A través de una declaración firmada por todo su cuerpo pastoral (obispas, obispos, pastoras y pastores) la Iglesia Metodista Argentina (IEMA) recordó los cuarenta años de democracia, señalando que “en medio de aquella gran noche oscura que significó la dictadura cívico militar, nuestra Iglesia defendió fielmente los derechos humanos” y que “después de cuarenta años de vida democrática, insistimos: nunca más a ese terror. Así lo queremos y lo afirmamos la mayoría del pueblo argentino”. Porque –dicen- “relativizar o aún reivindicar el terrorismo de Estado está mal, ya ha sido juzgado y condenado”, agregan los metodistas sin mencionarlo de manera expresa pero en lo que puede leerse como una clara alusión a recientes pronunciamientos de la abogada y candidata a vicepresidenta de La Libertad Avanza (LLA), Victoria Villarruel.
En la misma línea argumental, el obispo metodista Américo Jara Reyes recordó en una carta pastoral titulada “Conservar la memoria” que frente a “ciertas narrativas que atentan contra la memoria, hasta negando historias de desgarro, dolor y búsqueda, pretendiendo manipular la historia” es necesario “actuar como voz profética, de manera tal que la memoria colectiva sirva a la liberación y no a la servidumbre o esclavitud de los hombres y mujeres, de las comunidades de fe y esperanza, en definitiva de los pueblos, porque solo la verdad nos hará libres”.
Respecto de la dictadura cívico-militar, el cuerpo pastoral de la IEMA señala que “todo ese doloroso proceso de violación a los derechos humanos y desprecio por la vida fue juzgado y condenado” y recuerda que “el juicio establecido en 1985 así lo determinó y constituye un orgullo para la historia de Argentina”. Por eso, se subraya, “después de cuarenta años de vida democrática, insistimos: nunca más a ese terror” y piden, “en nombre de Cristo, nunca más sostener políticas autoritarias”.
El su texto el obispo Jara sostiene que “somos llamados y llamadas a ejercitarnos en una memoria activa, creadora y ejemplificadora, que apalanque y mueva ese pasado en compromiso con este presente, de manera que el pasado no se asfixie, sino que se convierta en fuerza para marchar y construir sociedades más justas, plenas y verdaderas”. Porque, agrega, “efectivamente el por-venir depende de la memoria y no del olvido”.
Por último las y los firmantes, pastoras y pastores de la Iglesia Metodista insisten en “no volver atrás, ni un centímetro, con la convicción de que democracia, no sólo es votar, sino que es la realización plena de un pueblo que se construye a sí mismo con justicia, equidad, paz y memoria”.