Hay un video que circula por estos días, donde Pablo Socolsky Trío interpreta “Esperando la lluvia”, el tema que da título al reciente álbum del pianista, editado por BlueArt Records; y verlo es evidencia empírica de un placer compartido. Socolsky, junto a Fermín Suárez en contrabajo y Gustavo Telesmanich en batería, abren un mundo sensible, de composiciones propias y otras revisitadas. El comienzo del disco, con la tecla que suena como gota que cae, anhela su diluvio suave. “Fue filmado mientras grabábamos, ese video es lo que estaba pasando en el momento”, cuenta Pablo Socolsky a Rosario/12. “Al disco lo grabamos en Godzilla Studio, en Roldán, que está en un primer nivel internacional en cuanto a ingeniería de acústica e instrumentación; nos sentimos muy cómodos. En cuanto a los temas, el primero y el último (“Luz de la mañana” y “Luz escondida”) surgen de una improvisación grupal, de una única toma, pero los demás fueron dos tomas, de las que elegimos una, simplemente porque había que hacerlo y no porque una estuviera mejor que la otra”, continúa.
Esos dos temas son composiciones del trío, las demás –8 en total– están repartidas entre la autoría de Socolsky y relecturas de dos piezas de Paul Motian y Keith Jarrett, respectivamente. Según el pianista, “con los músicos nos dimos la posibilidad de poder escuchar previamente otro material y de conversar acerca de lo que queríamos realizar. No hubo mucho trabajo previo de ensayo, pero sí nos reunimos un par de veces para bajar algo de las estructuras de algunos temas. Y se conversó mucho acerca del concepto y del entramado sonoro, para que cada instrumento fuera protagonista. Esa era la idea general y lo que quise transmitir”.
La sonoridad del trío ofrece una suerte de consecución lógica, por así decir, entre tema y tema. Como si la cadencia ofrecida por lo que se escucha fuera el prólogo preciso para lo que sigue. “Es un trío diferente a los más convencionales de jazz, pensado más desde una instrumentación camarística, en donde cada uno tiene un rol de interacción con el otro y un cierto protagonismo. Eso se escucha y permite plasmar esta integralidad, en la que cada uno aporta lo suyo”, explica Socolsky.
-Esa distinción “camarística” no deja de incidir, si se quiere, en lo permeable que es el jazz.
-El jazz es una palabra de un campo muy amplio. Para decir algunas referencias, pienso en los discos en trío de Gary Peacock, de Marcin Wasilewski, o de Masabumi Kikuchi, que ha grabado con Thomas Morgan y Paul Motian. No son tríos de swing, para decirlo de alguna manera, pero en ellos se ve muy bien la improvisación, la interacción y la espontaneidad, con un lenguaje diferente al del jazz tradicional. Por eso me parece que está bien ubicarlo en ese punto. El jazz tiene que ver con la creatividad y la improvisación de un material musical. Y en lo que tomamos nosotros, además de composiciones propias, hay dos temas de la década del ’70, de grandes músicos; uno es “Prayer”, que Keith Jarrett grabó en dúo con Charlie Haden; y el otro es “Wednesday”, que Paul Motian grabó con Joe Lovano y Bill Frisell. Hicimos una relectura de estas composiciones, con la idea de hacer una referencia a compositores y obras que no han sido escuchadas por la gente joven. Es importante revalorizarlas y traerlas a la actualidad.
-Vuelvo a la interacción entre ustedes, ¿planteás una estructura que se comparte?, ¿cómo es ese acuerdo?
-Uno puede plantear una idea pero después está en ver en cada tema qué es lo mejor. A todo lo vamos pensando, conversando, y lo consensuamos. A veces se va modificando esa manera de cómo presentar esa idea o composición, pero obviamente tratamos de que haya un desarrollo y cierta variación en la manera de cómo presentar cada tema. Hay como un cambio de rol continuo en esas funciones, desde el primer tema hasta el final. De hecho, en “Wednesday” yo aparezco después del primer minuto, el motivo es muy cortito y hacemos toda una descripción de ese motivo hasta llegar a él, para después repetirlo al final. Hay como cierta síntesis y deconstrucción de esa síntesis, para darle algún tipo de creatividad y espontaneidad a la idea.
-Podría decirse que hay un vaivén entre la forma alcanzada y la vuelta al momento previo.
-Esa lectura es lo que intentamos realizar todo el tiempo. Con el trío lo hemos pensado de esa manera y creo que tener esa idea clara ayudó, en poco tiempo, a generar cierta integración y posibilidad de ser sutiles y claros. Creo que se ha podido plasmar en la grabación.
-Y al amparo de un título, Esperando la lluvia, que es una evocación poética.
-Al título se lo puede leer de dos maneras: como una cuestión metafórica, como ese momento contenido, de incertidumbre, de tensión y alivio; y también de manera más literal. Cuando empezamos a trabajar en este material, estábamos con los incendios y quemas en las islas, agobiados por esa situación; y de manera irónica nos decíamos de qué forma podíamos contrarrestarlo. El título del disco fue una especie de plegaria o llamado a que la lluvia nos salve. Por eso, creo que hay una lectura polisémica, desde lo literal a lo más metafórico; también desde la portada, a cargo de Verónica Sendra, quien ya colaboró en mi disco anterior.
El paso siguiente será la presentación en vivo de Esperando la lluvia, que ya tiene fecha confirmada y escenario espléndido: “Vamos a presentarlo el 19 de septiembre el Teatro El Círculo, un marco inmejorable para este tipo de propuestas. El disco va a ser presentado íntegro y por supuesto que ya estamos preparando más material. Va a ser una celebración. Hemos elegido composiciones nuevas, reversionamos algunos temas anteriores míos y de compositores de otras décadas; así que estamos con muchas ganas de que llegue la fecha. Nuestra intención, además, es grabarlo y filmarlo, otro desafío”.
Esperando la lluvia fue también posible gracias a la tarea de Martín Actis (ingeniero de grabación, edición, mix y master), Omar Núñez (diseño gráfico), Verónica Sendra (arte de portada), y Horacio Vargas (producción ejecutiva). “Así como agradecer en primer lugar a Fermín (Suárez) y Gustavo (Telesmanich), compañeros muy cercanos, agradezco la confianza y disposición de Horacio Vargas (director de BlueArt) y de todos los que han trabajado en el disco. Esto es algo que se construye en equipo y por suerte he podido generar un grupo de trabajo que valoro muchísimo y disfruto. En estos tiempos tan difíciles que nos toca vivir, cuesta muchísimo sostener cualquier proyecto, más aún cultural. Habiendo tantas necesidades insatisfechas, nos permitimos un soplo de aire para poder seguir, tratando de dar lo mejor”, concluye.