Dulce y melancólico

Antes de la aparición de la cámara digital, un fotógrafo trabajaba entre entre la rapidez precisa y la lentitud extrema. El clic del obturador era instantáneo, sí, pero luego había que revelar la película, revisar las hojas de contactos o las diapositivas en color y hacer las selecciones para imprimir. Luego vendría el momento de barajar y dar de nuevo. Bruce Davidson, que cumplirá 90, ha estado revisando su archivo analógico durante los últimos ocho años. En The Way Back, título de una exposición que ahora se encuentra en la Galería Howard Greenberg, en Nueva York y de un libro que se publicará en los próximos meses, presenta fotografías que en su momento pasó por alto. En una entrevista de 2015, Davidson le mencionó a Arthur Lubow, cronista de The New York Times, algunos fotógrafos que lo habían llevado a adquirir “un nuevo punto de partida”: Eugène Atget, Henri Cartier-Bresson, Robert Frank, Diane Arbus. No se incluyó a sí mismo. “Sabe que ha seguido caminos abiertos por pioneros. Lo que lo hace notable es la empatía que conquistaba a sus sujetos y la devota persistencia de sus investigaciones”, escribe Lubow. Davidson irrumpió en la fotografía profesional en Life. Fascinado por la cámara desde que tenía 10 años, su carrera profesional empezó cuando apenas tenía 20. En una de sus primeras series (en torno a la vida circense, en 1958), tomó fotografías íntimas de Jimmy Armstrong, un payaso con enanismo, que ahora recupera. También documentó la lucha por los derechos civiles en los 60 y los modos de vida de las comunidades hispanas y negras en Harlem. El libro y la muestra The Way Back incluyen además una serie sobre visitantes que se relajan en Yosemite National Park en 1965 o en los parques de Brooklyn mucho antes de su explosiva gentrificación. Así Davidson mira hacia atrás y redescubre, para él y para otros, su propia fotografía.

Donde vive el monstruo

Un grupo de investigadores y cazadores de monstruos están reunidos ahora mismo en las Tierras Altas de Escocia en el Reino Unido para buscar al eternamente esquivo monstruo del Lago Ness, “la mayor búsqueda de la legendaria bestia en más de 50 años”, según aseguran. El Centro del Lago Ness y el grupo de investigación Loch Ness Exploration abrieron una convocatoria para que todos los aspirantes a cazadores de monstruos se unan. “Nuestro objetivo es observar, registrar y estudiar el comportamiento natural del lago y los fenómenos que pueden ser más difíciles de explicar”, se lee en la página de Facebook de Loch Ness Exploration. Los investigadores están descubriendo todo tipo de tecnología, incluido equipos de topografía que, aseguran, nunca antes se había utilizado en el lago de agua dulce. Drones con cámaras infrarrojas volarán sobre el lago y se utilizará un hidrófono debajo de la superficie para detectar “llamadas tipo Nessie”, dice el Centro. La leyenda del monstruo tiene al menos 1500 años aunque adquirió fuerza tras una foto publicada en 1933 en el Daily Mail donde se vería a la bestia retozando. Se dice que en su lecho de muerte, uno de los integrantes de esa exploración (comandada por el experto en experiencias psíquicas Robert Wilson) reconoció que había sido una imagen trucada. Y aunque no hay ninguna demostración científica, el Centro afirma que en su archivo hay 1140 testimonios de avistamientos de este ser, tan longevo como esquivo.

Be my baby

Casi veinte años después de la muerte de Helmut Newton, una fotógrafa oriunda de Berlín llamada Hani Hape decidió retomar esas imágenes de mujeres desnudas y perfectas como esculturas que eran toda una marca de estilo en Newton, reemplazándolas por varones. La idea fue indagar de qué modo impactan los cuerpos masculinos al desnudo en la actualidad y cuánto de cosificación subyace según la lente de la cámara capte a unas o a otros. Para su casting, Hape recurrió, entre otras cosas, a la aplicación de citas gay Grindr. “¡No te imaginás lo difícil que es encontrar hombres que se bajen los pantalones!”, le confesó a la edición alemana de Vogue. Pero encontró lo que buscaba y gracias a su experiencia en la industria de la moda y la actuación, también pudo conseguir como modelos a algunos nombres conocidos del mundo del cine alemán como Maria Dragus, Maximilian Mundt, y Lea van Acken. Para su proyecto Helmut Newton visto por Hani Hape, la artista reinterpretó algunas de las obras más famosas del artista, con roles de género invertidos, donde las mujeres devienen observadoras de muchachos bellos que se entregan con calculada docilidad. A ella no sólo le preocupaba la recreación uno a uno de los escenarios y poses originales, sino también los gestos y el modo en que el conjunto impacta en la percepción pública. Las fotos son parte de un libro llamado Sakura, que se puede conseguir escribiéndole a Hape a través de su cuenta de Instagram.

Desembalo mi biblioteca

“Tom Verlaine fue un buscador de libros tan prodigioso y visionario como músico y compositor; rastreó durante décadas una colección de 50.000 libros tan asombrosa en profundidad como en volumen. Sabemos que con gusto hubiera entregado títulos que pensaba que otros podrían usar, del mismo modo que aceptaba gentilmente hallazgos que otros ojos buscaran para él. Con ese mismo espíritu, es un placer anunciar la primera de muchas ventas para que sus libros se sigan dispersando y encontrando lectores”, publicó la librería neoyorquina Better Read Than Dead en su cuenta de Instagram. Así, parte de esos libros se pusieron a la venta el fin de semana pasado en un depósito que la librería tiene en Brooklyn, acomodado para que las personas fueran pasando en grupos de a diez o doce y pudieron chusmear con comodidad. Porque a pesar de la ola de calor en Estados Unidos, varias cuadras de fans e interesados se reunieron para acceder a esta colección heteróclita sobre literatura, arte, música, misticismo, ocultismo, poesía, religión y espiritualidad en una movida que Better organizó junto a Capitol Hill Books. Verlaine solía comprar en la mítica librería de usados The Strand, curioseando entre sus cajones con ofertas de un dólar. Así que entre los volúmenes que se pusieron a la venta por precios muy accesibles (entre diez y cien dólares según el tipo de ejemplar) fue posible encontrar toda clase de rarezas. Por ejemplo, la poesía de Lovecraft, una biografía del escritor Donald Barthelme, un libro sobre aliens escrito por Carl Sagan, el clásico Evidence of Satan in the modern world, revistas de diseño y muchos pero muchos libros sobre China y misticismo en Filipinas. Verlaine falleció a comienzos de este año y Patti Smith honró su memoria en estos días con una aparición en el recital que The National dio en el Madison Square Garden. Allí hizo una versión de “Guiding light”, un clásico del primer disco de Television, que aparece mencionado al pasar en un ensayo que escribió, también para honrar a su amigo. Allí menciona el pasado punk que los unió a comienzos de los setenta, los recitales en el CBGB y esa pasión compartida por la lectura: “Al examinar las estanterías en la biblioteca de cada uno, nos sorprendió descubrir que nuestros libros eran casi idénticos, incluso aquellos de autores difíciles de encontrar. Cossery, Hedayat, Tutuola, Mrabet. Ambos éramos exploradores literarios que hacíamos nuestro propio camino y llegamos a compartir nuestras fuentes secretas”.