¿Qué tienen en común El viaje a la luna con Los paraguas de Cherburgo; o Pépé le Moko con Pierrot el loco; o Cero en conducta con La marquesa de O? Mucho más de lo que parece a simple vista. Todas esas películas y muchas más integran el ciclo denominado Grandes clásicos restaurados del cine francés, que el Complejo Teatral de Buenos Aires y la Fundación Cinemateca Argentina, en colaboración con la Embajada de Francia, han organizado desde hoy y hasta al domingo 10 de septiembre en la Sala Leopoldo Lugones del Teatro San Martín (Avda. Corrientes 1530). 

La muestra estará integrada por dieciocho films recientemente restaurados en formato digital 4K –en muchos casos, a partir de sus negativos originales- y enviados especialmente desde París por el Institut français para la Sala Lugones en su reinauguración. Se trata de una auténtica cabalgata por el mejor cine francés de todos los tiempos e incluye a la mayoría de sus cineastas emblemáticos, de Georges Méliès a Jean-Luc Godard, pasando por Jean Renoir, Jacques Becker, Marcel Carné, Robert Bresson, Georges Franju, Jacques Demy y François Truffaut, entre muchos otros.

Hoy abre el fuego un triple programa de excepción. A las 14 y 19 horas, se verán Viaje a la Luna (1902), de Méliès, y Cero en conducta (1933), de Jean Vigo. El film más celebrado del pionero Méliès –y uno de los primeros grandes éxitos de la naciente industria cinematográfica– se exhibe en una versión recién restaurada por Lobster Films, Technicolor Foundation y Fondation Groupama Gan pour le Cinéma, a partir de una copia en colores pintada a mano. A su vez, el de Vigo contiene la más famosa rebelión estudiantil en la historia del cine y es un film que ha influenciado a incontables realizadores, empezando por François Truffaut. Por su parte, a las 16.30 será el turno de Pépé le Moko (1937), de Julien Duvivier, con el legendario Jean Gabin. “Sin el precedente icónico de Pépé le Moko -escribió el crítico estadounidense Michael Atkinson– no hubiera existido un Humphrey Bogart o un John Garfield, o un Robert Mitchum, o Randolph Scott, o Jean-Paul Belmondo (tampoco Sin aliento o Pierrot el loco), ni Jean-Pierre Melville ni Alain Delon, ni Steve McQueen, ni Barrio Chino, ni Bruce Willis; no hubiera existido ninguna tradición o herencia –como síndromes culturales– de esa masculinidad lastimada, de ese nihilismo vulnerable, de ese arquetipo cool curtido y erosionado”.

El fin de semana es una fiesta. Mañana se verán Pierrot le fou (1965), de Godard, con Jean–Paul Belmondo y Anna Karina, uno de los films más famosos de la historia del cine, y Día de fiesta (1949), de Jacques Tati. Sobre esta última, escribió Serge Daney, uno de las grandes plumas de la crítica francesa: “El gran tema de los films de Tati es lo que hoy se denomina los ‘medios’. (…) Día de fiesta es la historia de un cartero que, a fuerza de refinar la entrega del mensaje, lo pierde. Es un niño que hereda el mensaje (una simple carta) pero que, desviado al paso por un circo ambulante, no lo transmitirá: bella metáfora de la intransitividad del arte moderno. Pero, en ese momento, el espectador ha comprendido que el verdadero mensaje es el medio, es el cartero... Tati”.

El domingo el festín continúa con El desprecio (1963), también de Godard, con Brigitte Bardot, Michel Piccoli y Fritz Lang, un film que según Jonathan Rosenbaum “sigue siendo tan trasgresor ahora como cuando apareció, y tal vez más”. Y la acompaña una revelación, una película a descubrir por las nuevas generaciones, Madame de... (1953), de Max Ophüls, con Danielle Darrieux. Sobre ella, escribió un apasionado Truffaut: “La mujer es el personaje principal en la obra de Ophüls, la mujer híper-femenina, víctima de toda suerte de hombres: militares inflexibles, diplomáticos encantadores, artistas tiránicos, jóvenes exaltados, etc. Le decían inactual, anacrónico, porque Ophüls sólo trataba temas eternos. En sus films mostraba la crueldad del placer, los dramas del amor, las trampas del deseo, era el cineasta, como decía Victor Hugo, del ‘triste mañana que queda tras el baile alegre’...” 

El lunes 28 se verá L’inhumaine (1924), de Marcel L’Herbier, una cumbre del cine mudo, que movilizó toda la vanguardia literaria y artística de su época: los actriz Georgette Leblanc (que había sido musa de Maeterlinck), el arquitecto moderno Mallet Stevens, el pintor cubista Fernand Leger, el joven decorador (y posteriormente director de cine) Alberto Cavalcanti. El guión fue escrito por Pierre Mac Orlan y la partitura por Darius Milhaud”. Ese día se verá también otro incunable, Sombras del paraíso (Les enfants du paradis, 1945), de Marcel Carné, con Arletty, Jean-Louis Barrault y guión de Jacques Prévert.

El martes 29 es la oportunidad de volver a ver, ahora en todo su esplendor, Los paraguas de Cherburgo (1964), de Jacques Demy, con Catherine Deneuve. “La música es el elemento importante, conmovedor, lírico de una película contra la guerra, contra la ausencia, contra todo lo que uno detesta y que hace pedazos la felicidad”, señaló el propio Demy. Y el miércoles 30 llega, en radiante blanco y negro CinemaScope, Los cuatrocientos golpes (1959), célebre opera prima de François Truffaut. Sobre ella escribió nada menos que Godard: “Con Los cuatrocientos golpes, Truffaut entra a la vez al cine moderno y a las aulas de nuestra infancia (...) Para resumir, ¿qué puedo decir? Sinceridad. Rapidez. Arte. Novedad. Cine. Originalidad. Impertinencia. Rigor. Tragedia. Renovación. Ubú Rey. Fantasía. Ferocidad. Afecto. Universalidad. Ternura.”

El jueves 31 y viernes 1º se verán dos singularidades absolutas: Los ojos sin cara (1960), de Georges Franju, un heredero directo de Apollinaire, de Cocteau, y de Breton, y Pickpocket (1959), de Robert Bresson. Sobre ella escribió el director Louis Malle: “Es una obra de deslumbrante originalidad. La primera vez que vean la película es probable que se les quemen los ojos. Entonces, hagan como yo: vuelvan a verla una y otra vez”. 

El ciclo continúa a partir del lunes 4 con La reina del hampa (Casque d’or, 1952), de Jacques Becker; El otro señor Klein (1976), de Joseph Losey con Alain Delon y Jeanne Moreau; La gran ilusión (1937), de Jean Renoir, con Jean Gabin y  Erich von Stroheim; César y Rosalie (1972), de  Claude Sautet, con Yves Montand y Romy Schneider; y cierra con una obra maestra absoluta, La marquesa de O (1976), de Éric Rohmer, con Edith Clever y Bruno Ganz, basado en el famoso relato de Heinrich von Kleist. 

* Las entradas tienen precios populares ($40 la general y $20 para estudiantes y jubilados) y la información completa, con días, horarios y sinopsis está en complejoteatral.gob.ar/ver/cine.