Desde Paraná
“Corría el río en mí con sus ramajes. / Era yo un río en el anochecer, / y suspiraban en mí los árboles, / y el sendero y las hierbas se apagaban en mí. / ¡Me atravesaba un río, me atravesaba un río!”. Esos versos del gran poeta entrerriano Juan L. Ortiz podrían servir de lema a la quinta edición del Festival Internacional de Cine de Entre Ríos, que comenzó ayer miércoles y se extiende hasta el sábado próximo, con una rica programación que privilegia al cine como expresión poética.
Atravesado –como Juanele- por el Paraná, siempre omnipresente desde los amplios ventanales del Centro Provincial de Convenciones que oficia de nave insignia, el Ficer es uno de los festivales más jóvenes del país, pero también uno de los más pujantes. A esa energía y dinámica seguramente contribuye el hecho de que el Ficer–creado a instancias de la Secretaría de Cultura de Entre Ríos- se asienta en la notable proliferación de cineastas que han surgido en la provincia en las últimas dos décadas y que han tenido proyección nacional e internacional: Celina Murga, Maximiliano Schonfeld, Eduardo Crespo, Iván Fund y Nicolás Herzog, entre varios. De hecho Murga - la directora de Ana y los otros y La tercera orilla- fue la primera directora artística del festival, que ahora está a cargo de Crespo, el realizador de Nosotros nunca moriremos y Continuidad de la memoria.
“Con el festival buscamos abrir el espectro de la mirada e incentivar el diálogo y la reflexión sobre el mundo que habitamos y el que quisiéramos habitar”, señala Crespo, que es también el director de fotografía habitual del cine de Santiago Loza, cuya película Amigas en un camino de campo será el film de clausura del Ficer. “Creemos que es fundamental la existencia de estos espacios de encuentro, de formación y descubrimiento, y luchamos año tras año por sostenerlos y hacerlos crecer”, continúa Crespo, para quien “algunas de las líneas que atraviesan el festival son los 40 años de la recuperación de la democracia, el trabajo de preservación de nuestra historia audiovisual, y el vínculo entre el cine y la poesía”. Estos tópicos están presentes, de uno u otro modo, en las diferentes secciones, en las actividades especiales y en las distintas instancias del encuentro.
El corazón del Ficer está siempre en su Competencia de Cine Nacional, que en esta edición tiene un jurado integrado por la actriz y realizadora María Alché, la directora del Museo del Cine Paula Félix-Didier y el cineasta boliviano Diego Mondaca. Los largometrajes argentinos también compiten por el premio Ojo de Pez que otorga el público, que tiene la posibilidad de votar a la salida de cada función. “Se trata de un pequeña selección que da cuenta de la diversidad de formas de producir o hacer películas que existen a lo largo de todo el país”, amplia Crespo respecto a los títulos elegidos para la presente edición, que arrancó nada menos que con Los delincuentes, de Rodrigo Moreno, que viene de ser todo un éxito en Cannes en mayo pasado, donde se convirtió en uno de los puntos altos del festival francés y que tuvo anoche en el Ficer su primera proyección en el país.
Directamente de la Berlinale y el Bafici llega hasta las orillas del Paraná Arturo a los 30, de Martin Shanley, donde el director “confirma todo lo bueno que había mostrado en su ópera prima, Juana a los 12”, señaló el crítico Juan Pablo Cinelli en Página/12. A su vez, del FIDMarseille y el DocBuenosAires, converge en Entre Ríos La terminal, de Gustavo Fontán, un bonaerense que tiene una larga historia de amor con el río Paraná y que en su momento hizo toda una película (La orilla que se abisma) inspirado en la poesía de Juanele Ortiz.
Otra película de gran recorrido internacional que estará aquí en el Ficer es la celebrada Trenque Lauquen, de Laura Citarella. La selección de la Competencia de cine argentino se completa con el documental santiagueño Salidos de la Salamanca, de Josefina Zavalía Ábalos, sobre un pueblo del noroeste argentino en el que los iniciados dicen pactar con el diablo a cambio de talento musical, y con Crónicas de un exilio, de Micaela Montes Rojas y Pablo Guallar, sobre el cineasta y militante Octavio Getino, una de las películas que en esta edición llevan en el catálogo del Ficer el sello destacado de “40 años de Democracia Argentina” por su aporte a la construcción de la memoria colectiva.
“En casi todas las secciones, habrá películas que dialogan con la memoria de nuestro país”, destaca Crespo. “En este marco, se proyectará una muy especial que es Juan, como si nada hubiera sucedido (1987), de Carlos Echeverría, que es una de las películas fundamentales del cine del regreso de la democracia”. Otro de esos títulos esenciales sobre memoria, verdad y justicia que estará en esta edición del Ficer es el documental El juicio, del entrerriano Ulises de la Orden, que se convirtió en un acontecimiento en febrero pasado en la Berlinale y que desde abril se viene exhibiendo a sala llena en el Malba.
