Si los resultados electorales de las PASO dejaron a la que hasta ayer nomás era la principal coalición opositora, Juntos por el Cambio, en una situación inesperadamente incómoda, hay dentro de ese variopinto universo un sector cuyo presente es aún más preocupante. Y su futuro, directamente incierto.

Se trata de los radicales que jugaron con Horacio Rodríguez Larreta. En la provincia de Buenos Aires son los que responden al intendente de San Isidro Gustavo Posse y a Evolución, la línea que responde al diputado nacional Emiliano Yacobiti y tiene como figura visible al fallido aspirante a jefe de gobierno porteño Martín Lousteau.

Los intendentes del espacio sufren, como principal problema, la falta de línea con la campaña de Bullrich y Grindetti, que hasta acá priorizan la presencia y recorridas en los distritos que los acompañaron en la primera etapa. Pero eso no es todo.

Atado con alambre

Los coqueteos del expresidente Mauricio Macri con la candidatura de Javier Milei ponen nerviosos a todos los principales dirigentes de la coalición, nacionales y provinciales. Pero son, además, una señal inequívoca del achicamiento -o agonía- del espacio conformado en la convención radical de Gualeguaychú en 2015., de la pérdida de potencia y competitividad electoral.

Cuando eso ocurre, cada uno cuida su quinta y el efecto estampida termina por darse como una profecía autocumplida. Si Grindetti sigue concentrándose en los distritos propios o afines -en este caso, radicales que jugaron con el presidente del Comité Provincia y candidato a senador nacional Maximiliano Abad y el intendente de Trenque Lauquen y candidato a vicegobernador Miguel Fernández-, es lógico que los intendentes de la otra línea hagan campañas estrictamente locales y repartan su boleta junto a la del gobernador Axel Kicillof o la de la candidata libertaria, Carolina Píparo.

Ese fue el clima que se vivió en el encuentro realizado en Los Toldos, que algunos participantes calificaron como “catártico”. Allí acudieron los principales referentes de la cuarta sección electoral, encabezados por el anfitrión e intendente local Franco Fleixas, con presencia de otros alcaldes como Salvador Serenal (Lincoln) y Víctor Aiola (Chacabuco).

Nadie descarta que se repitan encuentros similares en las restantes secciones. Por ahora, no han hecho ningún esfuerzo por contenerlos. Ni siquiera les atienden el teléfono.

Las recientes declaraciones radiales del ex presidente de la cámara de diputados, el casarense Emilio Monzó, también funcionaron como un catalizador del malestar, que hasta hace poco permanecía en sordina. “Si hay balotaje entre Massa y Milei, voto a Massa”, afirmó, y agregó que “como hombre de centro, siempre voy a acompañar a quién tienda en esa dirección”.

El possismo

La línea que conduce Gustavo Posse, intendente saliente de San Isidro, cuya familia gobernó ese distrito del conurbano norte ininterrumpidamente desde 1983, atraviesa su hora más sombría.

Posse acompañó como candidato a vicegobernador a Diego Santilli. Ambos fueron derrotados por un margen mínimo, detalle que suele hacer las derrotas más difíciles de digerir. Lo que no estaba en los cálculos de nadie era la derrota de su hija Macarena, designada por Posse para sucederlo al frente del municipio, como alguna vez le ocurrió a él mismo con su padre Melchor.

Macarena Posse (28 años), que ocupa una banca de concejal, fue batida por el bullrichista Ramón Lanús por algo más de 4 puntos de diferencia. En consecuencia, la única apuesta del possismo que permanece en pie es el candidato a intendente de San Martín, el abogado mediático Mauricio D’Alessandro. D’Alessandro es, en realidad, una construcción del diputado provincial y operador todoterreno de Posse, Walter Carusso.

En los últimos días, Carusso logró reunirse para la foto con Santiago López Medrano, a quien derrotó en las PASO. López Medrano fue ministro de Desarrollo Social de María Eugenia Vidal y tanto él como sus principales funcionarios aparecían como donantes de dinero en efectivo en los listados de la causa de los aportantes truchos.

El apoyo de López Medrano no es menor. Si la tríada Posse- Carusso- D’Alessandro quiere derrotar al tándem Fernando Moreira- Gabriel Katopodis y salvarse de la tan temida intemperie, no puede prescindir de nadie.