El grupo de Curas en la Opción por los Pobres (COPP), reunido en Villa Allende (Córdoba), dio a conocer una declaración titulada “Esperanzar y fortalecer nuestra democracia” en la que se hacen duras críticas a (Javier) Milei y Patricia (Bullrich), se rescata la lucha del pueblo jujeño y en particular de sus comunidades originarias contra la “amañada constitución” impulsada por el gobernador Gerardo Morales y el “laboratorio de males para todo el pueblo y la Pachamama” montado en la provincia norteña, critican la “mala política” y piden “un proyecto, un programa de gobierno que enamore, esperance y se comprometa con las mayorías que aún lo están esperando”.

El documento, dicen los curas, es el resultado de cuatro días de diálogo sobre “fe y política” de aproximadamente 35 sacerdotes provenientes de todos los sitios del país, y después de analizar la situación de “nuestras comunidades”, intentando “hacer nuestras sus angustias y esperanzas, sus alegrías y dolores”, a la vez que celebrar cuarenta años de democracia “recordando y aprendiendo del testimonio de curas como Carlos Mugica, a casi 50 años de su martirio a manos de sus asesinos de la Triple A”. Señalan los sacerdotes católicos que el testimonio de Mugica “nos ayuda a vivir para las y los ciudadanos empobrecidos, sean campesinas/os, vecinas/os de las periferias urbanas o comunidades originarias”.

Ante “el ‘negacionismo’ con el que las y los candidatos de la ultra derecha se pavonean y encandilan a sus electores, es urgente tener memoria de los horrores del Terrorismo de Estado” señalan los religiosos en su documento y recuerdan puntualmente “los planes económicos que devastaron el país y derrumbaron la vida de los pobres; de la dolarización encubierta que fue la convertibilidad de Cavallo y su trágico final en 2001; y del reiterado sometimiento que nos impone el Fondo Monetario Internacional, que nunca cambia sus planes de ajuste, hambre y colonialismo”.

Y en virtud de ello, siguen reflexionando los curas, “constatamos y en buena medida compartimos la disconformidad del pueblo, que suma enojo y desaliento, ante una democracia de cada vez más baja intensidad, mutilada por la garra de las corporaciones empresariales (Asociación Empresaria Argentina, Cámara de Comercio de los EEUU en Argentina y Sociedad Rural Argentina, entre las principales)”. Porque, agregan, “ellas son las que fugaron a sus ‘paraísos fiscales’ el préstamo del FMI a Macri, son las que aumentan el dolar ilegal, y son las que casi a diario aumentan los precios con insaciable voracidad, profundizando la brecha de la pobreza”. Mientras cuentan, siguen diciendo, “con el respaldo y blindaje tanto de empresas de comunicación hegemónicas y redes sociales, como de parte importante del poder judicial, dedicado tanto a proscribir a la vicepresidenta y embarrar la causa del intento de su magnicidio, como a debilitar al gobierno nacional que, en líneas generales, no supo dar respuestas a las expectativas del pueblo, condicionado además por una oposición ‘impedidora a como dé lugar’, y un imperio decadente, muy interesado por los recursos de su ‘patio trasero’ “.

En medio de la dureza del análisis, los sacerdotes rescatan gestos de valor político y social, resaltando en particular la lucha del pueblo de Jujuy y sus comunidades originarias. “Entre los sectores sociales y las comunidades que no buscan ‘salvarse solos’, nos ha impresionado la vida del pueblo jujeño. Vida amenazada por una amañada constitución provincial, reformada en junio para el mal de muchos y falso bien de pocos, y sostenida por la represión y el avasallamiento de los derechos humanos”, afirman. Pero, dicen también, “vida que resiste pacíficamente al autoritarismo de su gobernador, y se hace presente hasta en la ciudad de Buenos Aires, con el Tercer Malón de la Paz, que representa a unas 400 comunidades originarias, y permanece desde hace un mes frente a la Corte Suprema de Justicia de la Nación, sin que se lo reciba ni se atienda a sus legítimos reclamos”. El país “sangra desde Jujuy”, agregan los curas, que entienden que esa provincia “se ha convertido en ‘laboratorio de males para todo el pueblo y la Pachamama’. Males que cubrirán a toda la Nación, si Milei o Bullrich lograran triunfar con un voto popular sin futuro. Un voto sin memoria de los ciclos económicos neoliberales, que nuestro pueblo viene padeciendo desde la más feroz dictadura militar, y sus reediciones con Menem, De La Rúa y Macri”.

