El fiscal José María Campagnoli solicitó ayer al juez en lo Criminal y Correccional 29, Marcelo Conlazo Zavalía, la elevación a juicio oral de Pablo Reyes, acusado de haber asesinado a Nicolás Gonzalo Silva en octubre del año pasado y de haber escondido su cuerpo durante 40 días en un placard del departamento en el que vivía, ubicado en el barrio porteño de Monserrat, según informaron fuentes judiciales. Silva trabajaba en una financiera como “arbolito”; fue visto por última vez con vida el 4 de octubre después de retirar 70 mil pesos. La principal hipótesis de los investigadores es que fue al departamento de Reyes para cambiar dólares, éste lo mató para robarle la plata y escondió el cuerpo en el placard. Fue la esposa de Reyes quien el 13 de noviembre encontró el cadáver, a pesar de que miembros de la policía habían estado allí en dos oportunidades para tomarle declaración al acusado. Después de estar tres días prófugo, Reyes fue detenido el 16 de noviembre en un hotel del barrio de Balvanera, en donde la policía encontró una carta en la que confesaba el crimen.
El fiscal Campagnoli, de la Fiscalía del Distrito de Saavedra-Núñez, solicitó que Reyes sea juzgado como autor de un “homicidio criminis causae en concurso ideal con robo agravado por el uso de armas”, delito que prevé la pena de prisión perpetua. Según el requerimiento formulado por Campagnoli, el día 4 de octubre de 2016 Silva se presentó en la financiera donde trabajaba, en la calle Florida 253 del microcentro porteño, y retiró 70 mil pesos para ir al domicilio que Reyes alquilaba en el cuarto piso “A” de la calle Venezuela 1218, a donde llegó cerca de las 11:30. El fiscal apuntó que una vez allí, “el imputado atacó sorpresivamente a Silva para desapoderarlo del dinero que este último tenía consigo”, lo apuñaló “en el flanco izquierdo a la altura del riñón, lo cual no afectó órganos vitales” y finalmente le causó una “asfixia mecánica por compresión cervical y sofocación”, según determinó la autopsia.
Los elementos que utilizó Reyes para asfixiarlo, apuntó el fiscal, fueron una bolsa de nylon y una correa de perro con hebilla metálica, que le dejó al cuello de la víctima un surco de cuatro centímetros de ancho. Luego, Reyes “escondió el cadáver de Silva con bolsas en el interior de un placard de una de las habitaciones de su propio departamento y trabó la puerta de aquél con un clavo”, indicó Campagnoli. La esposa del acusado encontró el cuerpo 40 días más tarde; hacía varios días sentía un olor muy fuerte que había atribuido a su perro.
Respecto a las pruebas, el fiscal señaló en primer lugar que “el cuerpo de Silva fue encontrado en descomposición en el propio departamento en donde vivía Reyes”, y que a las 11.32 de ese 4 de octubre Silva se comunicó desde su celular con la línea del departamento. Por otro lado, afirmó que el acusado admitió ante dos policías que estuvieron en el departamento –y no detectaron el cadáver que estaba en el placard– que Silva había estado allí para realizar una transacción cambiaria. A esto se suman grabaciones de las cámaras de seguridad de la estación Moreno de la línea C de subte y de la esquina de Venezuela y Lima, que captaron ese día al empleado de la financiera cuando caminaba en dirección al departamento de Reyes. Además, cuando la policía detuvo al acusado el 16 de noviembre en el Hotel Galicia, ubicado en Hipólito Yrigoyen 3072, encontraron una carta en la que éste reconocía haber sido el responsable de la muerte de Silva y describía el modo en el que lo mató.