Un inglés, émulo del Marqués de Sade, pretende hacer la revolución a través del sexo en las colonias del Río de la Plata. Lo acompañan su servidor y una mujer que mantiene vínculos con los movimientos emancipatorios, ambos criollos. Inspirándose en el lenguaje literario del autor de La filosofía en el tocador, la dramaturga Patricia Zangaro tenía escritas unas escenas protagonizadas por estos personajes con la idea de abordar situaciones de sexo explícito, algo poco común en la dramaturgia local. Más tarde, con el objeto de realizar un vínculo con el presente, la autora concibió otros tres personajes que toman aquellas escenas para presentarse a una convocatoria teatral. Libertins, tal el nombre de la obra de Zangaro, acaba de reestrenarse en el Celcit (Moreno 431) bajo la dirección de Gustavo Insaurralde y la interpretación de Daniel Dibiase, Jose Manuel Espeche y Mónica Felippa. La música original es de Fernando Dieguez, el vestuario y la escenografía, de Agustín Justo Yoshimoto y el diseño de iluminación, de Luis Rivera López.
Con la estructura de teatro dentro del teatro, la obra oscila entre los días de la colonia y el tiempo propio de estos actores que se proponen darle forma final a un manuscrito encontrado providencialmente. Pero hay demasiadas frustraciones y temas pendientes entre ellos y demasiado vino a disposición como para concentrarse en la tarea y no terminar evocando otros ímpetus revolucionarios, los de los ’70, además de sus propios infortunios.
Fue la misma Zangaro quien reunió al elenco y convocó al joven director para realizar el montaje. “En su puesta de mi obra Por un reino, descubrí su gran sentido de la teatralidad y su audacia, además de una sensibilidad especial para potenciar el universo que una obra propone”, elogia la autora al director, en la entrevista con Página/12. Por su parte, Insaurralde afirma que esta obra es “un drama generacional”. Lo dice no solamente porque fueron derrotados los sueños revolucionarios, sino porque tanto a los actores y sus personajes como a la misma autora les quedó pendiente el no haber podido atravesar plenamente la experiencia de la militancia. Zangaro resume: “Tenía necesidad de hablar sobre el fracaso y la derrota, desde lo más íntimo hasta lo social. Y también hablar del teatro como trinchera de resistencia, porque esta obra es dura e incómoda pero también tiene mucho de luminoso y esperanzador.”
-El teatro está muy presente en varias piezas tuyas…
-Sí, el teatro dentro del teatro es algo que se repite en mi obra. El teatro es el lugar donde me siento amparada, donde la vida cobra sentido y donde puedo crear los lazos más fuertes porque es donde comprendo mejor a la condición humana. Con el avance de las derechas, con el colapso ambiental, estamos viviendo un mundo casi distópico. Frente a ese afuera tan confuso y aterrador, el teatro es un lugar donde conectarse. Esto es lo que les pasa a los personajes de Libertins.
-¿Te gusta involucrarte en los procesos de ensayo?
-Sí, incluso para que mis obras se estrenen yo misma pienso a quiénes llamar para realizar la puesta. Disfruto mucho de los ensayos, de la metamorfosis de la obra escrita en otro lenguaje, cuando el registro linguístico se enriquece con el cuerpo y la emoción de los actores.
-¿Cómo son los personajes que participan de la obra que están armando?
-Esos tres personajes funcionan como alter egos míos. Porque como ellos, soy de una generación demasiado joven como para haber protagonizado los ideales de la militancia de los ’70. Cuando terminé el secundario, como ya teníamos las botas sobre nuestras cabezas, crecí con las marcas que a todos nos dejó el golpe militar.
-Se puede decir que ésta es una obra de ideas…
-Creo que hoy hay una degradación muy grande de las ideas. La noción de libertad está despojada de los ideales emancipatorios y sólo se habla de la libertad de mercado, de la posibilidad de comprar y venderlo todo, un órgano o un niño. Las nuevas derechas se autodenominan libertarios. Y en ciertos casos, vemos que la libertad va asociada a la penetración del narco.
-Hay una cita de Sade en tu obra que dice: “en un mundo totalmente corrompido yo no te aconsejaría más que el vicio”…
-Sí, es una cita de Justine. Pienso en lo que ocurre en Rosario, que es aterrador. La penetración de la figura del narco disuelve todo vínculo, todo contrato social porque es una penetración que se da en toda la sociedad. Hasta los niños son tentados a entrar en ese mercado porque viven en un mundo sin alternativas de educación, de proyección laboral. Luego de haberse ampliados los derechos civiles estamos volviendo a los idearios más rancios y retrógrados.
*Libertins se puede ver en el Celcit (Moreno 431), los domingos a las 16 hs.