La irrupción en el escenario político de una fuerza liberal conservadora nueva, como La Libertad Avanza, sacudió a los partidos convencionales pero, sobre todo, le pegó en la línea de flotación al que hasta ahora representaba casi de forma única esos intereses. En las últimas horas, en Juntos por el Cambio vieron los primeros números de su bala de plata: la designación, la semana pasada, del economista Carlos Melconian como traductor técnico de Patricia Bullrich, la candidata a presidenta que muestra serios problemas de comprensión y comunicación de cuestiones económicas y sociales.
"No mueve el amperímetro, los votantes muestran indiferencia a las explicaciones que Melconian hace sobre los planes de Javier Milei", contó a Página I12 uno de los armadores de Bullrich. Y agregó que "la gente vota presidente, no ministro de Economía". Esta explicación, aseguran cerca de Patricia, tiene que ver con que la designación del titular del IERAL, el instituto económico del think tank liberal Fundación Mediterránea, se hizo con dos intenciones: correr a Bullrich de la responsabilidad de comunicar cosas económicas que no entiende; y a la vez tener un cuadro técnico que pueda contrastar ideas con Milei.
Un empresario nacional importante, que estuvo participando del acto de lanzamiento de Melconian en la Mediterránea la semana pasada, lo describió de la siguiente manera: "lo que dan son mensajes al poder económico, pero eso no es volumen, y tampoco está claro para quién está jugando hoy el establishment", dijo. Hay otros que creen, además, que la designación de Melconian puede hacerle un favor explicativo en el corto plazo, pero lo que hace, en realidad, es exponer aún más su incapacidad para hablar en público. Si bien es cierto que los candidatos a presidente no están obligados a saber de economía, sí al menos deben tener cierto conocimiento básico. A Bullrich, además de no tenerlo, se le suma otro problema: sus rivales son un economista, Milei, que vende su mismo producto de una mejor manera; y el actual ministro de Economía, Sergio Massa, que no es economista pero es un estudioso de los mecanismos del Estado y los esquemas de gastos.
En paralelo, la designación de Melconian generó resquemores entre algunos economistas que venían trabajando en los equipos económicos de Bullrich. Mientras algunos afirman "in Melco we trust" (Confiamos en el Melconian), otros, como Luciano Laspina, se corrieron de la primera línea de batalla, al menos por unas semanas. Lo mismo, pero con algo más de participación hizo Hernán Lacunza, que era hasta antes de las PASO el economista de cabecera de Horacio Rodríguez Larreta. Se sintieron destratados por la selección de un economista que, además, había avisado que estaba armando un plan "para el que ganara la interna", mientras los que estaban antes que él habían elegido uno de los dos bandos de la interna que se definió en las elecciones primarias.
Macri, Milei y un divorcio tardío
Con bastante delay, Bullrich se dio cuenta de que Mauricio Macri apadrinó política y económicamente a Milei, y empezó a despegarse del fundador del PRO de una manera más apurada y desordenada. Tal como se contó hace un mes en este diario, el líder del PRO quiere que gane La Libertad Avanza, y Bullrich, entre confusión y confusión, dejó quizás su mensaje más claro en ese sentido: "No tenemos que estar más presos de lo que hace Macri", dijo en una entrevista televisiva.
Cerca del ex presidente aseguraron ante este diario que su reciente viaje al mundial de Bridge en Marruecos fue una especie de toma de distancia de esa conexión que se le estaba atribuyendo con Milei. Pero los que lo conocen saben de primera mano cuál es su idea: Macri quiere, según cuentan, ser reivindicado, y eso sólo podría darse con una derrota de Juntos por el Cambio y un triunfo de Milei, al que ve como una continuidad de sus ideas. En pocas palabras, Macri prefiere perder para no quedar relegado en Juntos y lograr, en la otra esquina, posicionarse como el único jefe de la oposición no tocado por una supuesta performance magra de su espacio. Quiere poner blanco sobre negro a la idea de que bajarlo de la candidatura fue un mal plan, y mucho más haber quebrado el espacio intentando llevarlo al centro vía la posición de Rodríguez Larreta.
Esa potenciación de la figura de Milei, que parece también estar siendo fomentada por el oficialismo, no representa para Bullrich una mejora en sus posibilidades, según los focus de la semana última. En los equipos de Melconian diagnosticaron que había que atacar con mensajes públicos el corrimiento de Milei al centro, avisando que buena parte de sus medidas más taquilleras, como la dolarización, no serán cuestiones urgentes. Lo que ven en el macrismo es que el surgimiento de ese centrismo de Milei está personificado por Darío Epstein y el banquero Juan Nápoli, dos hombres del establishmente, más cercanos a la casta que a los rupturistas del orden, y que eso no es un dato negativo para Milei.
Ambos cuadros son los que negocian con fondos de Wall Street y cuentan el plan Milei en los Estados Unidos. Un dato extra, que viene de los equipos del libertario: contaron a este diario que las operaciones periodísticas sobre temas económicos en el diario La Nación y en el canal La Nación Más, que Milei asegura son propiedad de Macri, no le hacen mella en sus posibilidades, sino más bien lo contrario.