En los pasillos del Buenos Aires Lawn Tennis Club ya se respira la atmósfera única que suelen irradiar las semanas de competencia en la Copa Davis. El equipo argentino trabaja en doble turno en las canchas de polvo de ladrillo del club más tradicional del país con vistas a la serie del próximo fin de semana ante Lituania, por los playoffs del Grupo Mundial I, una instancia que le otorgará al ganador un lugar en los Qualifiers 2024.
Después del golpazo ante Finlandia, una fuerte caída de visitante que los marginó de la fase de grupos de las Finales, los conducidos por el capitán Guillermo Coria afrontarán una eliminatoria en la que, a excepción de una eventual catástrofe, nadie puede imaginar una derrota. Argentina, con la formación completa, se presenta muy superior y no encontrará contrapeso ante un rival cuyo tenista más relevante es Ricardas Berankis, de 33 años, actual 231° del mundo y ex 50° en 2016.
El capitán cuenta con un plantel compacto que no ofrecerá fisuras contra los lituanos. Francisco Cerúndolo (21°), Sebastián Báez (28°) y el debutante Tomás Etcheverry (35°) serán las tres piezas disponibles para los singles y estarán acompañados por la dupla más ganadora del mundo en lo que va de la temporada: los doblistas Andrés Molteni (9° en la modalidad) y Máximo González (10°), campeones en cinco torneos de ATP y cuartos en la carrera al Masters de fin de año.
"Los tres saben que tienen las mismas posibilidades de jugar. El jueves a la mañana ya queremos definir así los jugadores ya saben cómo prepararse y manejar los nervios. Por suerte tengo ese problema: hay tres singlistas que pueden responder de la misma manera", dijo el capitán respecto de la alineación para los dos partidos del sábado -el domingo se jugarán el partido de dobles y, de ser necesario, los otros dos singles-.
El triunfo casi cantado no habrá sido suficiente, sin embargo, para modificar el balance general del ciclo de Coria. Una vez finalizado su segundo año como capitán, la duración pactada luego de la paupérrima etapa de Gastón Gaudio, los objetivos habrán quedado inconclusos. Después del único triunfo de su capitanía, en el cómodo debut de local ante República Checa, llegaron los problemas en la fase de grupos del año pasado en Bologna, con aparentes falencias en la conducción del grupo, y el duro traspié en Finlandia.
El Mago, no obstante, tiene la firme intención de seguir frente del equipo y la dejó clara en la previa: "Ahora estoy enfocado en ganar esta serie; tenemos la obligación para mantener a Argentina donde tiene que estar. Todavía no hablamos nada con los chicos. Ojalá pueda seguir por lo menos un año más, porque me siento cómodo y tenemos grandes jugadores".
De cualquier manera, instantes después, apeló a la cautela: "Como dije siempre: si me toca dejar este año, o el año que viene, quiero que haya una buena base con experiencia porque creo que tenemos equipo para levantar la ensaladera de nuevo". Como hizo cinco años atrás, en una entrevista con este medio pocas semanas luego de la asunción de Agustín Calleri como presidente de la Asociación Argentina de Tenis (AAT), volvió a avisar que la Argentina ganaría una vez más la Copa Davis tras aquella única conquista del equipo de 2016, por entonces conducido por Daniel Orsanic.
Pero la preocupación del ex número tres del mundo, más que deportiva, es política. Sabe que, más allá de su deseo, estaría en las vísperas de su última serie como capitán. Y sabe que al interior de la cúpula dirigencial de la AAT ya tenían decidido un rotundo cambio de rumbo. Los actores de mayor rango habían analizado nombres que no estuvieran relacionados con La Legión, la mejor camada de tenistas argentinos de la historia -Gaudio y Coria fueron parte-, de cara a la temporada 2024. En ese sentido asoman entrenadores de menor perfil, aunque en las últimas horas habría sobrevolado el apellido de una figura copera.
Ante la consulta directa de este diario Coria sostuvo, por más increíble que parezca, no conocer la idea que, desde hace algunos meses, barajaba la mesa chica: reemplazarlo en la silla del capitán. No sólo expresó que no mantuvo diálogo al respecto sino que además retrucó: "No (silencio). No hablé... Yo también soy dirigente. La verdad es que no hablé y la intención nuestra es seguir un año más. Estar ahí, un año o lo que sea. Eso lo veremos. Igual estoy enfocado en ganar acá y después hablaremos".
Durante la gestión de Calleri, en efecto, el finalista de Roland Garros 2004 ocupó dos cargos políticos en la estructura de la AAT: desde la asunción, en mayo de 2018, fue el Secretario de Interior, y ahora conserva un puesto como vocal titular en la comisión directiva. Peso propio, quiso decir, no le falta.
"Por más que los dirigentes quieran o yo quiera también es importante preguntarles a los jugadores cómo se sienten. Porque si los jugadores no están a gusto conmigo obviamente daré un paso al costado, pero la idea es seguir un proceso como sucedió primero con Gastón (Gaudio) y después conmigo, todo con la misma línea. Creemos que hicimos las cosas bien, con los errores que cometemos todos", se sinceró, de todos modos.
Pero avisó: "Ahora voy a los Panamericanos (NdR: el próximo mes en Santiago de Chile) y ojalá pueda estar el año que viene en los Juegos Olímpicos. Si me toca dar un paso al costado voy a acompañar y estar cerca del próximo capitán para que siga el mismo camino". El mismo camino, por el momento y a juzgar por los resultados, está lejos de conducir a la segunda ensaladera.