Se dice que el Tarot nació en Caldea y Egipto y fue llevado a través de las migraciones judías a Israel. De ahí pasó a Grecia en época de Alejandro Magno y sobrevivió por el mediterráneo unos cuantos siglos hasta que resurgió con el interés de los gitanos en Rumania y Austria. Aunque simplista, esta narrativa tiene sentido: el Tarot está lleno de símbolos astrológicos, referencias a dioses griegos y egipcios y una gran carga de significados de la Cábala (forma de interpretación mística del antiguo testamento de tradición judía).

Se desconoce cuál fue el origen y cuál fue el primer mazo y sus imágenes originales. Pintadas sobre papiros, a mano y coloreadas individualmente, tienen un correlato como pasatiempo y no como arte adivinatorio o de autodescubrimiento como en el presente. De hecho, las primeras barajas de las que tienen registro los museos de Europa datan de 1390 y pertenecían a los cortesanos.

La versión de Marsella fue de las primeras en producirse en masa, con una imprenta rudimentaria que permitía dibujos toscos. Varios siglos más tarde, Arthur Waite, miembro de una orden hermética victoriana llamada la Aurora Dorada, publicó una versión de 1910 que se conoce como Rider, una de las más utilizadas. Pasando de mano en mano y de tradición en tradición, lo que entendemos hoy como Tarot y es un compilado de 78 cartas cargadas de simbología determinista y personajes del medioevo.

¿Hasta qué punto está habilitada en el Tarot para nosotres alguna forma de narrar nuestras historias? ¿Hay lugar entre tanto binarismo heterosexista para La Puto Viejo o La Curiosa? ¿Es lo mismo la masculinidad de La Butch que la de El Emperador?

"El Tarot además de patriarcal es colonialista”, dice Javi, quien estudia Comunicación Social y Letras Modernas en Córdoba. “Nosotros nunca tuvimos un rey, entonces, ¿a quién le resuena esa imagen? El Tarot Peronista, por ejemplo y amén de la carga política, tiene imágenes mucho más cercanas, que nos hablan desde un lugar más nuestro".

Más que una predicción parece una frase de galleta de la fortuna, pero para entender el presente de las cartas hay que entender su pasado: “Si en algo ha triunfado el patriarcado es en quedarse con el monopolio de la historia. Los hombres han contado sus batallas, sus triunfos y han borrado de su historia a las mujeres y a las disidencias”, dice Javi, “y los arquetipos que se trabajan en el Tarot fueron construidos en base a eso”.

Pero que se hayan borrado no quiere decir que no hayan existido puntos de fuga y resistencias a ese olvido. "Al pensar las reinas o El Emperador, lo hacemos con una imagen muy Disney pero Isabel la Católica echó a todos los moros de España con el yelmo puesto, no era nada sumisa”, dice Javi que cuenta también sobre el Rey Ricardo Corazón de León que al parecer estaba enamoradísimo de Felipe de Francia. ¿En qué cosas el Tarot nos cuenta una historia de lo oculto? “Leemos esas figuras con ojos del S. XXI, pero si vemos bien el hecho de que haya una Papisa es contracultural".

Pablo Farneda es historiador del arte y se dedica a la docencia universitaria y a la filosofía. "El concepto de arquetipo en Platón y en Jung implica que hay formas, símbolos, modos en el inconsciente colectivo de la humanidad. ¿Por qué? Porque sería así, inamovibles, universales, compartidos por todos”, explica y contundente, dice: “Hay que desconfiar de las categorías universales".

Los arquetipos que se presentan en el tarot en forma de Arcanos Mayores comienzan con El Loco, un tipo muy inocente y puro pero igualmente irracional. Luego El Mago, ágil y habilidoso pero manipulador. ¿La Sacerdotisa? Muy lista, ella, pero medio quedada. La Emperatriz, muy viva, rápida; también mandona y opresiva. Los libros describen como universales en tiempos y culturas a estos personajes que no hacen sentido hasta venido el medioevo.

