El Ejército de Colombia difundió una carta a todos sus efectivos en la que les notifica la prohibición del uso de teléfonos celulares durante operaciones de combate. El objetivo es evitar casos como el ocurrido días atrás en Tierralta, donde se registró una incursión en la que militares acosaron y amenazaron a pobladores empleando uniformes de la guerrilla.

"Prohíbo estrictamente el uso de dispositivos móviles personales para registrar operaciones de combate; en caso de necesitar registros, deben utilizar cámaras corporales GoPro o similares", señala la carta, firmada por el comandante general de las Fuerzas Militares, el general Helder Giraldo.

De esa forma se busca "mantener un control seguro y efectivo de la información" para evitar que más soldados graben "los combates con sus celulares", y dejen de interesarse "más por posar que por maniobrar", agrega el documento. "No podemos permitir más escándalos mediáticos que afecten a nuestra institución", añadió Giraldo.

Militares disfrazados de guerrilleros

El jueves, el Ejército de Colombia apartó temporariamente a 10 militares que se hicieron pasar por supuestos disidentes de la disuelta guerrilla de las FARC e investiga a otros 30 por haber cometido abusos contra una pequeña población civil en el municipio rural de Tierralta.

El hecho quedó registrado en videos que circularon en redes sociales y que generaron la reacción de varias instituciones, que decidieron iniciar las investigaciones debido a que los pobladores denunciaron maltratos, amenazas y hasta la agresión sexual a una indígena.

La decisión sobre los militares fue anunciada en un comunicado por el comandante del Ejército, general Mauricio Ospina, quien afirmó que los uniformados "se alejaron de la política institucional, los postulados del Ejército Nacional" así como del marco constitucional y las leyes.

La Fiscalía General de la Nación investiga ya los hechos después de trascender que 30 militares de la Décima Primera Brigada de la Séptima División del Ejército se disfrazaron con uniformes de los remanentes de las FARC y amenazaron con fusiles e intimidaron durante horas a civiles de una zona rural de Tierralta, en el departamento Córdoba del noroeste del país.

Varios militares fueron apartados provisionalmente de sus funciones y las autoridades confirmaron que esta unidad había sido reentrenada recientemente en derechos humanos.