Fue por la necesidad de adoptar “nuevos enfoques”. Con esa expresión, el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski (foto), aceptó la renuncia de Oleksii Réznikov, uno de sus más conocidos alfiles, y quien hasta el pasado domingo 3 de septiembre se desempeñaba como ministro de Defensa.

Un acto de corrupción que escaló a dimensiones internacionales, y la presión ejercida desde algunos pocos medios independientes, terminó por sellar el destino de Réznikov, quien anteriormente se había hecho un nombre como abogado y, sobre todo, como especialista en procesos legales de negociación y de conciliación.

Problema estructural

En Ucrania la corrupción ha sido caracterizada como un problema estructural, de larga data, y, según observadores de la Unión Europea, tendió a incrementarse en los últimos años.

Hasta el inicio del conflicto con Rusia, en febrero de 2022, la principal fuente de malversación de fondos eran las empresas estatales, mal administradas y ligadas a “oligarcas” que se encargaron de vaciar sus recursos enviándolos al exterior mientras el gobierno de Zelenski absorbía las pérdidas.

Pero, ya en medio del conflicto bélico, se operó un cambio de importancia en la matriz de la corrupción. En efecto, y en medio de la actual disputa territorial, ganó plena centralidad el gasto militar, teniendo en cuenta que en la actualidad representa casi la mitad del presupuesto nacional.

Compra de armas

Según se ha logrado establecer, y de acuerdo con cifras del propio gobierno, en lo que va de 2023 no se cumplieron los plazos de entrega en las compras de armas por alrededor de 986 millones de dólares. En tanto que, según informes presentados a Parlamento, algunos pagos anticipados para la adquisición de armamento directamente desaparecieron de las cuentas en el extranjero.

Aunque no han trascendido detalles precisos, las irregularidades sugieren que los funcionarios de adquisiciones del ministerio de Defensa no examinaron a los proveedores o permitieron que los traficantes de armas se fueran con el dinero sin haber entregar el armamento acordado.

Abrigo y alimentos

Los actos de corrupción no se circunscriben a la consecución de armas. Últimamente, investigaciones centradas en la contratación pública evidenciaron un desmanejo de los recursos públicos en la adquisición de abrigos sin suficiente material aislante, y actos delictivos en la compra de alimentos, con claros sobreprecios, para los soldados en el frente ucraniano.

Aunque las revelaciones públicas de mala gestión hasta el momento no han afectado directamente la transferencia de armas y distintos recursos militares al ejército, resulta cada vez más visible que están perforando el apoyo incondicional al gobierno que Zelenski supo lucir sobre todo en el primer año del conflicto contra Rusia.

Iniciativas anticorrupción

Zelenski ha respondido a la presión de sus aliados y a las críticas internas con una serie de iniciativas anticorrupción, no todas bien recibidas por los expertos en transparencia gubernamental y que han demostrado ser más una puesta en escena que una política seria y sistemática a favor de la integridad y la ética en el manejo de recursos públicos.

La más controvertida ha sido una propuesta para utilizar los poderes de la ley marcial para castigar la corrupción como “traición a la patria”, permitiendo de ese modo que la agencia de inteligencia nacional, el SBU, que está bajo el control directo del presidente, adquiera todavía más capacidad de control del que actualmente ostenta.

Repercusión en Estados Unidos

En Estados Unidos, la corrupción imperante en Ucrania se ha convertido en un punto cada vez más sensible y que amenaza con cobrar proporciones todavía más amplias a medida que se acercan las próximas elecciones presidenciales.

El pasado 10 de agosto, el presidente Joe Biden solicitó al Congreso una cantidad adicional de ayuda militar para Ucrania por valor de 13.100 millones de dólares. Pero también pidió otros 7.300 millones de dólares por respaldo en materia económica, humanitaria y de seguridad.

El Instituto Kiel para la Economía Mundial estima que Ucrania ha recibido más de 100 mil millones de dólares en ayuda humanitaria y apoyo militar de más de 40 países. De esa cantidad de recursos, y hasta el momento, Washington ha aportado alrededor de 51.246 millones de dólares, más de la mitad, en asistencia militar, de seguridad, financiera y humanitaria.

La opinión pública juega

Mientras tanto, un número creciente de parlamentarios, pero también de precandidatos republicanos, se están manifestando en contra del envío de fondos que podrían ser aprovechados en territorio estadounidense. De igual modo, aumenta también el número de ciudadanos que en distintas encuestas se manifiestan en oposición a esta pérdida de recursos a partir de un proyecto de seguridad nacional que se percibe alejado de las necesidades cotidianas de la opinión pública.

En medio de la escalada de denuncias por cohecho, el asesor de seguridad nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan, se reunió el viernes 1° de septiembre con funcionarios ucranianos de alto rango y pertenecientes a organismos dedicados a la lucha contra la corrupción para esclarecer el asunto y establecer políticas claras frente a una sangría de recursos que parece no tener fin.

En todos los casos, la delegación representó a entidades creadas después del giro político de Ucrania hacia Occidente en 2014, y que fueron sustentadas por Washington y por organismos crediticios como el Fondo Monetario Internacional.

Oligarcas

Seguramente, fue en ese encuentro en que por sospechas de fraude y lavado de activos se impuso la detención preventiva, y por sólo dos meses, del oligarca Íhor Kolomoisky, uno de los principales financistas de Zelenski en su ascenso al gobierno.

De igual modo, se comenzó a decidir la suerte de Oleksii Réznikov y la llegada de un nuevo ministro de Defensa, Rustem Umerov, dirigente de la comunidad islámica de Crimea, y con amplios antecedentes en el mundo de las finanzas y en fondos de inversión, además de ser conocido como un experto negociador en asuntos tan diversos como las exportaciones de granos desde los puertos del Mar Negro hasta el mundo más opaco del comercio de armas.

Hoy el principal temor en el gobierno de Biden es que la corrupción enquistada en la estructura política y judicial termine afectando la débil institucionalidad puesta en marcha en Ucrania hace casi una década. En este sentido, la posibilidad de la derrota de Ucrania es real, no necesariamente por su enfrentamiento bélico con Rusia, sino por causas endógenas y conflictos internos.

De ahí que, por estas horas, una de las preguntas clave es cuánto podría impactar una situación como ésta en la escena política estadounidense, y si en algún momento será necesario soltarle la mano a Zelenski frente a la crisis en la que se encuentra, sin avances concretos en el frente militar y con un gobierno cada vez más carcomido por la corrupción.