En las presentes elecciones se elige entre dos modelos de país. Uno donde existe un Estado que propicia el desarrollo, la justicia social y la redistribución de los recursos y otro en donde el modelo neoliberal que apunta a la profundización de la concentración de recursos y la minimización de los derechos económicos y sociales alcanzados, así como a la aplicación de medidas de carácter regresivo.
La historia económica del siglo XX evidenció que el mercado no se autorregula y que en cambio se han verificado profundas crisis de insuficiencia de demanda efectiva, donde el consumo y la inversión no son capaces de absorber la producción de bienes y servicios. Por esto, existe la necesidad de distribuir más equitativamente la renta y los recursos a partir de impulsos externos al mercado.
Inversión pública
Una de las herramientas propuestas por John Maynard Keynes para abordar esa deficiente demanda y movilizar los recursos ociosos en la economía, dada su distribución regresiva por el mercado, es la inversión pública y privada. Pero para que el Estado pueda invertir precisa de una eficiente y progresiva política tributaria que le permita obtener los recursos e incentivar también el consumo, que en el caso argentino es una de las variables determinantes en el crecimiento económico.
El sector público posee más visión macroeconómica e integradora del conjunto de necesidades productivas y sociales de las que tiene el sector privado. Por esto, el Estado puede direccionar los recursos hacia sectores estratégicos para el desarrollo.
Decisivas investigaciones y resultados científico-técnico, que dada la magnitud y el nivel de riesgo para el privado han sido desarrollados y financiados por el Estado, fueron utilizados posteriormente por empresas para el desarrollo de sus productos y servicios, como por ejemplo fue el caso de Internet.
Los países desarrollados de Europa que aplicaron profundas políticas económicas y sociales dentro del paradigma del Estado de bienestar, inspirados en las políticas Keynesianas y mediante acciones públicas de regulación, redistribución e intervención económica, lograron importantes niveles de desarrollo económico conjugados con avances en materia de seguridad social, legislación laboral y protección a los sectores más vulnerables.
Este tipo de políticas también fueron aplicadas en Argentina a partir de los años '30, cuando se establecieron controles de cambio, se desarrolló la programación económica y la participación del Estado en la producción de bienes y servicios y se creó el Banco Central.
Entre otras de las funciones que ejerce el sector público se encuentran orientar y dirigir la actividad económica, realizar obras de infraestructuras que potencian a todos los sectores de la sociedad y producir bienes y servicios. Para el desempeño de estas actividades, el Estado expande el nivel de empleo de la economía, dando ocupación aproximadamente al 18 por ciento de la población económicamente activa.
Empresas Públicas
Las empresas públicas producen bienes y servicios que amplían y complementan el nivel de producción del sector privado, contribuyendo a incrementar su oferta y a contener el precio de bienes y servicios.
Además, en ocasiones hay productos y servicios que por su bajo o escaso margen de beneficio económico no resultan atractivos para que el sector privado decida invertir y participar. En estos casos, considerando que son actividades necesarias o imprescindibles para la comunidad en su conjunto o potenciadoras para el desarrollo económico o social de otros sectores productivos o regiones del país, el Estado decide invertir y llevar a cabo la producción o la prestación de esos servicios, así como también fomentar inversiones de bajo rendimiento económico pero que constituyen actividades de alto impacto.
También el sector público puede poseer, gestionar y direccionar recursos hacia actividades económicas consideradas de estratégica importancia para la soberanía y seguridad nacional, como pueden ser la administración de determinados recursos naturales, las comunicaciones y el transporte.
¿Eficiencia?
El libre mercado no asigna eficientemente los recursos necesarios de forma tal que sean movilizados para producir y distribuir de manera sustentable y en beneficio de la mayoría de la sociedad. Cuando se aplican modelos económicos y políticos neoliberales se profundizan las desigualdades económicas y sociales.
Mayor desregulación de la economía, como ocurrió en los años noventa, implica más concentración de los recursos escasos y una distribución más regresiva de los mismos. Cuando el sector público disminuye la intensidad en el cumplimiento de sus funciones, se incrementa la asimetría económica a favor de los sectores que concentran más riquezas, profundizando las fallas del libre mercado.