales, por los que su titular Alejandro Muszak y su socio, el ex funcionario macrista Santiago Hardie, tienen prohibido salir del país. 

“Algunos inversores siguen dialogando con representantes de Wenance o con el propio Muszak: los quieren convencer de que acepten propuestas de refinanciación en vez de litigar", explica Kees y agrega: "La verdad es que no hay ninguna chance de refinanciación, nada de eso puede ocurrir, porque Wenance tiene todas las cuentas inhibidas o embargadas”.

“Cuando un fideicomiso se vuelve insolvente, se liquida de acuerdo a las normas de las quiebras que se aplican a las sociedades comerciales, una especie de quiebra sin quiebra. La finalidad es terminar el contrato, reunir el dinero disperso y repartirlo entre los que se presenten y acrediten ser beneficiarios y acreedores”, explica el letrado. A la vez, cuenta que su estudio inició en paralelo a las acciones civiles y comerciales, otras penales por defraudación y estafa.

“No sabemos si el negocio empezó siendo legal o ilegal, pero tenemos la casi certeza de que terminó siendo ilegal: un esquema Ponzi bajo la fachada de un fideicomiso financiero. Tenemos fuertes sospechas de que los últimos beneficios que se pagaron no provenían de los bienes fideicomitidos sino del ingreso de nuevos inversores”, agrega Kees.

Las denuncias fueron presentadas en Tierra del Fuego y la Ciudad de Buenos Aires. El juzgado fueguino finalmente se declaró incompetente y trasladó la denuncia a Buenos Aires, pero antes dispuso los siete allanamientos que se realizaron a comienzos de agosto, en los que se secuestró mucha documentación que ahora está en manos de los peritos. 

"Yo fui autorizado por el juzgado a presenciar los allanamientos. Observé muchísimas irregularidades en los libros y en la documentación en general”, cuenta Kees, y explica: "En circunstancias como esta, hay dos opciones: o se intenta reflotar la operación o se pide la liquidación judicial". "Nosotros entendemos que lo primero sería darle a este señor un nuevo voto de confianza, para el que no está dada ninguna condición, y también accionamos contra Promotora Fiduciaria, porque fue complaciente", dice en referencia a la sociedad controlante del fideicomiso, autorizada por la Comisión Nacional de Valores. "Hay gente de España que puso plata acá porque le dijeron que era más rentable y gente de acá que puso plata en España porque le dijeron que era más seguro; hoy no pagan nada, ni de Argentina ni de España, nadie sabe dónde está la plata”, completa.

Más damnificados

A fines de 2021, tras años de residir en España, Leonel Maugeri decidió regresar a Argentina junto con su familia. Ante la duda de qué hacer con sus ahorros, un amigo le habló de Wenance.

“Investigué un poco y no encontré nada raro, ninguna contraindicación, hasta ejecutivos de bancos importantes ponían plata ahí en vez de en sus propios bancos”. Leonel hizo una colocación a 18 meses, que se cumplieron en junio pasado. “Siempre pagaron prolijamente los intereses, pero el día que tenían que reintegrar el capital no apareció", dice Maugeri que al tiempo recibió el llamado de una amigo con una advertencia: "Ojo que se cae Wenance”. Desde entonces, se puso a la cabeza de los reclamos, fue a la televisión a exponer el caso y desde entonces recibe cientos de mensajes de otros en su misma situación, que le piden ayuda.

Su hiperactividad le abrió las puertas del despacho de Muszak. “Me recibió cuatro veces desde que estalló todo, pero ahora me bloqueó”. A Maugeri, lo que más le llamó la atención de Muszak fue su sangre fría. “Yo le decía de todo y a él no se le movía un músculo”. La conclusión de Maugeri, tras esa seguidilla de reuniones con Muszak es que “él no se hace cargo y dice que la culpa es de los tomadores de crédito que no pagaron y de los inversores que se asustaron y armaron una estampida”. De todas maneras, cuenta, tiene registro de esas conversaciones y lo aportará a la justicia.

Algoritmos y usura

La combinación de altas tasas de inflación mensual y negocios digitales, en los que existen pocas instancias o chances de reclamar ante personas físicas, parece alentar prácticas comerciales desleales y negocios financieros. Días atrás, BuenosAires/12 contó que una práctica habitual de Wenance era descontar la primera cuota del monto del préstamo a entregar y devolverlo, luego de varios reclamos, dos o tres meses más tarde.

La concesionaria de autos usados Kavak, situada junto al Tortugas Open Mall (TOM), a menos de un kilómetro del ramal Pilar de la autopista Panamericana, está también en el ojo de la tormenta por prácticas similares. En los tiempos que corren, son más rentables las colocaciones financieras que las transacciones de vehículos.

Según manifiestan los usuarios en las redes y foros, están más interesados en tomar señas y reservas que en vender autos. “Hace dos meses quise ver personalmente una camioneta que había elegido en su página web, para concertar la visita, me pidieron un adelanto de 100 mil pesos", arranca contando María Eugenia Lorenzo. "Decidí no comprarla, y hace ya dos meses que tienen mi plata”, cuenta a BuenosAires/12 mientras prepara acciones legales contra la empresa. Si le devuelven el mismo importe, explica, la agencia gana y ella pierde.

Kavaak es un "unicornio", tal como designan a las empresas que alcanzan o superan los mil millones de dólares en pocos años, de origen mexicano, creado en 2016 y valuado en más de 8 mil millones de dólares. En su  país de origen, las prácticas son las mismas y las denuncias de usuarios también. La Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), ha recibido varios cientos de denuncias al respecto.

La “propuesta de valor”, como suelen decir los gurúes del marketing, de Kavak es tentadora: traer transparencia a un negocio tradicionalmente asociado a las peores prácticas, como el de los autos usados, a través de herramientas de big data e inteligencia artificial. Sin embargo, las quejas de los usuarios dan cuenta de lo contrario. “Señamos un auto. Pasaron los días, llamamos cinco veces para saldarlo y cerrar la operación. Nunca nos atendieron. ¿Una concesionaria que no quiere vender? “, cuenta en su reseña Daniela Scheffer, una de tantas que denuncian lo mismo.