La crudeza del punk, la verborragia del rap y la experimentación del jazz son algunos de los elementos que conviven en Katana (2023), el reciente EP publicado por Lara Jordán, la cantante, rapera y compositora de Burzaco que se presenta bajo el alias Latingeisha. "Katana es una palabra re especial y dice mucho sobre el disco, al que pienso como un arma. Es mi forma de lidiar con lo que me sucede, y es filoso y peligroso", dice la artista de 25 años que tocará este sábado 9/9 en el Tetra Music Festival, en el Centro Cultural Caras y Caretas.

Amante del cine de Tarantino y Hayao Miyazaki, Latingeisha entrega un EP de cuatro canciones que va desde el rap furioso de Caniche hasta la balada acústica de 1M, pasando por la oscura y hardcore Big $hit y la pop-soulera Disco D. Todos los temas fueron grabados y filmados en vivo en una fábrica de Temperley, en un formato de live session que condensa la energía y la dinámica de sus shows.

Además, Katana intenta capturar el sonido actual de la artista en compañía de su banda. "Fue como una recopilación de la música que veníamos tocando en los shows", cuenta Lara. "Y con la búsqueda de un sonido distinto, porque si bien ya venía haciendo cosas con tintes de hip hop, la idea de hacer algo más distorsionado nos gustó", dice sobre esta combinación de rap y rock.

  • ¿Por qué lo grabaron en una fábrica?
  • Quería algo que se viera sucio, crudo, frío, que transmitiera incomodidad. Elegimos ese lugar porque lo conocíamos, había ido muchas veces a ranchar a la casa de al lado, que es La Tota Records, en Temperley, que para mi generación de músicos es un lugar recontra frecuentado porque hacen jam ahí. Y la fábrica es como un anexo de la casa, porque es una panadería. Ahí filmamos.

  • ¿Y por qué necesitabas reflejar crudeza, suciedad y esa energía medio punk?
  • Porque, por empezar, las canciones hablaban de algo que para mí era como una llama de ira, bronca o de una energía pesada. La sonoridad también me llevó a ese lugar. Quería que eso estuviera plasmado en lo visual y que acompañara esas letras, por eso tenía que ser un lugar que no estuviera relacionado con lo estéticamente bello, y que se saliera de lo común. Me interesaba además el concepto de hacer música en un lugar donde habitualmente no se hace música.

► Latin wacha

"Les debo un montón a Dante (Spinetta) y Emmanuel (Horvilleur)", dice Lara, que de hecho toma su nombre artístico de una canción de Illya Kuryaki and the Valderramas: Latin Geisha, del álbum Leche (1999). "Más que ser fan, para mí representan una época en mi vida y una época en el hip hop en Argentina", precisa. Cuando era chica, su familia siempre la llevaba a recitales, y una vez una tía la llevó a ver a IKV al Luna Park. "Fue impresionante, quedé flasheada. Escuchaba las canciones de ellos por mi familia, porque yo era muy chica, realmente, no es que seguía esa música por mí."

  • ¿Ese episodio te marcó?
  • Ese Luna Park me rompió la cabeza, y ahí me quedó dando vueltas una información, un sonido que no consumía en otros lados, porque no escuchaba hip hop en la radio. Conocer a IKV fue la puerta de entrada al hip hop de Argentina. Latin Geisha me gusta mucho y me conecta con un montón de cosas que me atraviesan, porque desde lo visual me gustan muchas películas japonesas, y la plaza en la que jugué toda mi vida en Burzaco se llama Plaza Japón, a cuatro cuadras de mi casa.

De todos modos, no todo es tan lineal. IKV no es el responsable directo de que Lara se haya dedicado a la música. "La realidad es que a los diez años a mi familia le dijeron que cantaba bien y por qué no me llevaban a canto. Ahí entré a estudiar, y listo", recuerda. "Conocí que se podía hacer eso como opción y nunca más solté la música. Tuvo que ver con un montón de otras cosas, con mucha oferta musical, no con un solo tipo de música. Por eso hoy no puedo encasillar lo que hago, porque tengo muchísima música en mi cabeza y en mi oído."

Después de terminar el colegio, Lara se metió a estudiar jazz en la Escuela de Música Popular de Avellaneda (EMPA), donde en 2020 se recibió de profe de canto jazz. "Después me salgo un montón de ahí, uso esos elementos pero no hago jazz", dice. "Es parte de mi identidad artística, porque se nota que hay algo ahí de una técnica del jazz, de un estilo, de una forma, pero después no es lo que hago a la hora de escribir temas."

  • ¿Qué encontraste en el lenguaje del rap, que está tan presente en tu música?
  • Ante todo la crudeza para decir cosas. Lo que más me llegó es que se habla muy crudamente de lo que se quiere hablar, sin rodeos. Encontré letras con una literalidad que me gusta mucho; y me atraviesa la forma del decir, porque no es solamente ser literal sino también ingenioso. Que te quieras quedar escuchando la próxima barra. Los raperos que más me llegan son los que me dejan enganchada, pensando qué van a decir después.

  • Y hablando de crudeza... ¿en qué o en quién está inspirada Caniche?
  • Esa es bastante directa (risas): está completamente inspirada y dirigida a mi ex productor, que me robó muchas canciones. Estuve un año laburando con él y de repente se borró con mis canciones y nunca dio respuesta. No lo escraché, porque cuando una mujer escracha por lo general termina quedando como loca o histérica. "Voy a hacer arte con esto que me pasó, que es lo que sé hacer", pensé. Por eso hice esa canción donde me descargué completamente y la disfruto mucho en el escenario. Y terminó siendo un canal para mi enojo, una terapia. Ya está, el odio lo dejo acá, no me lo llevo encima todos los días.

  • Sos de Burzaco, en el conurbano sur, ¿el territorio tiene que ver con la música que hacés o con las cosas que decís?
  • Sí, cien por ciento. De hecho le he escrito canciones a mi barrio: tenía una banda antes, Plan Z, con la que hice la canción Burzaco Daddy, que le hablaba al barrio. Yo lo trato de llevar a mi música porque me representa un montón. Ahora estoy viviendo en Capital y me siento una outsider, siento que soy de otro lado. Quizás no literalmente, pero siempre estoy con la mirada puesta en el lugar de donde vengo.

  • En el Conurbano hay una mixtura de músicas que en tus canciones se refleja.
  • Siempre vi mucha música en el Conurbano. A los músicos de zona sur los conozco a todos porque hay mucho espacio de compartidas, jams y centros culturales. Escuché mucha música siempre acá. Iba a la plaza y había hip hop, pero después iba al Tío Bizarro y escuchaba música de los '80. Entonces, toda esa mezcla también está en mí.

  • ¿Cómo hace una artista joven para diferenciarse en un ecosistema musical en el que la oferta parece tan grande?
  • Es verdad que hay mucha oferta, pero también que dentro de esa oferta hay muchas cosas que se parecen bastante entre sí. Los géneros que se escuchan en la radio son muy acotados, no es que ahora la va a pegar un artista de reggae, por ejemplo. Hay un filtro para lo que es mainstream. Que puede ser derribado o no, pero tiene que ser con algo auténtico, ante todo. Y lo que yo hago es auténtico, porque nace desde una sinceridad total. Si a alguien le gusta, genial.


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