Efectivos del Escuadrón 53 “Jujuy” de Gendarmería Nacional rescataron a 52 aves que eran transportadas ilegalmente en un camión de servicio de correspondencia por dos hombres mayores de edad que quedaron encausados por en infracción al artículo 25 de la Ley 22.421, de conservación de la flora y fauna Silvestre.
Según informó Gendarmería Nacional, los animales eran transportados con destino a la ciudad de Salta. El control de Gendarmería se realizó en el límete entre esta provincia y Jujuy. Al registrar el camión los gendarmes hallaron dentro de dos cajas a 46 cardenales, (Paroaria Coronata) y seis loros (Amazonas Aestiva).
Gendarmería le dio intervención al Ministerio de Medio Ambiente de la provincia de Jujuy y el Ministerio Público Fiscal de la Acusación, que orientaron el decomiso de las aves y del camión.
Además, se dispuso que los pájaros sean entregados al Sistema de Protección Animal para su rehabilitación y posterior reinserción a su hábitat natural.
El cardenal de copete rojo es una especie nativa del norte y el centro de Sudámerica. Habita desde el noreste de Bolivia hasta el sur de Paraguay, el extremo sureste de Brasil y Uruguay en Argentina se distribuye desde el extremo norte hasta el centro del país. En Salta su hábitat es sobre todo en la región chaqueña.
Si bien no está incluido en la lista de especies en peligro de desaparición y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) lo califica como preocupación menor, suele ser muy buscado como mascota por su belleza y su canto y su población viene dismimuyendo significativamente, con grandes zonas donde hasta hace algunos años era muy común en las que hoy en día ya no es posible avistarlo. En su calificación la IUCN señala que esta especie está amenazada por la pérdida de hábita, la caza y la comercialización ilegal.
Los seis loros rescatados son de la especie conocida como loro hablador, que también tiene su hábitat en Sudamérica. En el norte argentino se distribuye en Salta, Jujuy, Tucumán, Catamarca, Formosa, el Chaco, Misiones, Corrientes y el extremo noreste de Santiago del Estero. En este caso sí está calificada como una especie amenazada, precisamente por la comercialización ilegal que conlleva la destrucción de sus nidos y la muerte de los pichones más pequeños, aunque también su población está muy afectada por la pérdida de su hábitat con la expansión de la actividades agropecuarias, la tala a gran escala.