Chivilcoy, territorio mítico en la narrativa de Hernán Ronsino, busca sostener en el tiempo un espacio de encuentro entre editoriales, poetas, escritores, artistas, lectores y público en general. La segunda edición de la Feria del Libro de Chivilcoy (FLICH), un festival de literatura y poesía que promueve la difusión de la escritura, la creación y expresión artística, además de rescatar el valor social de la cultura para producir sentido, memoria e identidad, comenzará el viernes 2 de septiembre en la cancha del club Colón de la ciudad (Benítez 95) a partir de las 11.30, con entrada libre y gratuita.
Ronsino, el autor de trilogía de novelas chivilcoyanas La descomposición, Glaxo y Lumbre, inaugurará esta edición en la que participarán Alexandra Kohan, Alejandro Dolina, Carla Quevedo, Walter Lezcano, Alejandro Chuca, Morena Ponce, Cora Barengo, Tomás Rosner, Daniel Casas, Álvaro Cortés, Patricia González López y la banda musical infantil Gulubú.
La FLICH fue creada y coordinada por la escritora Samantha San Romé y el librero Maximiliano Gesualdi de Librería Macondo, los dos licenciados en Ciencias de la Comunicación y gestores culturales, y contó con el impulso de la diputada nacional Constanza “Coty” Alonso, actual candidata a intendenta de Unión por la Patria. Gesualdi dice que la Feria surgió en 2022 del deseo de tener en Chivilcoy una propuesta cultural “potente” que posibilite el encuentro entre editoriales, poetas, escritores, artistas y lectores.
“Para nosotros es un proyecto que, a corto y largo plazo, se propone construir y buscar respuestas sobre qué es la cultura y cómo a través de ella construimos lo que somos y pensamos”, plantea el librero a Página/12, y revela que en este momento en la ciudad hay cinco librerías: dos de libros nuevos, dos de libros usados y una virtual. También hay una editorial municipal. Ronsino, para los organizadores, es un referente que creó “una obra literaria que convirtió a Chivilcoy en un territorio mítico”. El escritor, que nació en Chivilcoy en 1975 y vive en la ciudad de Buenos Aires desde 1994, brindó su apoyo a la FLICH desde que era sólo una idea.
Después de las PASO, la devaluación y la estampida del dólar no hizo más que profundizar el deterioro de los salarios y el poder adquisitivo de la población. La industria editorial viene muy golpeada; el precio del papel está por las nubes. “Entendemos que la importancia de sostener estos proyectos culturales siempre, y sobre todo cuando la cultura se encuentra amenazada, reside en defenderla como un derecho humano relacionado con el desarrollo de lo colectivo”, explica San Romé. “La cultura no es solo el arte y las distintas expresiones que conviven en los territorios sino lo que nos hace humanos, a través de lo que construimos significados, ideas y valores comprometidos con el presente. Necesitamos defender la cultura de la mirada neoliberal y mercantil que la reduce al espectáculo y al intercambio de bienes y servicios y volver a poner en valor su rol en la costura del tejido social, en las relaciones entre las personas, en los proyectos colectivos y los imaginarios”, agrega la escritora chivilcoyana.
La FLICH es auspiciada por el Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires y fue seleccionada por el Programa de Apoyo a Ferias del País del Ministerio de Cultura de la Nación. Además, es organizada junto al Centro Cultural Néstor Kirchner de Chivilcoy, que cuenta con un equipo que trabaja en un programa cultural local. “Sabemos que las editoriales independientes están viviendo un momento difícil por los precios del papel y el contexto que atravesamos todos los trabajadores y que hay mucha soledad y desamparo respecto a la falta de políticas públicas sobre este tema", reconoce San Romé. "Cuando una editorial nos confirma su presencia en la FLICH nos emociona porque sabemos el esfuerzo y la apuesta que significa venir a un territorio casi desconocido. Por eso nos ocupamos de recibirlas de la mejor manera y colaborar en lo que sea posible”.
La escritora y organizadora de la feria pondera que la visita de las editoriales independientes a Chivilcoy tiene dos ventajas: la posibilidad de encontrarse con los lectores cara a cara en un festival donde la literatura atraviesa todas las actividades del día; el descubrimiento de materiales muy variados. “La presencia de artistas reconocidos acerca a un público potencialmente lector que también incide en las compras dentro de la feria. La experiencia de la primera edición superó las expectativas de los feriantes y esperamos que, a pesar de los aumentos en los precios de los libros, esta tendencia continúe y se vayan contentos”, augura San Romé.
Gesualdi y San Romé admiten que el problema más importante que tienen las ferias del libro es el financiamiento. “Se sabe que estos proyectos corren el riesgo de no poder sostenerse cuando cambian los gobiernos, o de verse en la obligación de encontrar otras formas de financiamiento en el ámbito privado para asegurar su sustentabilidad", advierte la escritora chivilcoyana. "Eso pone en evidencia la importancia del rol del Estado, por acción u omisión, para desarrollar políticas culturales y garantizar que estos espacios no solo sobrevivan, sino que crezcan y se multipliquen”.