Márcia Lima, nacida en Barra do Piraí (Estado de Río de Janeiro) en 1971, se destaca como una influyente figura en la lucha contra la desigualdad racial en Brasil. Actualmente se desempeña como Secretaria de Políticas de Acción Afirmativa y de Combate y Superación del Racismo, en el Ministerio de Igualdad Racial de Brasil encabezado por Anielle Franco, hermana de la trágicamente asesinada Marielle Franco.
Con una experiencia de tres décadas en este ámbito, Lima ha demostrado un compromiso firme en la promoción de la igualdad racial y en la creación de espacios para la inclusión de intelectuales negros. Doctora en Sociología por la Universidad Federal de Río de Janeiro, coordinó un centro de investigaciones en el respetado Centro Brasileño de Análisis y Planificación (Cebrap) y fundó el grupo "Afro", Núcleo de Investigación y Formación en Raza, Género y Justicia Racial, con la misión de abordar la desigualdad racial desde múltiples perspectivas.
Lima también ha desempeñado un papel fundamental en la publicación de la primera colección de textos de la renombrada historiadora y filósofa Lélia González (1935-1994), arrojando luz sobre intelectuales negros y generando un resurgimiento del interés en estos pensadores. Hoy habla con Negrx.
En tu rol actual como Secretaria de Estado del Ministerio de la Igualdad Racial ¿Cuál es el objetivo prioritario de tu gestión?
Bien, en el campo de la acción afirmativa, lo que estamos tratando como una prioridad es la educación. Estamos trabajando junto con otros Ministerios para la revisión de la ley de cuotas de educación superior. Trabajamos e hicimos propuestas, muchas de las cuales fueron aceptadas, para la revisión de la ley de cuotas de educación superior. Terminamos esta semana el texto del proyecto de ley que renovará por otros diez años la ley de cuotas para concursos públicos federales en Brasil para la carrera de servidor público. En las acciones afirmativas, estas dos acciones son centrales.
También tenemos alianzas con otros ministerios para crear becas de acción afirmativa para la carrera diplomática, para capacitarse dentro del gobierno en la temática racial. También hicimos alianzas gubernamentales con Fundação Banco do Brasil y Caixa Econômica, por ejemplo, para mejorar el programa de pasantías y capacitación, para hacer productiva la inclusión económica de los jóvenes negros, siempre muy atentos a la paridad de género. Para estas políticas, creamos un programa solo para científicas negras, indígenas, quilombolas y gitanas. Ahora vamos a hacer un programa con una beca de doctorado y posdoctorado en el exterior, porque sabemos lo fundamental que es una carrera internacional para un científico y vemos cómo las mujeres negras tienen más dificultad para acceder a una carrera internacional. Así que también hicimos esta bolsa.
En la dirección de combate al racismo, el Programa Juventud Negra Viva ha hecho foco para este primer año en el tema del racismo en el fútbol. También estamos haciendo una agenda con el Ministerio de Deportes y empezamos una alianza con Colombia y vamos a tener otros países. Al principio Colombia, Mozambique, y Angola, que llamamos “Caminos Amefricanos”. Es un proyecto de intercambio a corto plazo entre estudiantes del área de formación docente, docentes de educación básica y estudiantes del área de educación para el intercambio de experiencias y la educación antirracista. Porque pensamos que también debemos actuar por la agenda antirracista dentro de la educación, dentro de la salud. Entonces, promovemos la acción afirmativa, pero también estamos haciendo políticas específicas para combatir el racismo.
¿Cómo coexiste esa agenda con el número alarmante de muertes de jóvenes negros?
Nosotros ahora estamos trabajando junto con el Ministerio de Justicia. Además, nuestro ministerio incorporó ahora varias personas negras que vienen del activismo. Creo que nunca el Ministerio ha tenido un equipo en su historia tan diverso y antirracista como el que tenemos hoy. Creo que esto que mencionas es un problema muy serio y es muy difícil que el nivel de gestión federal pueda intervenir para reducir la mortalidad, porque la gestión de la Policía Militar en Brasil pertenece a los Estados [provincias], a las unidades de la Federación. Existe un mecanismo que es el que creo que acaba funcionando, que es el recurso, el dinero. Eso viene del Ministerio de Justicia a los Estados [provincias] y yo creo que ese dinero que va a la represión ahora también tiene que ir a las acciones afirmativas y también a las acciones de reparación.
