Los Estudio Mafia hacen todo en una habitación pequeña, abarrotada por las máquinas de risografía y decenas de cajas con publicaciones en distintos estadíos de producción. Las paredes repletas de prints de colegas, amigues y autores que editaron en los más de cinco años que llevan laburando. Magenta Magnnelli, Fede di Pila y Martín Lietti no son de los que se quedan quietos: Mafia ofrece también residencias a autores latinoamericanos y coorganiza el festival de historieta independiente Distrito Comix, una suerte de heredero de la tradición de Dibujadxs (del que, de hecho, participan dos organizadores) que celebrará su cuarta edición este sábado 9/9 desde las 16 en la Cazona de Flores (Morón 2453).
Estudio Mafia, cuentan, nació en un ph de Buffano y Artigas, donde convivían varios artistas y había, casi por mera casualidad, una máquina para hacer risografías. Salieron al ruedo con un grupo más amplio y una antología de historieta latinoamericana (Capisci) que terminó siendo un acto fundacional. Las líneas estéticas que se plantearon entonces siguen siendo las mismas que guían su propuesta editorial actual y sus otras intervenciones en el circuito. "Ese grupo pasó por distintas etapas, muchos decidieron seguir sus caminos y quedamos con Mage y Martín a cargo de lo que ya para ese momento era un proyecto más editorial, no sólo de autoedición, sino diseñando un catálogo de autores afines", recuerda Di Pila.
"Creo que hay tres factores bastante fuertes en el concepto de Estudio Mafia. Uno me toca particularmente, que es la cuestión de género", señala Magenta. Fede lo recalca como una línea política: "Darle lugar a la disidencia, aunque eso no nos caracteriza sí lo pensamos para que no se nos filtren contradicciones", plantea. Su compañera concuerda: "Por más que yo no escriba o dibuje el libro, como editora me tiene que representar de alguna manera, yo no puedo poner la cara atrás de un libro con lo que no esté de acuerdo, me bajo de ahí".
La mirada latinoamericana es otro eje del trabajo del grupo, que está presente desde su primera encarnación. "Siempre tuvimos un intercambio fuerte y lo queremos sostener por una postura también de integración, de no ensimismarnos en la historieta argentina. Está buenísima y es muy fuerte, pero creemos que traer a artistas de afuera nos renueva en todo sentido: en lo estético, en los discursos", considera Di Pila. "Lo veo como una comunidad. Más en tiempos como estos, de crisis, de amenazas políticas, creo que tenemos que reforzar la comunidad para apoyarnos y ese es el espíritu también. Que sea como una casa, una gran casa de autores independientes."
También forma parte de la propuesta la frescura estética, las ganas de experimentar con el formato, algo que quizás en otras editoriales con más aspiraciones comerciales es imposible. Las ediciones de Mafia son hermosas y están súper cuidadas. Cualquiera con un poco de ojo advierte cuánta atención tienen y lo difícil que es alcanzar esa calidad. Aunque las tiradas son más modestas que las de otros sellos (300 ejemplares promedio, aunque llegan a 500), también es un número gigante para la producción de otros talleres que recurren a esa técnica.
La risografía tiene varias particularidades. Está emparentada con el mimeógrafo, pero trabaja con varias pasadas de imprenta con tintas planas de colores bien vibrantes. Ofrece calidez en los acabados, imperfecciones en la uniformidad y el registro -que lejos de quitarle encanto, lo acrecientan-, y precios de producción relativamente accesibles, salvo en circuitos en los que se impuso su "aura", donde cotizan en términos plásticos. Para los Mafia, la risografía "tiene magia". Di Pila cree que conectaron con la técnica porque muchos del grupo original venían del palo de las bellas artes y ya habían incursionado en el grabado o la serigrafía.
"Tiene un componente fuerte analógico, de experimentación y de taller", explica. "Para editar la principal novedad es que podés hacer tiradas chicas a color, que eso en un momento era muy complicado porque era muy costoso hacer en digital o en offset. Y como autor permite jugar con el accidente, porque esta técnica no está diseñada para hacer imágenes de registro exacto, y tiene una paleta de colores limitada, por lo cual la creatividad la explotás en un parámetro reducido", agrega.
El error, lejos de ser un problema, es parte de su color. "Te puedo mostrar de manera digital hasta qué punto está ese posible error, y también puede que no quede así. Si estás abierto a que esto falle, dale, listo, vamos. Pero tenés que aceptar que hay un montón de partes que no vamos a poder predecir", propone Magenta. Perder el control sobre el resultado final es parte del juego, pero según explican los Magia, esto exige tanto del editor, de pensar la publicación, que la edición empareja en importancia al contenido. Lo que sigue: papel, edición artesanal, tintas al óleo, son su gracia. "Por eso hacemos tiradas numeradas de cada libro, cada fanzine o cada print, y eso termina generando una situación como de fanatismo", destaca ella.
Así las cosas, la técnica elegida por Estudio Mafia para laburar fue construyendo -sobre todo en los circuitos del arte- un aura muy por encima de sus costos. "Cuando algo, sea una técnica o un espacio, se pone en auge, aparecen muchos fetiches al respecto y eso empieza a cobrar un valor simbólico y monetario que se va inflando. Nosotros entendemos que suceda ese fenómeno, pero nos queremos correr de ese lugar snob que puede llegar a tener la risografía. Tenemos una postura muy de taller. Esto es un taller de trabajadores de la cultura."