Nadia Barrera tiene 28 años y está viva de milagro. Su pareja, un ex policía bonaerense con quien había comenzado a convivir hacía siete años, la atacó delante de los dos hijos de ambos, y le dio seis puñaladas. Entró en la casa que alguna vez compartieron, en la localidad de Gonnet, La Plata, adonde él ya no podía acercarse. El hombre, de 51 años, tenía  una orden de restricción perimetral, pero ese papel no alcanzó para protegerla. Tampoco fue suficiente el botón antipánico que le habían dado después de denunciarlo ocho veces desde 2014. Pero lo más inquietante es que Enrique Luján Martínez estaba libre a pesar de tener 26 causas judiciales abiertas en su contra, la mayoría por hechos de violencia de género, tanto en el fuero civil como penal, iniciadas a partir de las denuncias de Nadia y otras tres ex parejas suyas, desde 1998, de acuerdo con un relevamiento realizado por la Secretaría de Género de la Facultad de Periodismo de la UNLP, a cargo de Flavia Delmas, desde donde le están brindando ahora a Nadia acompañamiento psicológico y legal.

Una de las causas que tiene Martínez fue por golpear a una hija de una relación anterior, con una cadena en 2013. Varias de las causas están paralizadas o archivadas. “Es un caso paradigmático. La mujer está viva de casualidad. Nos preguntamos cómo estaba en libertad con esa cantidad de causas. ¿El Ministerio Público Fiscal nunca cruzó la información para darse cuenta de que era la misma persona denunciada una y otra vez por hechos similares, lesiones, amenazas, violencia de género, e incluso abuso de arma? El sistema judicial que tiene que proteger a las mujeres termina siendo tanto o más peligroso que el agresor y es el que más las expone a la violencia”, analizó en diálogo con PáginaI12 el abogado Víctor Hortel, quien está patrocinando a Nadia como particular damnificada, en la causa por intento de femicidio, la última que enfrenta el ex policía. 

Martínez quedó detenido en la Unidad Penal N°9 después de atacar a Nadia con un cuchillo el 5 de junio. Esta causa está a cargo de la Fiscalía N°13 de La Plata, especializada en Violencia de Género. “Presentamos un escrito para que nos informen cuál es el estado de las causas anteriores por violencia de género, porque esa información es clave para caracterizar su perfil violento”, señaló el abogado que le asignó la Secretaría de Género a Nadia. Martínez estuvo también preso en la década del ‘90, involucrado en el asesinato de uno de los testigos clave de la desaparición de Miguel Bru, Mauro “Beto” Martínez, pero fue absuelto al considerar la Justicia que actuó en legítima defensa en cumplimiento de su deber al dispararle. Ahora trabajaba de remisero.

Nadia, que vive en Villa Castelli, en Gonnet, contó a este diario que Martínez empezó a ser violento con ella cuando estaba embarazada de la nena más pequeña, que tiene un año y 10 meses. El hijo mayor, tiene 4 años. “Estaba embarazada y me pegaba. Una vuelta me quiso apuñalar la panza”, recordó. “Yo lo quería dejar y no podía. Me torturó tanto psicológicamente que tenía miedo por mis hijos. No sabía cómo salir”, agregó Nadia.

–¿Tu familia sabía lo que estabas viviendo? –le preguntó este diario.

–Mi mamá empezó a enterarse de a poco. Yo quería gritar que me ayudaran pero tenía miedo por mis hijos. Me tenía amenazada. A veces tuve que tener relaciones sexuales y no quería. Decía que iba a cambiar pero no era verdad. Para él yo estaba con otros hombres, me perseguía. Hoy puedo respirar, puedo vivir –dice Nadia y su relato es parecido al de otras tantas mujeres, sobrevivientes de violencia de género. Respira aliviada porque quedó detenido después de acuchillarla. Pero Nadia casi pierde la vida. Diez días antes le había pegado y desfigurado la cara, recuerda. En ese momento ella le dijo a su familia que se le había caído una puerta encima. Mintió como tantas mujeres, que se avergüenzan por ser víctimas, sin poder tomar conciencia de que no son culpables de lo que les pasa. El 5 de junio, Martínez se metió en su casa, a pesar de la orden de no acercarse que le había dictado la justicia. “Me rebajó primero como mujer y después me clavó seis puñaladas. No sé cómo me salvé. Creo que la fuerza de voluntad al ver a mis hijos... Ellos vieron todo. Me dije: ahora no me quiero morir. Dios me dio una segunda oportunidad. Pero si sale de la cárcel, sé que va a venir por mí”, dice Nadia, casi temblando.

El año pasado Martínez estuvo preso cuatro meses, del 14 de marzo al 1 de julio. Pero la Justicia lo liberó. Dice Nadia que ahora se fue enterando de las causas anteriores. Según el relevamiento de la Secretaría de Género de la Facultad de Periodismo tiene 26 en distintas fiscalías, por lesiones y amenazas, contra otras ex parejas, e incluso una hija, en fuero penal, y también en Civil, por violencia de género. A mediados del año pasado una de las causas por lesiones y amenazas iniciadas por Nadia en 2015, fue elevada a juicio pero se acordó uno abreviado: Martínez fue condenado a tres años de prisión de ejecución condicional, es decir, no iría preso. Se le otorgó la excarcelación. Y así recuperó su libertad.

Nadia lo denunció por violencia de género y pidió medidas de protección el 10 de noviembre de 2014, el 1° de diciembre de 2015 y el 10 de enero de 2017. En setiembre, noviembre y diciembre de 2015, se le abrieron tres causas por amenazas, y lesiones agravadas por el vínculo; después en enero y en mayo de este año. En 2013, lo denunció otra ex pareja, María del Carmen Berón. Y pidió “protección contra la violencia familiar”, el 31 de julio y el 14 de agosto. Antes, en 2009, las denuncias contra Martínez las hizo otra mujer, Liliana Elisa Canales, también para pedir protección contra la violencia machista. En las denuncias penales, vinculadas a la violencia de género, actuaron las UFI 1, 2, 3, 7, 11 y 13. Un informe de la Secretaría de Género de la Facultad de Periodismo –al que tuvo acceso PáginaI12– detalla los números de expedientes, y el estado de cada causa: varios figuran como “paralizada” o “archivada”.

“Amenazas y lesiones son las formas en que las mujeres víctimas de violencia de género piden ayuda en la Justicia. Para la mujer es la vida o la muerte. Para la justicia son causas menores. ¿La condición de ex policía lo protegió a Martínez? Da mucho qué pensar cómo se investigaron todos los hechos por los que fue denunciado”, sostuvo el abogado Hortel. Nadia tiene miedo. Teme que recupere su libertad, otra vez, y vuelva a meterse en su casa.