El colega y amigo Daniel Miguez contaba un rato antes del partido este divertido diálogo entre dos de sus nietos, mellizos de cuatro años.
–Me parece que lo vi a Messi en la calle.
–No, no puede ser, Messi no existe en las ciudades, Messi existe en las canchas.
Casi un símbolo de estos extraños tiempos que vivimos y de cómo nos miran en la región. No hay Messi humano: es Messiman, un superhéroe que trasciende las fronteras y tal vez por eso los jugadores bolivianos tuvieron que pedirle a la gente que aliente a la selección propia y no a Messi. Es más, en un par de momentos del partido se oyó un tímido cantito de hinchas locales reclamando por el superhéroe que estaba en el banco, pero de colado, en zapatillas, sin posibilidades de entrar. Toda una rareza.
Nos envidian en América del Sur por cómo juega la selección argentina (con o sin Messi) y nos ven como una verdadera potencia mundial al tiempo que en la misma región nos miran con compasión y desconcierto por los tiempos políticos que nos envuelven.
Escribe una columna en La Nación Welber Barral, exsecretario de comercio exterior de Brasil: "Mucho de lo que vimos en la campaña electoral de 2018 (y lo que se ve ahora en la Argentina) repite el manual de la alt right (derecha alternativa) norteamericana, fenómeno político que se expande desde hace una década. El modelo repite a través de diferentes vías –medios de comunicación y redes sociales– verdades parciales o falsedades totales para aprovechar el resentimiento colectivo. Sus enunciados van desde la normalización de lo inverosímil (la Tierra es plana) hasta el ataque directo a los actores tradicionales por medio del deep state o "la casta". Por eso la sensación de déjà vu es inevitable cuando se ve a Javier Milei”. Y sigue advirtiendo los peligros de la " anticiencia".
Todo es raro en estos tiempos Y lo que pasó en el estadio Hernando Siles también se sale de las pautas que suponemos establecidas. En La Paz no se puede jugar pero los argentinos presionan y corren más que los bolivianos y en el mismo estadio donde alguna vez nos metieron seis la Selección gana 3 a 0, claramente con autoridad y hasta con baile.
Es raro ver tanta diferencia, es curioso ver a Ángel Correa con la camiseta 10 de Messi (¿ habrá que empezar a acostumbrarse?) es extraño ver que el árbitro uruguayo Esteban Ostojich deje pegar tanto a los bolivianos, tan raro cómo ver los palazos que le pegan a Bielsa en Uruguay.
Como dijo Scaloni, la virtud del equipo nacional "es querer jugar, no tener miedo de hacerlo con la pelota". Las eliminatorias siguen el 12 y el 17 de octubre. El 12 Argentina juega con Paraguay de local y el 17 con Perú, de visitante. Y casi pegadas vienen las elecciones generales del 22 de octubre.
Se puede esperar con tranquilidad la doble fecha de las eliminatorias juegue o no el Messi de las canchas y las ciudades. Lo otro, lo del 22, que más preocupa está por verse. Y habrá que jugarlo con audacia, con inteligencia y con el corazón que pone el equipo de Scaloni en cada presentación. Porque hay que ganar, cueste lo que cueste.