“En las típicas fotografías de grado de los colegios, normalmente los rostros serían el punto focal principal de la imagen; no así en mi obra…”, ofrece la respetada artista estadounidense Diane Meyer al referirse a Reunion, una de sus series más recientes. En estas piezas, DM interviene viejas fotos encontradas de escuelas primarias bordándolas a mano, con llamativos resultados. Sucede que, por obra y gracia del punto de cruz, las caras de jóvenes estudiantes devienen “pixeladas”, y no por mero gesto caprichoso, pretendidamente turbador: “Al desdibujar estos rasgos, otros detalles que habitualmente serían pasados por alto, resaltan; por ejemplo, el lenguaje corporal, que manifiesta ciertas convenciones sociales”, explica esta fotógrafa con base en Los Ángeles. En otras palabras, Meyer consigue que el ojo espectador atienda a otras cuestiones de estas desconocidas figuras, destacando así cómo “ya desde muy temprana edad se les instruye cómo posar, cómo pararse; por lo general, en base a su género”; ni qué decir de la pilcha, también codificada…
Vale mencionar que, para esta colección en curso, Diane trabaja con fotografías halladas de la década del 70, y “no solo porque se trata de mi propia generación sino porque es la última generación que tuvo una infancia totalmente libre de tecnología digital”. “Son imágenes tomadas mucho antes de que existieran las cámaras digitales o los celulares, cuando registrar la clase era una ocasión más bien formal, algo que niños y niñas tenían muy presente al momento de ser retratados”. Por lo demás, cuenta la mujer que Reunion es una extensión de Time Spent That Might Otherwise Be Forgotten, serie pasada donde utilizaba el mismo recurso de trastocar ciertos fragmentos de las imágenes -en este caso, de sus propios álbumes familiares- a través del bordado, con distinto objetivo: por un lado, “indagar en naturaleza porosa de la memoria, donde el recuerdo no siempre se condice con las instantáneas otrora tomadas”; y por el otro, “enfatizar la participación humana en procesos mecánicos”.
Por cierto, cuenta Meyer que “también he estado trabajando en fotografías bordadas de la ciudad de Venecia, donde hago desaparecer ciertos tramos y recreo otros segmentos con la intención de recordar que alguna vez fue uno de los lugares más prósperos de Europa y hoy día atraviesa una situación de extrema vulnerabilidad a raíz de ciertas amenazas contemporáneas”. De todo como en botica, en fin, en su característica obra donde el punto de cruz transforma y amplía significados.