Y, al final, fue una especie de criatura de Frankenstein femenina la que dio el zarpazo en el Festival de Cine de Venecia, que cerró su última edición -la número 80- hace apenas unos días. Poor Things, película dirigida por el cineasta griego Yorgos Lanthimos, se quedó con el premio gordo, es decir, el León de Oro, que rugió a favor de esta libre adaptación de la homónima novela del escritor escocés Alasdair Gray, de 1992, inspirado en el clásico de Mary Shelley. En esta película fantástica, una mujer llamada Bella Baxter es resucitada por un científico loco con ínfulas divinas, que implanta en la exmuerta un nuevo cerebro: el del feto que llevaba en su vientre antes de quitarse la vida. Nacida, o renacida, BB crece sin prejuicios ni barreras morales, vive mil aventuras, disfruta -y mucho- los placeres de la carne.
Disfruta tanto, de hecho, que la crítica ha dicho sobre este “drama feminista” que resulta un viaje enloquecido “hasta los límites del sexo y el libre albedrío”. “La protagonista nos recuerda a Barbie descubriendo el mundo real, pero más mundana y ninfómana”, propone Le Figaro. “Chiflada”, “surrealista”, “barroca”, “entretenidísima”: algunos calificativos que voces especializadas le han dedicado a la película protagonizada por una aplaudida Emma Stone, asimismo productora de un trabajo que ha sido leído como ambiciosa y delirante historia de emancipación femenina. La criatura, al fin y al cabo, no solo la pasa de perlas: se afirma en su propósito de ser libre.
La actriz estadounidense, por cierto, fue una de las grandes ausentes -con aviso- en la tapis rouge del festival de cine más antiguo del mundo a causa de la consabida huelga de Hollywood, que mermó la afluencia de figurones. Hubo estrellas norteamericanas que asistieron a la cita (del 30 de agosto al 9 de septiembre), pero a cuentagotas; Adam Driver y Jessica Chastain, por ejemplo, que aprovecharon los focos para cargar las tintas contra los abusos de grandes productoras y plataformas streaming; también contra la falta de regulación del uso de inteligencia artificial, bancando así los reclamos del histórico paro sindical en curso.
Chastain, dicho sea de paso, caminó la alfombra roja con un resplandeciente vestido ceñido de la maison Gucci, mientras la directora Ava DuVernay (en competencia por Origin) eligió un modelo Prada con manga tres cuartos. La realizadora Sofia Coppola (ídem, por Priscilla) se decantó por un esplendoroso Chanel; Jane Campion (jurado) hizo lo propio con un traje de Dior negro y sandalias a juego; y la gloriosa Isabelle Huppert deslumbró con un vestido plateado con flecos de la firma Balenciaga… Algunos ejemplos, en fin, de los despampanantes looks haute couture que pudieron verse durante el evento, donde los muchachos no se apartaron de su outfit más confiable, el traje a medida. Dicho lo dicho, el glam ya había irrumpido en las vísperas del festival gracias a la cena que Yves Saint Laurent organizó en honor a la actriz francesa Béatrice Dalle, donde los presentes asistieron con prendas de la firma, por supuesto, en una reunión donde dijeron presente la legendaria Catherine Deneuve, la top model Anja Rubik, la cineastas Claire Denis (que antaño dirigió a Dalle en la inolvidable Trouble Every Day), la escritora Virginie Despentes (que la fichó para su segundo largo, Bye Bye Blondie) y el modisto belga Anthony Vaccarello, actual director creativo de YSL, entre otros.
Hablando de elegancia, voló también a Venecia la actriz brit Charlotte Rampling, y se la vio llegar a la inauguración junto a la directora italiana Liliana Cavani, a quien un rato más tarde le entregaría el León de Oro honorífico en homenaje a su trayectoria. Un match made in heaven, sin lugar a dudas: Rampling siempre ha defendido con uñas y dientes uno de sus roles más controvertidos, el de Portero de noche, jugadísimo film de Cavani que, en sus días, año 1974, sacudió el avispero al contar la historia de una judía ex prisionera de un campo de concentración que mantiene una relación sado con quien fuera su carcelero nazi. “Con esta obra, Liliana mostró lo monstruoso; giró la cámara hacia la bestia para comprenderla, reconocerla cuando volviera. Ella siempre nos ha obligado a afrontar lo bello, lo feo y lo irresuelto”, fueron las sentidas palabras de Charlotte sobre la insobornable dama que, a los activos 90, presentó en el Lido L’ordine del tempo, película -fuera de concurso- que imagina cómo una encuentro de viejos amigos termina patas para arriba cuando, ante la potencial llegada de un asteroide apocalíptico, empiezan a sacar los trapos sucios.
