Se hizo esperar y con ganas la nueva temporada de The Bear. Luego de sus primeros y breves episodios, tempestuosos y de ritmo frenético, con la cocina a punto de explotar –de manera literal y metafórica–, la serie creada por Christopher Storer delineó un paladar loco. Ahora, parece, es tiempo de degustar la cocción con algo de tranquilidad.

Carmy Berzatto (Jeremy Allen White) es el personaje guía, el cocinero alguna vez reconocido que volvió al comedor familiar de Chicago. La temporada primera tuvo que ver con todo esto, con el reencuentro con su familia, amigos, con el pleito que le suscita y las heridas emocionales: hay un hermano ausente, murió, ¿por qué? Las deudas acucian al restaurant de barrio, y la manera de trabajar la cocina nada tiene que ver con las suyas. Carmy sabe sobre las formas refinadas, la jerga apropiada, el degustar cultivado; trabajó en uno de los restaurantes más importantes del mundo. ¿Cómo conciliar tanta fricción?, y sobre todo, ¿por qué enfrentar tamaño castigo? Las heridas, parece, atraen como imán.

De este modo, el grupo cocina adentro se vuelve una nueva familia, más allá de cuántos de los que allí estén compartan lazos de sangre. Entre ellos –Carmy opera, progresivamente, como un disparador de subtramas, suyas o de otros– destacan Sydney (Ayo Edebiri) y Richie (Ebon Moss-Bachrach), los dos como extremos entre los que el chef se debate. La primera es la aprendiz, admiradora de Carmy; el segundo es el primo de éste, tozudo y de verba bruta, incapaz de escucharle. La miríada de personajes despuntará desde características variadas, ninguno fácilmente predecible, mientras se debaten en la convivencia forzada y sus reglas (de cocina o no).

Establecido el entorno y su locura –con Carmy siempre por explotar y sin embargo en calma mientras corta, dice, no se le obedece, instruye, bufa y enseña la palabra “chef”– la pesadilla se vuelve irresistible, y cuando todo esté cercano al estallido, un respiro que se escondía a ojos vista ofrecerá un detalle que dice sobre el hermano muerto, arroja alguna luz sobre las deudas contraídas, y permite un salvataje. El restaurante parece que sigue. Allí, entonces, esta nueva temporada.

A diferencia del ritmo sostenido y casi insoportable de todo lo visto, los nuevos episodios se permiten una calma mayor. El montaje se relaja y aparece lo que no tenía lugar: el afecto. En Carmy, en Sydney, en Richie, en los demás. Pero no se trata de edulcorar el asunto sino de indagar en otros costados, para nada resueltos, algo rotos, también luminosos. La nueva temporada de The Bear viaja también a otras posibilidades y se despliega más allá del restaurante, por el mundo y a través de la formación que sus integrantes llevan a cabo, con otras personas, otros chefs, otras cocinas.

De este modo, lo recopilado será traído a la nueva cocina, para que el “viejo” “The Beef” cambie de nombre: ahora será “The Bear”. Como debe ser, el tiempo apremia, la fecha de apertura está próxima y el menú es solo una de las preocupaciones. Así las cosas, la paciencia troca lento pero seguro en premura, para que la serie recupere, aun cuando parecía no quererlo, su frenesí.

Ahora bien, en estos nuevos 10 episodios, uno de ellos juega como bisagra y es fundamental. No casualmente es el sexto, parte a la temporada en dos, tiene el doble de duración, y está ambientado en una delirante noche navideña de la familia Burzatto. Tiempos cuando Carmy aún vivía en su casa, aprendiendo de la cocina de mamá pero no por ello menos apresado por los designios familiares. De su hermano la serie ya había ofrecido instantáneas pero aquí (interpretado por Jon Bernthal) lo no dicho aparece desde una faceta íntima, la de la cena familiar, la de la celebración compartida. Como sucede en estos casos, la risa forzada puede torcer en catástrofe. Así como en las experiencias de cocina a las que Carmy parece estar, nada casual, tan acostumbrado. Por si fuera poco, el episodio en cuestión ofrece la participación actoral de (grandes) nombres no previstos, que inciden en el brillo que la serie se ganó. Sobre quiénes son, ya se habló por todos lados; pero si hay aún algún lector/espectador desprevenido, mejor quedar en ese bienvenido estado, descubrirlos en la serie y disfrutar como corresponde.

El restaurante llegará a abrir sus nuevas puertas, y de esta manera ofrecerá también nuevos desafíos. En el camino se aprendió mucho, se calmaron los temperamentos, se pudo dar lugar a los afectos, todas cuestiones que sin embargo pueden otra vez volar por los aires. ¿Se puede hacer equilibrio con todo?, ¿o al elegir una de tales instancias las otras inevitablemente se resienten? La cocina de The Bear se vuelve metáfora de mucho más y opera como caldo de cultivo interno, de gusto variable, para cada uno de los que por allí transitan. Es un refugio, también un infierno. Y parece que sigue.

The Bear (Temporada 2) 10 puntos

Creada por Christopher Storer.

Dirección: Christopher Storer, Joanna Calo, Ramy Youssef.

Guion: Christopher Storer, Joanna Calo, Catherine Schetina, Alex O’Keefe.

Fotografía: Andrew Wehde, Adam Newport-Berra, Chloe Weaver.

Música: J.A.Q., Johnny Iguana.

Montaje: Joanna Naugle, Adam Epstein, Nia Imani, Megan Mancini.

Intérpretes: Jeremy Allen White, Ebon Moss-Bachrach, Ayo Edebiri, Abby Elliott, Lionel Boyce, Liza Colón-Zayas, Oliver Platt.

Disponible en Star+