El gobierno francés presentó una iniciativa para establecer una política de precios mínimos en los vuelos entre destinos de la Unión Europea, un movimiento que podría marcar el final de las tarifas aéreas económicas en el continente.
El Ministro de Transporte francés, Clément Beaune, destacó en una reciente entrevista que los vuelos de bajo costo ya no son una opción viable de transporte, principalmente debido a la crisis climática. Beaune argumentó que las tarifas ultrabajas de los vuelos no reflejan adecuadamente el costo ambiental de los mismos.
Este anuncio se produce tras la decisión de Francia de prohibir ciertas rutas de vuelos de corta distancia, con el propósito de promover el uso del ferrocarril y reducir las emisiones de carbono. Aunque esta prohibición es principalmente simbólica, ya que actualmente solo se aplica a tres rutas, París-Orly a Burdeos, Lyon y Nantes.
A pesar de que estas nuevas propuestas para frenar las tarifas aéreas baratas se ven como un avance en términos de sostenibilidad ambiental, Jon Worth, fundador de la campaña "Trenes para Europa", advierte que no abordan el problema central.
Worth sostuvo que "cualquier medida que haga que las aerolíneas asuman una parte justa del costo ambiental que generan es positiva", pero consideró que "se debe ir más allá y terminar con las promociones de viajeros frecuentes que incentivan (muchas veces) a los viajeros a tomar un vuelo por hasta un día".
Según una investigación de "Possible", un grupo dedicado a la lucha contra el cambio climático, los viajeros frecuentes son responsables de una parte desproporcionada de los vuelos en Europa.
Por ejemplo, en el caso de Países Bajos, el 8% de la población realiza el 42% de los vuelos. En el Reino Unido, el 15% de las personas efectúa el 70% de los vuelos.