En el universo de One Piece (ya disponible en Netflix), los piratas no tienen porqué ser cojos, llevar parche, beber ron o zarpar al grito de ¡ahoy! Este live action, adapatación del exitosísimo manga firmado por Eiichiro Oda (también productor), tiene como protagonista a Monkey D. Luffy (Iñaki Godoy), un adolescente que quiere reinar entre todos los que navegan sin preocupación. ¿Su poder? Estirarse como el Hombre de plástico tras haber ingerido la Fruta del Diablo ¿Su tripulación? Al menos al comienzo vaga solo en un barril de madera. ¿Su mayor rival? Un humanoide cuya nariz tiene forma de sierra.
Para los neófitos, el título hace referencia a un mítico tesoro que dejó enterrado un pirata antes de su ejecución iniciando una alocada carrera entre los de su clase. Según dijeron sus responsables, los elementos que se respetan al máximo del manga son la historia de la banda de los “Sombrero de Paja” y las reglas específicas de las habilidades de sus personajes. Son ocho capítulos con una mitología amplísima, una estética pastiche y el deseo cumplido de Monkey D. Luffy: “ser pirata es lo máximo. Tenés el viento a tus espaldas. El aire salado del mar. Tu fiel tripulación a tu lado. Y nunca sabrás lo que hay en el horizonte”.