“Las autoridades del FMI le exigen al Gobierno que devalúe el peso a la espera de que desaparezca la brecha cambiaria entre el dólar oficial y el dólar paralelo. Esa creencia se basa en la idea equivocada de que la brecha es una creación voluntaria del Gobierno en lugar de una consecuencia indeseada de una economía bimonetaria”. Así lo resumió un informe publicado por Celag (Centro Estratégico Latrinoamericano de Geopolítica), que lleva el título "Historia reciente de las macrodevaluaciones y la inflación asociada en Argentina", de Guillermo Oglietti. En el documento se plantea que el país sufre una escasez inédita de dólares debido a la sequía y la avidez estructural para desprenderse de los pesos para cambiarlos por divisas.

“Esta percepción errónea se explica por la incapacidad histórica del FMI para comprender la economía argentina y salirse de los manuales de texto de primer curso, y por la certidumbre de que no tendrán que rendir cuentas por sus recomendaciones de políticas de ajuste gracias a que las piedras de sus víctimas no tienen el alcance necesario para llegar a los vecindarios de Washington DC”, planteó el informe.

El documento hace un repaso sobre las macrodevaluaciones recientes en la economía argentina. Se menciona que desde 2002 hubo 10 macrodevaluaciones del peso argentino mayores al 5 por ciento en un día. La más alta fue la megadevaluación del 40,4 por ciento que hizo Macri a poco de asumir, el 17 de diciembre de 2015, cuando unificó el tipo de cambio.

La segunda devaluación diaria más alta fue del 22,8 por ciento y la hizo después de las PASO, el 14 de agosto, el gobierno de Alberto Fernández, como resultado de la exigencia del FMI. Esta fue la única macrodevaluación de la moneda que hizo el actual gobierno. Hasta ese momento, la devaluación diaria más grande había sido del 1,8 por ciento en febrero de 2020.

A su vez, en el informe se mencionó que el macrismo tiene el tercer y cuarto puesto de macrodevaluaciones con dos ajustes fuertes. La devaluación de agosto de 2019 tras las PASO de ese año, del 15,5 por ciento el día lunes 12. A la que se suma una devaluación de 9,8 por ciento el miércoles siguiente, totalizando una devaluación post PASO 2019 mayor al 25 por ciento.

Y también la devaluación del 13,7 por ciento el 30 de agosto de 2018. Que se suma a la devaluación del 7,1 por ciento del día anterior, totalizando así un 21 por ciento en una sola semana.

Finalmente, el informe menciona que la quinta en la lista fue la devaluación del 12,4 por ciento que hizo el gobierno de CFK en enero de 2014.

Con estos antecedentes, se menciona en el informe de Celag que las autoridades del FMI esperan que una devaluación disminuya la brecha entre el dólar oficial y el paralelo, como la devaluación que hizo CFK en 2014, que logró reducirla durante casi 8 meses. Pero la devaluación que exigió post PASO 2023 el FMI, redujo la brecha cambiaria durante sólo dos días.

Al tiempo que la capacidad de las devaluaciones para reducir la brecha cambiaria está reduciéndose, el impacto inflacionario de las devaluaciones está acelerándose y se hace más persistente.

La devaluación de CFK desencadenó un salto de 3,9 por ciento en la inflación que sólo duró un mes, hasta que la inflación volvió a los niveles previos. La megadevaluación del 40 por ciento de Macri en diciembre de 2015 subió la inflación en casi 5 puntos y duró dos meses, hasta que se recuperó el ritmo previo de inflación. La segunda devaluación de Macri, en 2018, generó un salto de la inflación de 6,5 puntos y duro tres meses hasta que recuperó el ritmo previo de inflación. Mientras que la cuarta, en 2019, generó un salto de la inflación de 10,1 por ciento y pasaron cinco meses hasta recuperar el ritmo previo de inflación.

“Esperar que una devaluación achique la brecha en estas circunstancias extraordinarias de escasez de divisas generadas por la sequía y el endeudamiento extremo no es más que pensamiento mágico, del que el Gobierno debería tomar suficiente distancia para bienestar de nuestros ciudadanos”, se planteó.

Al mismo tiempo, se indicó en el informe que “el dólar en Argentina es un bien que, a diferencia de otros, está exceptuado de cumplir la ley de gravedad de Newton”. Para agregar que “para el resto de los bienes, mientras más se distancien sus precios de los del resto de los bienes, mayor será la fuerza de atracción que los empujará hacia abajo como consecuencia de la competencia de la oferta y de la sustitución de productos”.

“Con el dólar, en cambio, no hay fuerza de gravedad, porque mientras más suba el techo, más arrastra el piso hacia arriba. La breve historia de esta década de devaluaciones muestra que el traspaso a precios de la devaluación es cada vez más alto y persistente”, se concluyó.