Sonido de libertad 4 puntos

Sound of Freedom, Estados Unidos, 2023

Dirección: Alejandro Monteverde

Guión: Rod Barr y Alejandro Monteverde

Duración: 130 minutos

Intérpretes: Jim Caviezel, Mira Sorvino, Bill Camp, Javier Godino, José Zúñiga, Cristal Aparicio, Yessica Borroto Perryman, Eduardo Verástegui.

Estreno: Disponible en salas.

El paso de Sonido de libertad por los cines de Estados Unidos fue una sorpresa. En tiempos donde reina el dilema de estrenar en salas o en plataformas y las películas son juzgadas no por su calidad cinematográfica, sino por la cantidad de entradas vendidas, este film independiente reventó las boleterías. La película dirigida por Alejandro Monteverde llegó a la pantalla casi al mismo tiempo que tanques enormes, como Misión Imposible e Indiana Jones, redondeando una recaudación de 180 millones de dólares, superior a las de las otras dos.

Ver la película multiplica el asombro. Se trata de un relato basado en la historia real de Tim Ballard, agente del gobierno estadounidense encargado de investigar delitos como la pedofilia, la pornografía infantil, la trata y el abuso sexual de menores. Hasta ahí, nada raro: aunque aborda un tema durísimo, Sonido de libertad es en términos estrictos un policial más. Uno que no se destaca por ser atrapante, sino por su empeño por involucrar (afectar) emocionalmente a los espectadores, operando sobre sentimientos como la culpa o la indignación. Es ahí donde una película que podría pasar desapercibida muestra sus hilos. No solo los de sus costuras cinematográficas, sino aquellos con los que busca reducir al público a la figura de marionetas que sienten.

No es que el cine como disciplina carezca de la capacidad de incidir en las emociones. Por el contrario, es una de las características que definen a cualquier arte. Se trata más bien del viejo balance entre el fin y los medios para alcanzarlo. Sonido de libertad no quiere tanto crear conciencia sobre la compleja y preocupante cuestión que aborda –los distintos delitos sexuales cometidos contra niños—, sino alimentar la culpa y la paranoia entre los miembros del público. Pero lo hace de una forma tan abierta y desembozada que podría llegar a generar risa o indignación, dependiendo del carácter de cada espectador.

Solo así se entiende la reiteración de situaciones en las que los distintos personajes “buenos” de la película se van obligando entre sí a imaginar que sentirían si un día la cama de uno de sus hijos quedara vacía, sabiendo que es víctima de tales aberraciones. La machacante insistencia confirma que el destinatario de la pregunta no pertenece a la escena en pantalla, sino que se ubica al otro lado, entre el auditorio.

El modus operandi que Sonido de libertad expone tiene un origen vinculado a una serie de organizaciones ultracristianas que integran el círculo rojo de la extrema derecha estadounidense, como la productora Angel Studios, el productor mexicano Eduardo Verástegui y una red que llega hasta lo más delirante de las teorías conspirativas, como la infame QAnon. Angel Studios y Verástegui también estuvieron detrás de Inesperado, película autodefinida como provida, cuyo anunciado estreno local en la previa a la aprobación de la ley del aborto en el país quedó suspendido por la pandemia.

La elección de Jim Caviezel para interpretar a Tim Ballard le echa leña al asunto. No solo porque se trata del mismo actor que le puso el cuerpo al Jesucristo del ultracatólico Mel Gibson, defensor y distribuidor de Sonido de libertad en Oceanía a través de su compañía Icon. Un golpe de efecto que logra que en cada escena en la que su personaje salva a un niño, inevitablemente el espectador vea en él el rostro de Cristo, asimilación que la película subraya desde la puesta en escena y la fotografía. Además, Caviezel es un fervosoro militante de las teorías de QAnon, llegando a denunciar públicamente la existencia de una casta progresista que maneja una red de tráfico de niños, para extraer de su sangre una droga (adenocromo) que extiende la juventud. Todo esto detrás de una película mediocre, que pasaría desapercibida hasta en la programación de Hallmark Channel. Sin embargo, el éxito.