La Fuerza Mayor es un grupo que, de alguna manera, reivindica y recupera la función social de las antiguas orquestas populares: provocar el ritual del baile en cada encuentro. No importan tanto los estilos o los géneros, sino la capacidad de la música para incidir en el movimiento de los cuerpos. Si bien el terreno que mejor les sienta es el vivo, la banda acaba de publicar su segundo disco de estudio, Manso (2023), que presentarán este viernes a las 20.30 en Xirgu Espacio Untref (Chacabuco 875). “Nosotros somos una banda a la que le gusta hacer bailar a la gente. Entonces, cuando componemos un tema nos imaginamos a la gente bailando. Incluso, tocamos los temas en vivo y si la gente no baila, a otra cosa. La música que finalmente queda es siempre la que genera el agite y el baile”, confirma Martín Longoni, bajista y director musical del grupo.

Con el afrobeat como pieza principal, La Fuerza Mayor es una explosiva banda instrumental traccionada por una sección de vientos, teclados y percusión. El grupo se curtió en vivo en un ciclo que realizaron todas las semanas en el bar Congo durante dos años (2018 y 2019). Allí invitaban a raperos, DJ’s y cantantes de estilos diversos, desde Lisandro Aristimuño, Kevin Johansen, Palo Pandolfo, Martín Buscaglia y Alika hasta Femigansta, Fémina, Nación Ekeko y Morbo y Mambo. “A diferencia del primero, este disco fue un poco más pautado y pensado. El primer disco, Ser (2021), salió porque cayó la pandemia y como no estábamos tocando, grabamos un disco. Nosotros tocábamos una vez por semana, teníamos la energía muy puesta en el ciclo y no teníamos tiempo para grabar”, cuenta Longoni.

“Si bien este disco tiene mucho desarrollo musical de armonías y de texturas, también tiene bastante afrobeat y te hace bailar”, explica el bajista y compositor en relación a Manso, un disco que tiene un mayor trabajo de exploración en materia de teclados, texturas rítmicas y sintetizadores. 

De hecho, amplían la paleta de colores con dos invitadas: la cantante catalana Suzanna suma su voz en “A todo color” y la artista peruana Tilsa Llerena hace lo propio en “Tu poder”. “No hay una cumbia o un cuarteto en el disco, tiene un baile más sutil. Pero nos gustó encontrar ese equilibrio: algo que te haga bailar, pero que sea un poquito más chill, o sea, que tenga una búsqueda musical que nos cope más a nosotros. Pero siempre la movida compositiva de la banda es hacer bailar. La idea del ciclo en vivo era justamente que la gente viniera a bailar”.

-¿Y por qué esa fascinación por generar el baile?

-No sé, medio como que pintó. A mí siempre fue algo que me llamó la atención. Yo toqué un millón de estilos y géneros a lo largo de mi vida y me di cuenta que hacer bailar a la gente no es nada fácil. No es sencillo, no es que uno aprieta un botón y ya está. Tienen que suceder un montón de cosas. Después vas aprendiendo a armar un show para que la gente baile más allá de la música que uno haga. Hay un montón de elementos que predisponen a que la gente baile más allá de la música que uno está tocando, como la disposición del lugar o la iluminación. Nos costó mucho ese mambo, que la gente baile. Y lo flashero que es el poder que tiene uno de generar movimiento en el cuerpo de otras personas. Porque cuando vos estás tocando y la gente baila te das cuenta de que ahí se termina de cerrar un círculo energético que está buenísimo. Además, la gente bailando te re ceba y te entregás mucho más. Entonces, se arma una comunión.

-¿Y les costó trasladar esa energía del vivo al disco de estudio?

-Es que son dos búsquedas distintas. Uno puede hacer un disco bailable. Pero nosotros la que flashamos con el disco es mostrar otra data. Está La Fuerza del vivo en donde va la gente que le gusta la banda y otra que viene a escuchar porque alguien les dijo que se arma un fiestón; así como va la gente a un boliche a bailar sin saber cuáles son los temas que va a tocar el DJ. Y después La Fuerza Mayor que nosotros mostramos en el disco es el flash más de puertas adentro de la banda, que quizás no es tan festivo pero tiene el mood que a nosotros nos copa. Es algo que también te hace mover el cuerpo, pero a lo mejor te podés re colgar escuchando los soniditos y los efectos, porque tiene una profundidad desde la producción o la búsqueda estética.

Si bien la base musical es el afrobeat, en La Fuerza Mayor aparecen muchos colores y ritmos, como el funk, el reggae, el hip hop, el festejo peruano, la chacarera y el candombe. Quizás parte de la explicación se encuentra en el hecho de que la mayoría de sus integrantes provienen de otros grupos: Tapones de Punta, Militantes del Clímax, Octafonic, El Gran Capitán, Pan, La CrewRod y La Bomba de Tiempo. “Los colores están por la diversidad de los integrantes, sí, pero también una razón principal: todo lo que haga bailar está adentro”, refuerza Longoni. 

“Tenemos una apertura a los diversos géneros, pero los llevamos a nuestro territorio. Nos gusta mucho que sea rítmico y qye genere baile. Pero no somos una banda purista, no hacemos funk tipo James Brown, por ejemplo. Incluso nos gusta mezclar géneros. En los shows de La Fuerza Mayor puede sonar cumbia, reggae, salsa, rumba o fragmentos de música gitana. Es que en Buenos Aires hay un gran nivel de músicos y se da que siempre alguno de nosotros tuvo alguna experiencia con tal o cual género. Yo tuve la suerte de poder viajar a otros países y comprobé que al músico de acá se lo reconoce afuera por eso mismo”.

-¿La canción "Vino y soda" es un homenaje a Horacio Guarany? Porque hay un sample de su voz.

-Es uno de esos temas que tiene métrica en seis por ocho, un ritmo que está cercano al festejo peruano. A mí me gusta poner textos en las canciones, porque lo nuestro es música instrumental. Justo había escuchado una entrevista a Horacio Guarany en la que hablaba del vino. Siempre se lo jodía con que era medio borrachín. Hay una anécdota que se cuenta, que dice que vació un tanque de agua y lo llenó con vino para que saliera de la canilla. En la entrevista Guarany dice: “Yo amo el vino, pero no para la borrachera. Yo tengo mucho respeto por el vino. Amo el vino que tomaba mi padre, hachero del monte, cuando después de tanto trabajar, el domingo se tomaba un vino y cantaba. ¡El vino le devolvía el canto!”. Y yo escuché esa frase y se me puso la piel de gallina. Claro, el padre volvía a la casa detonado del laburo, después de poner el cuerpo, y el vino cumplía un papel importante en su vida. Y sentíamos que era una buena idea incluir ese fragmento en el tema.