En el documento de los sacerdotes católicos comprometidos con los pobres hay también espacio para una reflexión sobre la política y las actitudes frente a ella. “En medio de esta insatisfacción popular, la opinión pública del ‘que se vayan todos’ del 2001, -dicen los curas- reaparece y envalentona a Milei contra ‘toda la casta política’ ”. Se trata, afirman, de una “condena engañosa, porque oculta la realidad: por un lado es la corporación empresaria, mediática y judicial la que daña y corrompe, y por otro aún quedan políticos/as y funcionarios/as honestos/as; otra cosa es que puedan, en poco tiempo y con escasez de recursos y de votos, todo lo que las múltiples urgencias del bien común les reclama”.

Para los COPP “la ‘mala política’ es la que se hace cómplice de los poderes económicos desembozados del falso dios ‘Mercado’ “. Y señalan al respecto que “nosotros creemos firmemente que hay que combatirla con un proyecto, un programa de gobierno que enamore, esperance y se comprometa con las mayorías – que aún lo están esperando – y, en consecuencia, consiga un buen caudal de votantes”. Entendiendo que “esa ‘política mejor’, que el pueblo espera, no es la que promete ilusorios ‘espejitos de colores’, a manos de falsos mesías que, de verdad, se imponen para terminar de socavar la democracia”. Y en este punto retoman una afirmación del reciente documento del Equipo de Sacerdotes de Villas y Barrios Populares en el que se afirma que “si solo despertás leones, es lógico que se coman a los corderos más indefensos” porque “en la ley de la selva solo ganan los más fuertes”.

También en consonancia con lo dicho por los sacerdotes de las villas los COPP afirman que “queremos un Estado que ‘empareje’ oportunidades, un Estado al servicio del bien común – y no sometido al interés economico ‘de cuatro vivos’. Para que el pan, la salud, el trabajo, la educación, y los bienes naturales sean derechos de todos/as y para todos/as, respaldados por la Constitución y accesibles en la vida cotidiana. Queremos ‘con-vivir bien’ como nos enseñan las abuelas y los abuelos de nuestros pueblos originarios. Soñamos una sociedad donde las diferencias no se cancelen con el insulto y la eliminación del otro, al que se tacha como enemigo, sino que se resuelvan con ‘lo mejor de cada uno para el bien del conjunto’, partiendo de la escucha sincera y la búsqueda de límites efectivos para el mal”.

Los curas dicen seguir el ejemplo de Jesús, que “obró sin miedo y fiel al proyecto de Dios que incluye la realización plena de la justicia social, de la justicia ambiental, y, en consecuencia de la paz social y cósmica” y las enseñanzas del papa Francisco que “actualiza y amplifica a nivel global esta responsabilidad colectiva e inexcusable de dar respuesta al “grito de la tierra y grito de los pobres”. Y por ese motivo, sostiene, “adherimos a su enseñanza social, al gesto y a la palabra reciente de nuestros hermanos curas villeros en solidaridad con él, y nos extraña el silencio de otros sectores de la Iglesia”.

El documento finaliza con el compromiso de convertir a la Iglesia en “comunidad profética” con profetas “que vean la realidad y caminen junto a otras y otros, creyentes o no, para transformarla, jamás con odio, sino con amor social, amor político”.

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