Yamila Nizetich es sinónimo de vóley argentino. A los 16 años debutó en la Selección mayor antes de irse a jugar a España. Hace 18 años vive en el exterior, pero su prioridad siempre fue la celeste y blanca. Sus padres, pilares esenciales, fueron los que la obligaron a terminar el colegio antes de emigrar y después de 10 años, carrera deportiva mediante, logró recibirse de Licenciada en Gestión Turística.
Una charla profunda con una de las líderes de Las Panteras que ganaron la Copa Panamericana por primera vez en la historia y volvieron a salir subcampeonas sudamericanas después de 10 años bajo el mando de Daniel Castellani.
--¿Cómo ves hoy a Las Panteras?
--Las Panteras estamos en el mejor momento. Lo había dicho antes de viajar y se corroboró en los dos torneos. Se hizo una fusión de algunas jugadoras que fue la primera vez que tuvieron una temporada afuera. Eso volcó una experiencia que el equipo antes no tenía, sumado a que esté Daniel Castellani. Es un entrenador con mucha experiencia, un súper líder que las pibas siguen. Es un mix de todo, pero también hace muchos años que venimos picando la piedra y se rompió este año.
--Se ve buen clima dentro del equipo, ¿cómo se da eso?
--Habíamos tenido una charla después de la Copa Panamericana, antes del Sudamericano y Daniel nos preguntó qué pensábamos y todas estuvimos de acuerdo en que la pasábamos bien que era algo que yo le decía a las chicas que si no se divierten, si no la pasan bien en la cancha es muy difícil lograr resultados y que las cosas salgan. A mí me pone muy contenta que ellas a su edad disfruten porque yo a esa edad no me divertía tanto.
--Dijiste que no te divertías tanto cuando eras más chica, ¿cómo pediste ayuda?
--Cuando estaba jugando en Europa, la pasaba mal y pensaba que no tenía sentido estar a 12.000 kilómetros de mi casa, haciendo lo que supuestamente me gusta y pasándola mal. Creo que fue Pablo (Griboff), mi marido, el que me dijo vamos a buscar ayuda, algún profesional que te ayude a ordenar tus ideas. Hace 10 años arranqué a trabajar con César Bernhardt, mi psicólogo, que hoy es parte de mi familia, me ayuda y me escucha. Mi problema era la frustración, el error y que las cosas no me salieran como yo quería. Es súper importante que se pueda hablar y pedir ayuda a tiempo, porque es una pena que muchos deportistas no puedan rendir al máximo o pasarla bien que al fin y al cabo es lo que importa.
--¿Cómo influyó tu familia en tu carrera deportiva?
--Siempre digo que fui una afortunada por el entorno que tuve y el que tengo. Tuve la suerte de que mis viejos la única cláusula del contrato que me pusieron fue que terminara la escuela y después de terminar me fui. Si bien sufrieron un montón, me acompañaron, me apoyaron y ya hace muchos años que estoy afuera. Mi familia ha sido un pilar muy importante en mi carrera y soy súper agradecida de seguir teniéndolos al lado mío.
--Lo importante que habrá sido que insistieran para que terminaras el colegio que te recibiste de Licenciada en Gestión turística…
--Te imaginarás la alegría de mis viejos y el orgullo de que me recibiera acá en Argentina. Eso también tuvo que ver mucho Pablo en motivarme y decirme que podía estudiar, que tenía tiempo. Me ayudó mucho el estudio a apagar la cabeza del vóley, poder tener otras cosas que hacer que no sea solo pegarle a la pelotita. Duró diez años pero no importa, mi prioridad era terminarla como sea y cuando sea. Fue como ganar un campeonato.
--¿De qué manera articulaste el estudio con el vóley?
--Toda la primera parte de la carrera la hice por mi cuenta, al séptimo año la universidad hizo un convenio con el ENARD y ahí me becaron los últimos cuatro años. Después era yo contra el mundo, al hacerlo a distancia no tenés un profesor, compañeros, sí una tutora que te acompaña. Amaba rendir, para mí era la misma adrenalina como si jugara un partido.
--Siempre decís que vas día a día, ¿Pensás en el retiro?
--Voy entendiendo que queda poco, porque así se tiene que dar. Me tira mucho el estar lejos de Pablo. Ya estamos cansados de la distancia, queremos estar más tiempo juntos. Cuando no me divierta más, cuando no tenga más ganas de jugar, lo dejaré. Estoy súper consciente de que queda poco, lo siento, así que disfruto de cada momento. Lo estoy hablando mucho con mi psicólogo y lo voy preparando para que no sea brusco. Intento dejarle a las pibas el legado, que la Selección quede en buenas manos. Va a ser difícil dejar la celeste y blanca.
--¿Cómo es ver los estadios llenos en cada provincia?
--Hace años que se viene gestando este fenómeno Panteras, pero una es más consciente ahora que estuvimos más tiempo en el país con las dos giras que hicimos. Explotan los estadios, con reventa de entradas y no nos dan tanto por la tele, sin embargo la gente acompaña. Nosotras aprovechamos, intentamos devolver todo el cariño que nos dan. Yo pasé la época que no iba nadie a vernos a la cancha y ver el presente de Las Panteras hoy en día me deja tranquila para cuando me vaya.
Hace 18 años que "Yas" vive en el exterior y siempre en el máximo nivel, la próxima temporada jugará en el Olympiakos de Grecia.
--¿Cómo hiciste para mantenerte en tan alto nivel durante tanto tiempo?
--Lo difícil no es llegar sino mantenerse. Siempre fui una jugadora súper autoexigente, después me fui calmando pero yo sabía que cada año tenía que cambiar algo en mi juego, en mi físico. También el amor por la celeste y blanca, para mí siempre fue la prioridad a cualquier costo. Si miro para atrás digo es un montón, ninguna jugadora se mantuvo tanto tiempo. Son muchos años, casi 20, más de la mitad de mi vida dedicada a la celeste y blanca con mucho orgullo.
--¿Qué esperás para el Preolímpico?
--Vamos a ir a intentar clasificar, sabemos que en los papeles es súper difícil porque tenemos una zona complicada y por el nuevo formato. Pero bueno si no se puede clasificar quedar lo mas alto que se pueda en el ranking. Después claramente que sirva de rodaje para el equipo para terminar bien el año.
--¿Qué te queda para darle a la Selección?
--Le di todo, no me queda nada, si me tengo que ir mañana me voy súper feliz, vacía de que le di absolutamente todo. No me queda nada, estoy en paz.
El Preolímpico hacia París 2024
La Selección viajará este martes a la noche con destino a Tokio, Japón, para jugar uno de los tres Preolímpicos hacia París 2024.
El debut será este sábado 16, cuando enfrente a Brasil desde las 4 de la mañana. El fixture argentino se completa con Japón (domingo 17 a las 7:25), Bélgica (lunes 18 a las 22), Turquía (miércoles 20 a la 1), Puerto Rico (jueves 21 a las 22), Bulgaria (sábado 23 a la 1) y Perú (domingo 24 a la 1).
El sistema de juego es de todos contra todos y los dos primeros del certamen sacarán boleto hacia París 2024.