La pelea está en la calle, en la gente, casi todos están interesados. Casi todos preguntan, apuestan, vaticinan. Aún quienes antes y después, desprecian al boxeo o al menos, se desinteresan de él. Cuando eso sucede, cuando el alma popular empieza a vibrar, cuando un combate rebota de igual manera en Buenos Aires y en Tokio, en Madrid y en Johannesburgo, en Abu Dhabi y en Las Vegas, no hay dudas: se está en presencia de un acontecimiento verdaderamente grande.
“Ningún evento es más grande que este” dijo, eufórico, esta semana Stephen Espinoza, el manager general de Showtime, la cadena televisiva que transmitirá para más de 200 países y unos. Porque al regreso de Floyd Mayweather, el supercrack del boxeo mundial del tercer milenio, se le suma que delante suyo estará un ídolo de las artes marciales mixtas, el irlandés Conor McGregor, quien aceptó el reto para enfrentarlo esta medianoche a 12 rounds sobre el ring de T Mobile Arena, el estadio más moderno de la capital del estado de Nevada, con el mundo como testigo. La pelea dará comienzo entre las 0 y las 0.30 y será emitida por el canal Fox Premium Action (ver aparte).
El negocio es majestuoso: Mayweather sumará de 230 a 300 millones más a una fortuna que por lo bajo se estima en 700 millones de dólares en función de la cantidad de pantallas de pay per view que se vendan en los Estados Unidos. McGregor se alzará, por su parte, con una suma que irá de los 70 a los 100 millones que jamás soñó ganar cuando empezó su carrera dentro de las jaulas octogonales.
No habrá ningún título en juego porque Mayweather abandonó el boxeo hace dos años. De todos modos, el ganador de la contienda se llevará un cinturón despampanante: el Consejo Mundial pondrá en disputa una faja de cuero de cocodrilo que lleva 1 kilo y medio de oro 24 kilates, 3360 diamantes, 600 zafiros y 160 esmeraldas. Lujo y más lujo.
¿Puede perder Mayweather, a los 40 años, su invicto de 49 peleas profesionales con 5 campeonatos mundiales ganados en otras tantas divisiones? ¿Dará McGregorun batacazo tal que hará saltar por los aires las pizarras de apuestas de los casinos de Las Vegas, donde está 10-1 abajo? ¿Qué estilo ganará? ¿La clase del boxeador o la furia del luchador? No debe dejar de tenerse en cuenta que será una pelea de boxeo. Y que estarán estrictamente prohibidas todas aquellas armas que le son tan normales a McGregor. No podrá recurrir a las patadas, los codazos, las llaves, los estrangulamientos y los puñetazos con los que ha hecho historia peleando como pluma y ligero y como welter en la UFC.
La única ventaja que el irlandés de 29 años le birló a Mayweather es que calzará con guantes de 8 onzas en lugar de los de 10 que se emplean en la división de los welters. La cuestión es si podrá pegarle a un maestro del arte defensivo como Mayweather, dueño de uno de los mejores juegos de piernas de la historia del pugilismo. Oscar de la Hoya no tiene dudas de eso. “McGregor no le podrá dar un solo golpe en toda la pelea a Mayweather” opina el Golden Boy que algo sabe del tema.
Como dueño del espectáculo que es, Mayweather ha tomado todas las precauciones para no ser sorprendido en su propio patio. Pero peleas son peleas. Y McGregor cree que es posible correr al mundo de su eje: “Sinceramente, no lo veo pasar del primer round” arriesgó el irlandés en la última conferencia de prensa en Las Vegas. Habrá que verlo para poder creerlo.