En la región hay avances y retrocesos, pero en este tiempo hubo una fuerte derechización de la política. ¿Qué reflexión te merece esa realidad y qué desafíos presenta para el actual gobierno en general y para la agenda antirracista en particular?
Bueno, la victoria del presidente Lula fue muy apretada. Es decir, el voto por el expresidente Jair Bolsonaro, fue muy fuerte. Así que este es el primer punto, no se derrotó a la derecha, ganamos con un pequeño margen de votos. Y eso nos tiene muy preocupados porque tenemos elecciones nuevamente en cuatro años, y tenemos que estar muy atentos a lo que vamos a construir en este tiempo para revertir ese cuadro.
La derecha del gobierno de Bolsonaro, el modelo derechista del gobierno de Bolsonaro, era un caos en lo económico, incluso por la pandemia, pero era además, un gobierno conservador de derecha con agendas muy centrales en el campo social. Cómo el resurgimiento de la violencia policial, el tema de los derechos de la población LGBT, la negación del racismo, y también la negación del machismo y sexismo en nuestra sociedad. Fue una agenda regresiva contra los cuerpos negros, los cuerpos de las mujeres, y del derecho a la gestión del propio cuerpo. Pero también vemos un retroceso muy grande de los derechos en general. No fue un gobierno que solo dijo -No hay racismo, no hay sexismo- No era solo una negación de la existencia, fue un gobierno que instituyó prácticas racistas, sexistas y homofóbicas. Porque decir que no tienes una agenda para esta audiencia es diferente a tener una agenda regresiva para esta audiencia. Creo que esta es una característica muy fuerte de ese gobierno.
Frente al modelo racista, patriarcal y homofóbico, ¿Qué rol juegan en los gobiernos progresistas las representaciones políticas de estos sectores más afectados?
Durante la pandemia, por ejemplo, la sociedad civil brasileña, en conjunto con la inversión social privada y las fuerzas democráticas de todo tipo se concentraron para que la tragedia no sea mayor. La tragedia brasileña en la pandemia, podría haber sido mucho más grande. Entonces creo que hubo un fortalecimiento de la sociedad civil durante el gobierno de Bolsonaro a través de la resistencia. Para mí, una de las grandes marcas de ese gobierno fue la creación de la Coalición Negra por los Derechos. Una red que hoy cuenta con más de doscientas organizaciones del movimiento negro en todo Brasil. Y que tiene, además de los miembros del movimiento negro, socios y aliados, que no están necesariamente enfocados en el tema racial, pero que tienen el antirracismo en sus agendas.
Yo nunca he visto esto en la historia de Brasil. Sí construimos y tenemos el Movimiento Negro Unificado (MNU), que también es un movimiento muy fuerte, pero esta red fue novedosa. Incluso la propia MNU integran la Coalición Negra por los Derechos, y ahí jugó un papel central, no solo en la campaña contra el hambre durante la pandemia, sino también en la resistencia formal al gobierno de Bolsonaro con acciones de constitucionalidad ante el Supremo Tribunal Federal en casos de abuso. Así conseguimos revertir algunas cuestiones centrales. Entonces, creo que hubo un fortalecimiento, aunque la estructura de participación social dentro del Estado estaba completamente destruida. Lo primero que hizo Bolsonaro fue revocar todos los Consejos de todos los Órganos del Gobierno Federal. Entonces, así, abolió la participación de la sociedad civil en el gobierno. Y eso es lo que tenemos que reconstruir ahora. Todos los Consejos dejaron de funcionar, incluso los que estaban previstos por ley no funcionaron durante la administración de Bolsonaro.
Desde este nuevo Ministerio de la Igualdad ¿Qué lectura hacen de la situación en la región y qué niveles de articulación tienen o creen que deben construir con el resto de Sudamérica?
La Ministra Anielle Franco tiene una agenda de articulación fuerte, principalmente con Colombia, por la alianza con la vicepresidenta. También hay que decir que estamos hace muy poco tiempo en el gobierno, pero igual ya hicimos este Programa que te mencioné para empezar a actuar en la región. Este año vamos a empezar con Colombia, pero nos vamos a expandir en los próximos años.
