Se cumple un año del intento de femicidio que sufrió Ayyselet Gutiérrez en Ciudad de México por parte de su expareja, quien la atacó con un cuchillo y le propinó 27 puñaladas. Julio César “N”, como se identificó públicamente al agresor, todavía está libre. Junto a familiares y amigos, Ayyselet marchó a través de la emblemática avenida Paseo de la Reforma, desde el Ángel de la Independencia hasta la Glorieta de las Mujeres que Luchan, para pedir que las autoridades cumplan con la orden de detención.

"La detención de Julio César es muy importante para darme tranquilidad a mí, a mi madre y a mi hija, para que podamos salir con normalidad a la calle sin que nos lo podamos encontrar. Y también para que a ninguna mujer le vuelva a pasar", pidió Ayyselet minutos antes de iniciar la marcha.

Durante la marcha pidieron "¡Ni una más, ni una violentada más!" y cortaron algunas calles. "Mi principal grito es el de justicia. No hemos obtenido información sobre el paradero de mi agresor. Quiero que refuercen los recordatorios no solo cuando yo los pida. Y también quiero agradecer el acompañamiento de todas las que se sumaron hoy, me motiva mucho", dijo emocionada.

Su hija presenció el ataque y pidió ayuda

Ayyselet marchó acompañada de su hija, quien presenció los hechos hace un año y golpeó la puerta del departamento hasta que dos vecinas bajaron a socorrer a su madre -quien yacía en el suelo con escasos signos vitales-. Fue cuando llegaron las vecinas que Julio César dejó de atacarla y salió corriendo ensangrentado del lugar.

La joven marchó pidiendo justicia por ella y su familia pero también para todas las sobrevivientes de intento de femicidios de México. "Muchas están escondidas por miedo, vergüenza o temor a ser juzgadas. Que salgan, no están solas", dijo.

Las mujeres que acompañaron a Ayyselet entregaron a los transeúntes folletos con el rostro y la información de Julio César.

Secuelas del ataque

Julio César le propinó un total de 27 puñaladas en distintas partes del cuerpo como cabeza, mejillas, debajo del ojo, en el cuello, en el pecho, en las manos y en los brazos, en la espalda y en una pierna.

Ahora, un año después, padece múltiples secuelas y dolor permanente. Perdió la visión en un ojo, la movilidad en una mano, tuvieron que reconstruirle la lengua y parte del rostro, además, sufre de parestesia y adormecimiento en varias partes del cuerpo.

Femicidios en México

En México, diez mujeres son asesinadas por día. Además, el 56 por ciento de los femicidios quedan impunes, según la organización Impunidad Cero.