Junto a Las Bodas Químicas, Gualicho Turbio será el otro grupo que amenizará esta nueva fecha de Rebeldes, Soñadores y Fugitivos En Vivo. La presentación en Venezuela 330 servirá también para despedir formalmente la etapa de su primer álbum de estudio, titulado al igual que la banda, y lanzado en 2015, que se extendió un tiempo más a partir de su relanzamiento en vinilo. Pero su público deberá evitar el pánico: el trío de blues y garage se encuentra preparando la salida de su segundo disco, Gato negro, que están terminando de mezclar y aparecerá en noviembre próximo. Así, su recital de mañana adelantará algunos temas de esta producción, especialmente dedicada a la realidad actual de la Argentina. “No es contra Macri, sino que alude a lo que estamos viviendo los argentinos. Especialmente el desprecio que se le tiene al ‘Cabecita negra’”, explica Zelmar Garín, monobanda (o sea, intérprete de guitarra, bombo, redoblante, kazoo y voz) de la agrupación. “Las nuevas canciones también hacen referencia a la prohibición al baile que se produjo en Buenos Aires, tras lo que sucedió en la Time Warp, que es una de las características de nuestra propuesta”. 

Si bien el concepto musical seguirá ahondando en lo que hasta ahora supo explorar el cuarteto que completan el vocalista Juanjo Harervack, el armonicista Hernán Balbuena y la cantante y bailarina Bárbara Aguirre, Gato negro tendrá un sonido aún más homogéneo que su antecesor. Lo que sí no tendrá es la cofradía de invitados con la que contó ese estreno (además de José Lavallén, de Las Bodas Químicas, prestaron su magia músicos del calibre de La San Cipriano Arkestra y Maxi Prietto, de Los Espíritus). A publicarse a través del sello Noseso Records, al igual que el debut, el segundo álbum de Gualicho Turbio le servirá al grupo para proyectar aún más una propuesta muy aferrada a la cultura rioplatense. Por más que en un primer paneo parezca más próxima al heraldo musical estadounidense. “Quizá ese componente primitivo es lo que hace genuina a nuestra música. Por eso no incluimos batería o algún otro instrumento adicional”, cavila Garín. “Se trata de una elección estética y, al mismo tiempo, sonora. Somos una banda que apunta hacia adelante mediante la reinvención”. Según señala, el grupo proviene de varios imaginarios: el porteño, el argentino, el candombero y el de la murga. “Por eso lo de los disfraces y el ingreso desde la calle. Y es que tiene que ver con nuestro Carnaval”.