Pablo le da un vueltita de tuerca y dice: "Prefiero las definiciones de Aby Warbur, un historiador alemán, cuando habla de fórmulas páticas, o sea imágenes que cada cultura sobrecarga de sentido, pasión, sentimiento de forma repetitiva y que eso varía según la cultura y el tiempo. Eso nos permite pensar los arquetipos a condición de que en el tiempo pueden ser cambiados".

Acá entran en juego los distintos mazos y sus figuraciones. El de Marsella, por ejemplo, es preexplosión del capitalismo, y antes de la época victoriana. La muerte que en el 1700 era sinónimo de plaga, en mazos más modernos como el de Waite-Smith está representada por un caballero muerto y un Papa porque en el S. XX La Muerte era guerra.

¿Es posible, entonces, incluirnos en estas imágenes? ¿Podemos pensar a La Traviarca o al Puto Malo como válidos en una lectura? “Si vos lo que querés es leer algo -dice Pablo- leés hasta un conjunto de piedras que encontraste en el río. Se trata de acompañar un proceso y de despertar la intuición."

Les preguntones

"En la consulta hay de todo, pero sobre todo mujeres hetero, lesbianas y varones gay", dice Tiago Papa Quintana. También habla de la pregunta del millón: "Las disidencias y en particular los varones gay preguntan si empezar una relación o tirarle onda a alguien”. O sea, “si el heterocurioso vale la pena o no”.

Es que la pregunta por el futuro tiene mucho que ver con las certezas que une misme tiene sobre lo que tiene habilitado. Nadie pregunta un imposible, se consulta por lo que más o menos puede pasar y eso convierte a la necesidad de saber en un problema en sí mismo.

Ayelén Romano, tarotista y astróloga columnista en la revista OhLalá, agrega: "Todos quieren saber de amor. No importa el género ni la orientación: a todos le duele el corazón por algo". Pero, ¿a todes nos duele igual? ¿a todes por las mismas razones?

Hay algo sobre el lugar desde el que se pregunta que permite o no barajar otras posibilidades de existencia. A Ayelén, por ejemplo, también le consultan muchos políticos, de todos los partidos, y una pregunta central es si van a traicionarlos. Hay especificidades en los consultantes que generan demandas de representación: no todes necesitamos las mismas respuestas.

"Hay ciertos padecimientos que toman su especificidad en la comunidad cuir: el anhelo de estar, de pertenecer o de hacer estallar las lógicas del pertenecer”, explica Pablo y agrega que “aún así hay una línea de sufrimiento, de angustia que tiene más que ver con un pliegue de época que son comunes a todes. A veces los problemas que tenemos tienen que ver más con la clase que con el género o la orientación. Los tipos de imaginarios sobre el amor están muy ligados a la clase".

Les deconstruides

"No puedo evitar ser feminista”, dice Ayelén. “Si me cuentan de una relación violenta y me quieren preguntar qué hacer, ni voy a barajar esa pregunta, hay cosas que ni se deben dignificar con una tirada. Muchas veces va en contra de mi bolsillo, pero hay ciertos límites morales y éticos", aclara.

Cuando Ayelén comenzó a involucrarse con el esoterismo estaba viviendo en su vida un despertar feminista personal. Fue durante el mismo año y cosas escritas medio siglo atrás, al leerlas, le empezaron a hacer ruido. También fue en esa misma época en la que los mismos círculos de divulgación comenzaban a abrirse a un revisionismo más cuir, aunque con resistencias.

"Así como hay un grupo muy grande de astrologues y tarotistes que se plantean estas cosas también hay un grupo grande que se opone. Nos tratan de progres, de hippies. ¿Cómo nos vamos a atrever a tocar esas cosas sagradas?", relata la diplomada en estudios de género por la Universidad Tecnológica Nacional (UTN).

