En medio del escándalo por el beso no consentido de Luis Rubiales a la jugadora de la selección de fútbol femenino de España Jenni Hermoso, el director de cine estadounidense Woody Allen, con múltiples acusaciones por abuso sexual, defendió al presidente de la Real Federación Española de Fútbol.
En el marco del Festival de Venecia, donde presentó su última película “Coup de chance”, el actor y comediante de 86 años opinó en diálogo con el medio español El Mundo que el beso de Rubiales a la campeona del mundo en la entrega de premios del Mundial Australia-Nueva Zelanda no es razón para que pierda su trabajo.
“Es difícil entender que una persona pueda perder su trabajo y ser penalizada de esa manera por dar un beso a alguien”, planteó. Y en esa línea, agregó: “Si fue inapropiado o demasiado agresivo, hay que decirle claramente que no haga eso y que se disculpe. No es que haya asesinado a alguien. Pero lo suspendieron de su cargo y podría perderlo todo".
Para Allen, acusado por abuso sexual por parte de su hija adoptiva Dylan Farrow, Rubiales “no la estaba violando”. “No se escondieron ni la besó en un callejón oscuro. Era solo un beso y era una amiga. ¿Qué hay de malo en eso?”, preguntó.
En ese sentido, el cineasta remarcó que al haber sido “algo público” y no tratarse de un beso "a puerta cerrada en su despacho, donde ella estuviera amenazada”, no lo consideraría abuso.
Las reacciones a los comentarios de Woody Allen
En pocos minutos, las redes sociales se llenaron de rechazos y repudios a las declaraciones de Allen sobre el “caso Rubiales”. Por ejemplo, el exdiputado del Parlamento Europeo y exsecretario de Organización de Podemos, Pablo Echenique, compartió la noticia y tuiteó: “Conocido pedófilo reincidente defiende a Rubiales desde las páginas de El Mundo”.
A su vez, reflexionó: “¿Pero qué le pasa a la derecha mediática con este tema, por dios? ¡Paren ya de justificar la violencia sexual! ¿No ven que eso tiene graves consecuencias para la seguridad de las mujeres?”.
Las denuncias de abuso sexual contra Woody Allen
En 1992, su entonces pareja Mia Farrow, protagonista de 13 de sus grandes películas, como "Hannah y sus hermanas" –uno de los mayores éxitos comerciales del cineasta– lo denunció después de encontrar en el apartamento del cineasta unas fotos en las que aparecía desnuda la hija adoptiva de la actriz y de su entonces marido André Previn, Soon-Yi.
La joven, de origen coreano, tenía 21 años y el cineasta 56. La pareja se casó en 1997 y hasta hoy siguen juntos.
En medio de la tormentosa separación, Mia Farrow le acusó de haber manoseado sexualmente a la hija adoptiva de ambos, Dylan, cuando tenía 7 años.
Las investigaciones de dos agencias de protección de menores nunca pudieron probar las denuncias contra Allen y aunque un juez neoyorquino dictaminó que las acusaciones no eran concluyentes, en junio de 1993 concedió la custodia de Dylan a la madre y restringió los derechos de visita al padre, al que tildó de "egocéntrico, indigno de confianza e insensible".
En enero de 2018, en plena campaña #MeToo, Dylan Farrow concedió su primera entrevista en televisión, en la que describió entre lágrimas a su padre como un mentiroso.