La Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA) se encuentra en la última fase del desarrollo de una vacuna de última generación, de aplicación nasal, denominada “Cruzivax”, para combatir la enfermedad de Chagas, que se estima afecta a más de un millón y medio de argentinos de acuerdo a cifras de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

Cruzivax es un proyecto único. No existe hasta la fecha una vacuna para prevenir o combatir las consecuencias generadas por la enfermedad del Chagas, lo que convierte a esta iniciativa en la esperanza de millones de personas alrededor del mundo afectadas por esta patología. Esta iniciativa se encuentra formada por un consorcio internacional de 11 grupos de investigación de distintos países, entre los que participan Francia, Portugal, Alemania, Hungría, Bélgica, España y Argentina.

La fórmula desarrollada por la Universidad de Buenos Aires (UBA) tendrá un uso dual, por lo que servirá tanto como una manera de prevención, y como una manera de tratamiento de la enfermedad, ya que también podrá cumplir esa función terapéutica en personas que ya se encuentren infectadas, acompañada o no con otros fármacos como el Benznidazol, usualmente utilizado en el tratamiento del Chagas.

En diálogo con el Suplemento Universidad de Página /12, el director del proyecto, el doctor en bioquímica Emilio Malchiodi, destacó que el desarrollo que comenzó en junio del 2019 y que se vio interrumpido por la pandemia del Coronavirus. “Recibió un fuerte apoyo por parte de los sistemas estatales” a través de distintos subsidios para poder continuar con las investigaciones.

Sobre el proyecto

Malchiodi, también investigador de la UBA, del Conicet y profesor titular de Inmunología en la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires es quien lidera esta innovadora iniciativa que tras años de investigaciones se encuentra a sólo un paso de finalizar con lo que se conoce como “etapa preclínica”, la etapa previa para comenzar las pruebas en seres humanos.

Hay un hecho que no es menor en este desarrollo: el elemento esencial de la vacuna, el antígeno que la integra, está registrado bajo patente argentina. Este hecho representa un nuevo hito para la ciencia de nuestro país y para la Universidad de Buenos Aires, la única representante del continente americano en el proyecto.

De acuerdo a las palabras de Malchiodi este componente patentado por la Universidad de Buenos Aires y el Conicet, tiene la característica de ser muy innovador dado que ataca al parásito responsable del virus “desde tres lados”, lo que reduce notablemente sus posibilidades de infección.

La vacuna se pensó en un formato que permitirá su administración por vía nasal, lo que a su vez le posibilitará prescindir de agujas, una característica poco habitual que según el director del proyecto permite su aplicación “sin generar ninguna resistencia en el organismo”, con lo cual permite mejorar la respuesta del sistema inmune.

Pero además de lo que se refiere a los avances técnicos que propone el desarrollo, Malchiodi plantea una idea esencial, y es que la vacuna “sea de bajo costo” para poder suministrar a las personas que lo necesitan. Se sabe que la enfermedad de Chagas golpea principalmente en las zonas rurales más vulnerables del norte, en donde aún persisten viviendas de adobe, con techos de paja, hábitats que se consideran los más propicios para el insecto transmisor de la enfermedad.

Por otro lado, el proyecto tiene una significación especial para el director: fueron cerca de 20 años los que el investigador, que también trabaja actualmente junto a su equipo en el desarrollo de una vacuna contra la fiebre amarilla y contra la leishmaniasis, dedicó para encontrar una vacuna contra la enfermedad del Chagas, por lo que define lo logrado por Cruzivax como “un orgullo enorme”.

“Que hayamos podido concretar este proyecto es un logro muy importante para la Argentina. Es un orgullo enorme haber estado involucrado en este exitoso proyecto. Trabajar en ciencia me llena de muchas satisfacciones a pesar de todas las dificultades que a veces se presentan, a pesar de todo eso y gracias al gran material humano que también hay”, afirmó Malchiodi.

El Chagas es una enfermedad endémica que está presente en 21 países, de América Latina en gran parte, y por la que mueren cerca de doce mil personas al año. Suele transmite a los humanos por la picadura de un insecto que se conoce como vinchuca. Una vez que pica y defeca sobre la piel del humano, sólo basta con que éste se rasque y así facilite el acceso del parásito causante de esta patología, el parásito Trypanosoma cruzi.

Si bien se considera que, tratada a tiempo es una enfermedad que podría ser “curable”, una gran cantidad de las personas infectadas por esta afección desconocen su condición ya que no presentan ningún síntoma durante el período que se considera crucial para su abordaje.

A largo plazo, la enfermedad del Chagas puede ocasionar severas consecuencias en el sistema digestivo y también afecciones cardiológicas severas, que puede generar una insuficiencia cardíaca progresiva u ocasionar la muerte súbita.