Brasil históricamente ha jugado un papel protagónico en la cuestión racial en América del Sur. En general en toda América Latina, pero especialmente en América del Sur. Creo que en este tema Brasil está de regreso para la construcción de ese liderazgo. Es un país enorme, es un país muy central y creo que esto es un punto muy positivo para todos los países de la región. Brasil vuelve al escenario de la inclusión racial, la promoción de la igualdad racial, al debate sobre acción afirmativa, sobre la reparación, sobre el combate al racismo, creo que Brasil está de vuelta en este escenario y es muy importante para todos nosotros.
¿Qué se entiende por acciones afirmativas?
Creo que tenemos una construcción teórica, muy sólida sobre lo que son las políticas de acciones afirmativas, que básicamente pretende incluir a grupos históricamente discriminados. Dicho así parece simple, pero cuando pensamos en este concepto y especialmente cuando vamos usarlo en políticas públicas se vuelve enormemente complejo. Primero, el origen de la idea de acción afirmativa es un tipo de inclusión en pro de un grupo históricamente discriminado, y puede ser una política pública o privada. Es una herramienta política que pretende corregir las desigualdades. Principalmente desigualdad de oportunidades.
Hay ciertas tensiones entre una retórica de la acción afirmativa y una de reparaciones ¿Qué opinión te merece esto?
Sí, veo el término reparación principalmente en foros internacionales, como fue el caso del segundo Foro de Afrodescendientes que se llevó a cabo en la ONU en mayo, creo que muchos de los discursos, y todas las protestas al final estaban hablando de reparación. Al menos desde el punto de vista de quienes siguieron todo el evento, la dificultad era precisamente entender la diferencia que se estaba haciendo al pedir reparación, y cuando se habla de una política de acción afirmativa. Y creo que esto no está muy claro, ni en la militancia, ni en la literatura. Reparar puede ser un discurso, puede ser una disculpa, reparar puede ser un reconocimiento de que hubo un error en el pasado.
Ahora las formas de reparación, ya sea reparación económica, reparación simbólica, la construcción de monumentos, la destrucción de monumentos también, que reverencian a personas que fueron racistas y genocidas; le dan un sentido al concepto reparación que es muy diferente al sentido de inclusión. Pero a menudo veo una cierta fluidez conceptual donde parece que la acción afirmativa es también una modalidad de reparación. Así que creo que esto es algo en lo que hay que trabajar.
¿Crees que este debate forma parte de la realidad del pueblo afrobrasilero?
No. Teníamos en los noventa una idea de compensación, pero yo no lo veo todavía, creo que todavía se está construyendo una agenda de políticas de reparación. Tenemos, por ejemplo, la Comisión de la Verdad sobre Derechos Humanos, que la veo como una política reparadora. Pero creo que todavía hay una falta de nitidez sobre qué es lo que queremos decir con reparación, y cuáles son los posibles caminos y herramientas para las acciones de reparatorias.
¿Existe un margen para hablar de reparaciones en un contexto neoliberal?
Yo creo que en el contexto neoliberal se pueden hacer esas políticas. Por ejemplo, la Universidad de Harvard puso una placa en un edificio reconociendo que fue construido por esclavistas. Todas las universidades americanas o fueron construidas por esclavizados o tienen antecedentes relacionados. Entonces, a veces el reconocimiento es algo que no es gravoso y no tiene ningún aspecto redistributivo. Creo que ese es el punto. Por eso tenemos acciones afirmativas, que son políticas de corrección de desigualdades, que apuntan a la redistribución de bienes y recursos. No solo materiales, sino educativos. El reconocimiento del título de las tierras quilombolas, por ejemplo.
Siguiendo con esta idea de reparación como redistribución de la riqueza. Francia Márquez en la apertura del primer Foro de Afrodescendientes en Naciones Unidas en Ginebra el año pasado, planteaba la idea de condonación de deuda externa como un horizonte de reparación ¿Qué reflexión te merece esa idea?
Sí, me parece una idea interesante, y creo que es una suerte de combinación. Al hacer ciertas políticas afirmativas también estoy construyendo un proceso de reparación. Creo que se pueden combinar, pero son diferentes procesos, y diferentes definiciones. Muchas veces no veo esta nitidez en la separación entre estas dos cosas.