El dirigente de Puebla, José Cruz Campagnoli, destacó el inicio del juicio contra el aportante del PRO, Alejandro Fabián Sidero, procesado por disparar contra militantes políticos en la inauguración de un local de la fuerza política Nuevo Encuentro, en el barrio porteño de Villa Crespo, en marzo de 2016.

Por AM750, Campagnoli analizó el contexto en el que este atentado tuvo lugar y recordó que “en aquel entonces era la discusión de que había que eliminar la grasa militante”. Y, tal como ocurre ahora, se llamaba en los círculos opositores a “eliminar el kirchnerismo y los sindicatos”.

Sin embargo, la crítica del dirigente peronista fue más allá: “Después, en el Gobierno de Alberto no hubo un discurso militante de la violencia. Pero no se pudo, no se quiso, enfrentar con fuerza a esos sectores que provocaron el intento de magnicidio de Cristina y se fueron organizando. Ese lugar, esa narrativa de esa derecha violenta, encontró un lugar donde expresarse”.

El inicio del juicio por el atentado a Nuevo Encuentro

El juicio es por el ataque que ocurrió el 5 de marzo de 2016, cuando desde el departamento de Sidero salieron disparos de un revólver calibre 32 largo que hirieron a Daiana Soto y Florencia Girotti, militantes de La Cámpora y Nuevo Encuentro.

“Sucedió que estábamos en un acto festivo y escuchamos ruidos y nos dimos cuenta de que eran disparos. Había baleados y herido a dos compañeras que eran militantes de La Cámpora. Fue un desastre total y absoluto. Después comprobamos que el tirador, Alejando Sidero, era un instructor de tiro que había sido aportante del PRO”, relató Campagnoli.

Y siguió: “Estuvo detenido con prisión preventiva y empezó el juicio oral. Yo fui a declarar como testigo. Me parece auspicioso el trabajo que han hecho los abogados y que haya llegado a esta instancia. Creo que se requiere una condena ejemplar para que no se vuelva a reiterar”.

Finalmente, agregó a tono personal y de color: “Una de las peores cosas de la violencia política y la actitud fascista es que su estrategia de defensa fue acusar a su hijo. Dijo que era un arma que estaba a su nombre, no al nombre del padre. Como el hijo tenía 13 años, la estrategia de esta persona fue culpar a su hijo”.

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