¿Quién dijo que streaming y cine son, como deberían ser Iglesia y Estado, asuntos separados? A contramano de las decisiones sobre distribución y exhibición de casi todas las plataformas trasnacionales, Mubi piensa en la pantalla grande no como enemiga ni mucho menos como competencia, sino como una aliada dotada con la virtud de la visibilidad. Así se entienden, por ejemplo, el estreno en julio del año pasado de Crímenes del futuro, de David Cronenberg, en la Sala Lugones del Teatro San Martín y el de Aftersun, de Charlotte Wells, en un puñado de salas comerciales en noviembre. Y así se entiende también la realización de la primera edición del Mubi Fest Buenos Aires, que desde este viernes y hasta el domingo permitirá ver en la sala del centro de creación contemporánea ArtHaus (Bartolomé Mitre 434) siete películas de su catálogo. Las entradas pueden adquirirse en la web del Mubi Fest.
“Es una iniciativa regional mediante la que queremos que las películas no estén sólo en la plataforma, sino promover la experiencia de encuentro que significa ir a una sala, algo que siempre pensamos como una experiencia real y complementaria al streaming. Las formas de apreciación son muy distintas. El cine permite relacionarse con el público y la posibilidad de pensar y repensar la película, algo muy distinto a lo ocurre en casa. Ese es nuestro objetivo principal: hablar de las películas, tenerlas en salas”, explica a Página/12 la directora de Marketing para Latinoamérica de Mubi, Sandra Gómez, sobre el evento que tendrá como plato fuerte el preestreno de Extraña forma de vida, el mediometraje de Pedro Almodóvar protagonizado por Ethan Hawke y Pedro Pascal, pautado para el domingo a las 21.
Exhibido por primera vez en el Festival de Cannes, el flamante trabajo del manchego llegará al streaming el 21 de septiembre, sumándose así a otros trabajos filmados por realizadores de renombre adquiridos en los últimos años por la plataforma. El más reciente es Priscilla, de Sofia Coppola, que viene de participar de la Competencia Oficial del Festival de Venecia y desembarcará en Mubi el 4 de enero, previo paso por salas desde el 26 de diciembre. “La experiencia del cine siempre es de alguna manera limitada y la del streaming es un poco más democrática porque desde cualquier lado se puede ver una película que quizás no estuvo en una sala de tu ciudad. Estrenar primero en salas y luego en la plataforma es un formato de lanzamiento que nos interesa y funciona. Tratamos de que esa ventana nos dé un retorno económico, pero que también nos ayude en términos de promoción para que la película esté en la conversación pública”, afirma Gómez.
El ejemplo más cabal de la sala como potenciadora fue lo ocurrido con Aftersun, otra de las integrantes del Mubi Fest, que ya tuvo sus ediciones en Santiago de Chile, Bogotá y San Pablo y, luego de Buenos Aires, se mudará a la Ciudad de México. En la Argentina se estrenó en doce salas el 24 de noviembre, un mes y medio antes que en el universo digital, y se mantuvo más de diez semanas en cartel a fuerza de un “boca a boca” que terminó elevando la venta de entradas hasta casi veinte mil. “Fue un fenómeno que no nos esperábamos, que nos sorprendió”, se sincera Gómez, quien cataloga a la ópera prima de la escocesa Charlotte Wells –centrada en las vacaciones estivales en un resort turco a fines de la década de 1990 de un padre y su hija de 11 años– como “uno de los grandes éxitos internacionales” de una plataforma cuyo catálogo se nutre de un espectro cada vez más amplio de películas, desde algunas pequeñas joyas de escasa circulación hasta otras que vienen precedidas de premios y con actores de renombre a la cabeza del afiche.
“Buscamos un balance entre películas para hacer crecer las audiencias y otras para un público más cinéfilo. Para lo primero necesitamos producciones con nombres que resuenen, y a la pata cinéfila queremos seguir cuidándola con una curaduría muy específica de cine experimental, de cortos... películas de ese tipo siempre vamos a tener, pero para estrenos en salas necesitamos grandes nombres. Cada película tiene una estrategia de promoción de acuerdo a sus características y nos abre un mundo en términos de audiencias posibles según la temática, el recorrido y el prestigio o no del director y el elenco”, cuenta.
La programación del Mubi Fest incluye una película de cada país donde se realiza, un lugar que en el caso de la Argentina ocupará La ciénaga, de Lucrecia Martel, a proyectarse el sábado a las 19, dos horitas después de la “inmersión sensorial en el mundo de una niña y, a través de sus ojos, de su padre”, en palabras del crítico Horacio Bernades, que propone Wells en Aftersun. A las 22 comenzará Chungking Express (1994), en la que el hongkonés Wong Kar Wai acompaña dos historias de amor independientes que se desarrollan en el barrio turístico de Tsimhatsui, mientras que el telón del domingo lo levantará a las 15 Crímenes del futuro, en la que David Cronenberg vuelve a sumergirse en lo que Bernades definió en la crítica de este diario como “un mundo donde el hombre ya no es lo que hasta ahora conocíamos, sino un ser mutante, llamado a ser otra cosa”.
A las 17 se proyectará Close, de Lukas Dhont, que retrata “con empatía y sensibilidad el tránsito de dos chicos a la adultez enredados en la mirada social sobre las relaciones masculinas”, según escribió Juan Pablo Cinelli al momento de su estreno en salas. El ciclo encarará la recta final a las 19 con el “intrincado laberinto sensible” (Cinelli dixit) trazado por el realizador neoyorquino Ira Sachs en Pasajes, cuya trama sigue a los intérpretes Franz Rogowski, Adèle Exarchopoulos y Ben Whishaw “componiendo un triángulo amoroso incapaz de coincidir en el éxtasis”. Y verá la bandera a cuadros a las 21 de la mano de Extraña forma de vida, a la que el director de Matador y La ley del deseo definió en la conferencia de prensa del Festival de Cannes como “un western clásico, pero a su modo”. Un modo que, para Luciano Monteagudo, es “declaradamente queer”.