Pero idearios progresistas y alternativos estuvieron incluso en el más céntrico de los lugares en la historia de las barajas. Pamela Colman Smith, la ilustradora del mazo Rider-White, uno de los más utilizados, murió sin que se le reconozca que fue la autora de esos dibujos. Se decía que tenía una relación con una mujer. También Rachel Pollack, una de las autoras más reconocidas del Tarot ha salido del clóset. “Hay en la historia del Tarot y el esoterismo, personas y personajes cuir, pero no se los reconoce desde ese lugar", cuenta Romano.

¿Cómo hacer para corrernos de esa mirada reduccionista de las imágenes y símbolos? "Depende del contexto”, dice Javi. Si tira las cartas en una feria por ahí se pone más literal, pero en la consulta no va a sostener que llegará un hombre a tu vida porque salió El Emperador. La capacidad del tarotista para leer el contexto es fundamental en la deconstrucción de los símbolos. "El 2 de copas habla de acuerdos. ¿Qué acuerdos? Ya no existe la monogamia como acuerdo tácito, está el poliamor, las relaciones abiertas, pensar el contrato vincular tiene todo que ver con el 2 de copas, aunque no esté ilustrado", explica Ayelén.

Comodines

¿Entonces? ¿Ya podemos mandar a imprimir a La Power Bottom, La Masc 4 Masc, La Paki y La Bomberito? ¿Podemos empezar a dibujarle tetas al Papa? Como poder se puede, pero pensar qué figuras agregar es un trabajo un poco más delicado. "Es pensar figuras que sean importantes para la humanidad desde hace mucho, no creo que sirva agregar algo de hace una década”, explica Javi.

A Ayelén le encantan los mazos temáticos, con otras figuras, en especial uno de Game Of Thrones que no usa en las consultas por miedo a que se le gaste. "El Tarot es un lenguaje, hay que elegir el lenguaje que más te hable como tarotista", explica y cuenta que hay muchas ediciones que no sólo agregan diversidad de pieles y corporalidades, sino también otros elementos como la tecnología y son intentos muy logrados de modernizar el Tarot.

Tiago usa distintos mazos según el consultante. "Para mí el dibujo es indistinto. Sea de piedras, de plantas o el de Marsella para mí La Estrella es La Estrella, pero sí con ciertos consultantes hay mazos que no uso porque o bien resultan aburridos o el dibujo, que es en definitiva lo que atrae a la consulta, por ahí no es tan amoroso o fácil de ver".

"No le doy tanta importancia al lenguaje de la carta como se lo doy al del tarotista”, condena Javi. “Por más que te salga el 2 de copas, si no te interesaste en leer a Despentes, a Vasallo, no te interesaste por entender qué es el amor, ¿qué le podés ofrecer al consultante? La intuición sin una lectura crítica puede ser vacía y sesgada", dice.

A pesar de las cautelas, a les cuatro les emocionó la pregunta sobre qué cartas agregarían. A Romano le faltan profesiones: no es fácil responder qué estudiar con figuras de hace 500 años. Tiago además de modificar la cuestión binaria del género agregaría algo amorfo, puramente simbólico. Javi se la juega un poco más: agregaría una carta sobre una lesbiana poeta, una pareja homosexual y algo más orgiástico.

Es interesante encontrar que Pablo, de hecho, ya usa otra carta: la que viene en blanco en algunos mazos a modo de comodín por si se pierde alguna. “Soy muy seguidor del Tao, una escuela de pensamiento chino, y El Vacío es fundamental porque de ahí viene todo y al mismo tiempo está en todo. En algunos mazos viene una carta extra, en blanco y yo la dejo y la siento como un arcano mayor".

"Uno podría pensar que antes que ponerse a dibujar un mazo nuevo, hay cosas más preocupantes, como la derechización del mundo -dice Pablo-; pero creo que lo que más tenemos que hacer ahora es ponernos a dibujar porque lo que nos vienen a robar es la poesía y el arte y es algo que no podemos volver a negociar".

La tapa de Soy de esta semana es una versión libre de la obra de Ricardo Carpani por Axellene Ferreyra Macedo (@axelleneferreyra). El montaje digital es de Julián Ponsone (@hablamarik)