Mariano Boglione es coordinador del Centro Quirúrgico del Hospital Garrahan y fue uno de los más de 100 profesionales que estuvo a cargo del procedimiento en el que tres niños fueron trasplantados en simultáneo.
En diálogo con AM750, Boglione relató los detalles de la histórica operación y sostuvo que la cirugía transcurrió "sin problemas, aunque es compleja y larga".
Un procedimiento en tiempo récord
Tras ser contactados desde un centro de salud de la ciudad bonaerense de Junín, un equipo del Hospital Garrahan, ubicado en el barrio porteño de Parque Patricios, se trasladó hacia el lugar para efectuar la ablación, una experiencia que requiere de la coordinación precisa de todos los equipos de trabajo.
El aviso que llegó desde Junín hablaba de un donante multiorgánico, por lo que se entendió que, además de un trasplante de hígado a una nena de 12 meses, podrían hacerse otros dos: uno de corazón a un nene de 4 años y otro bipulmonar, a una adolescente de 13.
"Probable operativo para una paciente de 12 meses con atresia biliar", fue el mensaje que a las 16.58 del domingo 27 de agosto llegó al grupo de WhatsApp de Trasplante Hepático del Garrahan.
Una logística coordinada
La logística de los tres trasplantes incrementó la cantidad de personal necesario, así que la cadena de mensajes continuó creciendo y convocando a equipos de distintas áreas profesionales y técnicas, llegando a involucrar a casi cien personas.
Una vez confirmada la donación, lo primero que se debió asegurar es la logística, ya que es una etapa fundamental que debe ser programada y realizada de forma muy precisa.
La precisión de la acción tuvo que contemplar que, desde que se efectúa la ablación, el tiempo de isquemia fría (el período transcurrido desde que el órgano es preservado en un estado hipotérmico hasta su trasplante en el receptor) para un corazón o pulmón es de cuatro horas, mientras que para el hígado ese periodo puede extenderse entre 24 y 36 horas.
"El problema que se planteó es que en Junín no hay aeropuerto, y tuvimos que buscar uno alternativo, en Chacabuco, y usar un avión más pequeño -turbohélice- porque era una pista de tierra", relató Boglione, quien integró la comitiva que viajó a intervenir al donante y encabezó el equipo que implantó el pulmón. Del operativo de ablación, remarcó, participaron seis profesionales, incluido el piloto.
Una vez en el Garrahan, y con el centenar de profesionales y técnicos ya preparados, comenzaron las intervenciones.
Del histórico proceso participaron anestesiólogos, instrumentadoras quirúrgicas, cirujanos y cirujanas torácicos, cardiovasculares, hepáticos, perfusionistas, hemoterapistas, neumonólogos, cardiólogos, hematólogos, asistentes administrativos, choferes y pilotos de avión, además de los equipos de soporte y cuidado post trasplante.
La familia del donante
En esa línea, Boglione destacó la actitud "remarcable" de la familia del donante, como así también el trabajo del INCUCAI para "detectar" posibles donantes compatibles con los casos a tratar.
"Es remarcable la actitud de la familia porque en el momento hay una pérdida irreparable, como es la de la muerte de un ser querido, y hay que tener en claro que hay algo que puede trascender a esa muerte, y es la donación de órganos", dijo.
"En ese momento de una pérdida irreparable está la posibilidad de dar vida a otras personas que, en muchas ocasiones, están esperando un órgano de forma desesperada", agregó.
Y destacó: "El INCUCAI lleva un trabajo excelente en detectar órganos compatibles y en hablar con los familiares sobre la importancia de la donación", destacó.
Por último, aseguró que los tres menores trasplantados "están evolucionando muy bien".