Los libertarios critican la intervención estatal mediante políticas económicas, pero más indeseable aún les resulta la gestión pública de empresas, independientemente de que la compañía esté bien o mal gestionada. Por eso, el candidato a presidente Javier Milei anunció que va a cerrar o privatizar todas las empresas públicas.

Esta corriente suele invocar a Milton Friedman, de la escuela de Chicago, para explicar que hay cuatro formas de gastar dinero. La primera es gastar el propio dinero en propio beneficio, la segunda es gastar dinero propio para beneficio de un tercero, la tercera es gastar dinero de terceros en beneficio propio y la cuarta es gastar dinero ajeno en favor de terceros. La última opción, la que lleva adelante el Estado, sería la peor.

Bajo esta lógica, un directivo de una empresa multinacional no podría gerenciar correctamente el dinero de la empresa en la cual trabaja. O bien cualquier empleado de una Pyme tampoco podría hacerlo. La evolución del sistema capitalista ha mostrado que los dueños del capital, por medio de la enorme concentración económica, tienen una incidencia menor en el manejo del dinero de su propia compañía. Por ende, si se eligen bien los funcionarios, una empresa estatal puede funcionar muy bien, como lo muestra la gran cantidad de empresas públicas que hay en el mundo.

Caso Codelco

Hay múltiples ejemplos de empresas estatales exitosas. Se puede tomar como ejemplo cercano a Codelco, que pasó a manos del Estado chileno en 1971. Las minas de cobre El Teniente, Andina, Exótica, Chuquicamata y El Salvador estuvieron en manos de empresas extranjeras hasta que en 1966, el Estado empezó a controlar el 51 por ciento de esas propiedades y a fiscalizar las actividades a través del directorio. Ese mismo año nació la Corporación del Cobre. 

En julio de 1971, el Congreso aprobó por unanimidad el proyecto sobre la Nacionalización de la Gran Minería del Cobre. El Estado pasó a ser dueño de los bienes e instalaciones de las empresas extranjeras, y en 1976, la Corporación se dividió en la Comisión Chilena del Cobre (Cochilco), como organismo asesor y técnico, y en Codelco, como empresa productiva. En el primer semestre de 2022, Codelco produjo 736 mil toneladas de cobre fino y tuvo excedentes de 2.377 millones de dólares.

Lo interesante de la producción de cobre de Codelco no es tanto el crecimiento genuino que se logró mediante la intervención estatal, sino que promovió el crecimiento del sector en general. Codelco también invierte en innovación y tecnología: en 2019, la mina a cielo abierto más grande del mundo (Chuquicamata Subterránea) se convirtió en una operación bajo tierra altamente tecnologizada y preparada para los actuales estándares ambientales y de seguridad.

Aerolíneas

En el plano local, Aerolíneas Argentinas es la predilecta para el castigo libertario. Sin embargo, son varios los beneficios que trae para la sociedad. Por ejemplo, se promueve el turismo en sitios no convencionales así como también se generan conexiones entre actividades económicas que se pueden desarrollar en distintos puntos del país por medio de un transporte ágil y seguro. 

Además, Aerolíneas tiene un acuerdo firmado con el INCUCAI y el Ministerio de Salud, que establece procedimientos para el traslado de órganos, tejidos, células y material para trasplante, así como también el movimiento de pacientes. En lo que va del año, se realizaron más de 1.300 traslados, garantizado el acceso inmediato de la carga a los 36 destinos de la empresa y su red de 45 rutas federales. Sin dudas, esta empresa genera múltiples externalidades positivas, a pesar de que su balance arroja un resultado deficitario.

De todas maneras, para el Estado constituye una inversión altamente rentable en términos de balance, ya que, por ejemplo, durante 2022 Aerolíneas Argentinas recibió 47 mil millones de pesos y el Estado recaudó 83 mil millones de impuestos provenientes de esta compañía.

Las empresas estatales deberían cubrir, por lo menos, actividades que el privado no está dispuesto a hacer. Pero el mecanismo no debe ser tal que esto impacte en los balances de las empresas que toman tamaña responsabilidad sino que el impacto repercuta exclusivamente en el ministerio correspondiente. De esa forma, la empresa estatal se rige con las mismas reglas de juego que cualquier otra. Incluso se debe estimular, como el caso de Codelco, el crecimiento de la actividad privada dentro del mismo segmento.

YPF

La centralidad de YPF no está dada únicamente por participar de un sector clave de la economía argentina sino que también es la empresa de mayor facturación desde hace muchas décadas y cuenta con un enorme despliegue territorial. A su vez, YPF vende alrededor del 50 por ciento de los combustibles que se comercializan en el país. 

En términos económicos, estas características la convierten en la reguladora de facto de un mercado de un insumo difundido. Si bien el resto de las empresas mantienen precios por encima de los ofrecidos por la petrolera estatal, nunca pueden despegarse demasiado, ya que verían caer abruptamente sus ventas.

La experiencia empírica demuestra que la administración privada de la petrolera no fue la que obtuvo mejores resultados, ya que desde que la empresa volvió a ser administrada por el Estado, recuperó la curva creciente de producción de gas y petróleo.

Alimentos

Argentina podría proponerse a futuro crear una empresa estatal de alimentos. Se trata de un sector que está altamente concentrado y que reporta un aumento de precios muy por encima de la inflación, que ya es demasiado elevada. 

Sin embargo, con una correcta administración del Estado se puede alimentar a toda la población e incluso generar excedente para exportar. Por una doble vía se generarían beneficios para descomprimir la falta de divisas, dado que se remitirían menos utilidades a las empresas extranjerizadas (como Danone o Bimbo, entre otras) y se podrían generar divisas vía exportaciones, dado que Argentina es competitiva en la producción de alimentos.

La producción local se vendería a un precio justo (sin grandes márgenes que suelen existir en los monopolios) y también las provincias o las dependencias oficiales que necesiten suplir las necesidades alimenticias podrían acceder a un precio mucho menor al actual para combatir el hambre en el país.

En definitiva, las empresas estatales pueden ser funcionales al buen desarrollo del sistema capitalista. Para llegar al bienestar general, se deben tener todas las herramientas sobre la mesa y no cortarlas de cuajo como plantean los libertarios.

(*) Autor del libro Falacias Libertarias. Miembro de FUNDUS.