Volviendo al palmarés, Ava DuVernay no se llevó el premio mayor por Origin, pero sí importante cocarda: hizo historia como primera mujer afroestadounidense en ser nominada para la sección oficial de la Mostra veneciana. Su film, por cierto, recrea cómo Isabel Wilkerson -otra pionera, primera afro en ganar el Pulitzer de periodismo- escribió su influyente ensayo Casta: el origen de lo que nos divide, mientras explora los temas que aborda este bestseller de 2020: el racismo estructural y el sistema de castas.
Tampoco Priscilla, de Sofia Coppola, resultó la favorita del balanceado jurado (50 por ciento mujeres, 50 varones), del que formaron parte la genial neozelandesa Jane Campion (El poder del perro, Bright Star, La lección de piano, Retrato de una dama), sus colegas Mia Hansen-Løve (El porvenir) y Laura Poitras (ganadora del máximo galardón el año pasado por su documental All the Beauty and the Bloodshed), y la actriz taiwanesa Shu Qi. No está de más recordar que la autora de Las vírgenes suicidas ya había recibido el León de Oro por Somewhere hace poco más de una década en este festival que, a lo largo de sus ediciones, ha distinguido también obras de Margarethe von Trotta, Agnès Varda, Mira Nair, Chloé Zhao, Audrey Diwan, la mencionada Laura Poitras. Pues, dicho está, Coppola no consiguió repetir el honor con su último largometraje, que lleva a pantalla grande Elvis and Me, memorias de Priscilla Beaulieu Presley. A partir de segmentos del libro, otrora suceso de ventas, la biopic narra la turbulenta, tóxica relación de PP con el Rey del Rock, a quien conoció con tan solo 14 años, y la acompaña hasta el momento en que rompe con esa jaula de oro. Por su interpretación protagónica, cabe destacar, la casi ignota Cailee Spaeny obtuvo la Copa Volpi a Mejor Actriz, de los más esperados de la noche.
Otra laureada durante el certamen fue la realizadora Agnieszka Holland, gran voz del cine polaco, que recibió el premio especial del jurado por Zielona Granica (Green Border), drama sobre el penoso destino de inmigrantes sirios, afganos y africanos que, en 2021, fueron arrojados al limbo, varados en la frontera entre Polonia y Bielorrusia, prisioneros de un juego diplomático. “Desde 2014, cuando estalló la crisis de los refugiados, alrededor de 60 mil personas han muerto intentando llegar a Europa; y la situación continúa… Algunos sobrevivirán, pero habrá muchos que no lo hagan, y ocurrirá aún teniendo los recursos necesarios para ayudarlos”, declaró la comprometida artista, que dedicó el premio a la comunidad activista.
Por lo demás, en la sección Orizzonti -que corre en paralelo a la competición principal-, la nórdica Mika Gustafson fue distinguida como mejor realizadora por Paradiset brinner (Paradise is burning), sobre tres hermanas abandonadas a su suerte, de 16, 12 y 7 años, que ven temblequear la vida que han construido por sí mismas, una burbuja presuntamente idílica, ante la inminente visita de servicios sociales. Mientras tanto, Felicità, primer largo que dirige Micaela Ramazzotti, una de las actrices más estimadas en la industria del cine tano, recibió el Premio del Público. Su ópera prima, que también protagoniza, trata sobre una familia jorobada, donde madre y padre son “un monstruo de dos cabezas, egoístas y manipuladores, que devoran cualquier esperanza de sus hijos”, en palabra de la debutante cineasta.
A modo de balance, más del 30 % de las películas proyectadas en la Mostra de Venecia fueron dirigidas por mujeres. Entre lo más destacado, se puede nombrar a Le Film pro nazi d'Hitchcock, de la joven documentalista belga Daphné Baiwir, que cosechó elogios por este trabajo que revela pormenores del rodaje de Lifeboat, discreta perla del maestro del suspenso. La chica de ascendente carrera parece tener cierta debilidad por recuperar joyas pasadas; para prueba, su cinta de 2021, The Rebellious Olivia de Havilland, que recuerda a esta insumisa estrella de Hollywood que, en los años 40s, se animó a plantarse frente los estudios Warner, con las temibles consecuencias profesionales que semejante acto de “desacato” representaba…