El sello “40 años de Democracia Argentina” también figura en el catálogo del Ficer para los documentales Tres cosas básicas, del rosarino Francisco Matiozzi Molinas, sobre el secuestro de los militantes Tulio “Tucho” Valenzuela y Raquel Negro, en la sección Panorama Regional, y Matria, de Jimena Chaves, sobre las mujeres que perdieron a sus hijos en la Guerra de Malvinas, en la sección Cine por entrerrianxs. “Nuestra intención es acercar público joven a estas películas porque nos parece que el festival es un espacio propicio para el diálogo, la reflexión colectiva y para conocer mejor el pasado de nuestro país”, dice el director artístico del Ficer. Y enfatiza: “En particular en un momento en que hay tantos discursos engañosos sobre la memoria histórica”.
Ya en la edición anterior, la primera a su cargo, Crespo se ocupó de que el Ficer tuviera un espacio dedicado al cine clásico nacional y al acuciante debate acerca de la importancia de la restauración de nuestro patrimonio fílmico. Y este año redobla la apuesta con la proyección –al aire libre- de una película emblemática no sólo del primer cine sonoro argentino sino también de la cultura litoraleña: Prisioneros de la tierra (1939), de Mario Soffici, rodada en gran parte en locaciones de la provincia de Misiones, y restaurada por The World Cinema Project (una organización sin fines de lucro fundada por Martin Scorsese) a instancias de nuestro Museo del Cine.
“Queremos utilizar el festival para visibilizar las luchas que estamos llevando a cabo en el país muchas y muchos cineastas para la creación de una Cinemateca Nacional, para que cuide de nuestro cine, nuestra historia y la memoria de nuestro pueblo”, enfatiza el director artístico del Ficer. “En ese sentido, tenemos una actividad muy especial: un encuentro de cinematecas y archivos provinciales, donde los responsables de esos organismos van a tener un espacio de encuentro para compartir información y trabajo”.
Aquí se construye: Cinematecas y Archivos Provinciales, se titula esa mesa de diálogo y reflexión sobre el trabajo que se está llevando adelante en torno a la preservación audiovisual en diferentes provincias como Entre Ríos, Corrientes, Chaco, Misiones, Santa Fe, Neuquén y La Rioja. “Tenemos en la programación varios cortometrajes históricos recuperados por esos archivos, que llevan adelante una tarea en la mayoría de los casos invisibilizada y a la que nosotros queremos apoyar y celebrar”.
El Ficer no sólo mira hacia el pasado sino también hacia el futuro. En el marco del festival, también se lleva a cabo el Mercado Audiovisual Regional, al que se postularon un total de 68 proyectos para los concursos Desarrollo de Proyectos y Trabajos Avanzados Entrerrianos y de la Región NEA Litoral. Para los proyectos ganadores hay importantes premios estímulo, a cargo del gobierno de la Provincia de Entre Ríos, que van desde $900.000 hasta $1.200.000. Y durante el festival hay además instancias de formación, como el taller intensivo que brindarán los cineastas María Alché (Familia sumergida) y Benjamín Naishtat (Historia del miedo, Rojo, El movimiento), quienes están por estrenar en la competencia oficial del inminente Festival de San Sebastián el largometraje Puán, que realizaron a dúo.
“El festival cumple un rol en el fortalecimiento del cine de la región”, explica Crespo, quien recuerda que la ciudad de Paraná es la sede central del Ficer, pero que también habrá otras cinco subsedes en ambas márgenes de Entre Ríos, en las localidades de Concordia, Federal, Concepción del Uruguay, Villaguay y Rosario del Tala. “El festival fue creado a partir de una necesidad de encontrar un público local para las películas que veníamos haciendo en la provincia y también para impulsar las luchas que veníamos llevando adelante, como la Ley de Fomento Audiovisual, que fue aprobada hace un par de años y que este año se va a terminar de reglamentar para que este año entre en funcionamiento”, detalla el director artístico. “En ese sentido, el Ficer está concebido como un espacio político en el cual las y los cineastas de la provincia nos podemos encontrar para seguir trabajando en ampliar las posibilidades no sólo para el cine que ya se está haciendo como también el de las futuras generaciones que quieran dedicarse a esta actividad, que es artística pero también económica”.
¿Y la poesía? “En Entre Ríos tenemos una larga tradición de poetas, me animo a decir que de los mejores del país”, se enorgullece Crespo. “Y este año organizamos en la trasnoche del viernes una actividad que dimos en llamar ‘Fenómeno paranormal de poesía entrerriana’, un acercamiento entre el cine y la poesía local, entre poetas vivos y poetas muertos, entre la palabra y la imagen. Proyecciones de figuras como Juan L. Ortiz y Carlos Mastronardi se cruzarán con la intervención de poetas contemporáneos. Habrá imágenes de archivo y lecturas en vivo a cargo de Daiana Henderson, Daniel Durand, Julián Bejarano y Rocío Fernández Doval”.
Como decía Juanele en uno de sus poemas: “Por entre las luciérnagas hacia el río flotamos, / pues la sombra está toda de pupilas viajeras”.